El Diario de El Paso

Su ayuda para los necesitado­s ramificó hacia otros estados

- Sarah Johnson / Wichita Fallas / Times Record News

Wichita Falls, Texas— El 2 de enero del 2006, los vientos avivaron un fuego que avanzaba rápido a lo largo del pequeño poblado Ringgold. El fuego devoró 50 casas y chamuscó miles de hectáreas de pastizales entre Ringgold y Nocona al Sureste. Muchas habitantes se quedaron sin casa ni propiedad alguna.

Cuando León Green escuchó sobre la devastació­n desde su casa en Wichita Falls, puso manos a la obra. Green condujo a la Misión Faith –un asilo para aquellos sin casa– y preguntó si podrían regalarle algunos de los muebles que les habían donado. Cargó su tráiler e hizo ocho viajes de Wichita Fallas a Ringgold con un tráiler de plataforma.

“Ese pueblo casi fue borrado del mapa”, comentó Green al Wichita Falls Times Record News.

“Cuando pienso es eso, sus vidas enteras cambiaron ese día”.

La gente escuchaba lo que estaba haciendo Green y le donaba artículos o le daba dinero para pagar por el combustibl­e.

“Le dije a mi esposa: ‘aquí hay una necesidad verdadera’”, comentó.

Justo después del incendio de enero, Green visitó el Centro de Administra­ción de Organizaci­ones No Lucrativas y comenzó el proceso de convertirs­e en una con todas las de la ley. Para diciembre, Manos que Ayudan en Desastres era oficialmen­te una fundación sin fines de lucro.

“Creo que se espera que ayudemos en la iglesia, con el diezmo y lo que podamos”, expresó Green. “Pero no estamos limitados a ayudar en la iglesia. También se supone que ayudemos fuera de la iglesia. De usted depende qué tanto quiere ayudar”.

Comenzó a juntar muebles y otros artículos y a almacenarl­os en varios lugares de la ciudad.

En 2015, se recabó dinero para construir una bodega grande para guardar cientos de artículos que había reunido. En el edificio metálico de 7 mil pies cuadrados hay sofás, refrigerad­ores, sillas, mesas, hornos de microondas, ventilador­es, colchones, tocadores, televisore­s, videocaset­eras y lavadoras.

“Recienteme­nte recibí un cargamento ahora que el motel EconoLodge cerró cerca de la Base de la Fuerza Aérea Sheppard”, relató Green.

Normalment­e no recibe ropa, prefiere enfocarse en “llenar los huecos y rincones de una casa”.

Con su tráiler o alguno rentado, Green envía los bienes a áreas devastadas por desastres naturales, desde inundacion­es hasta incendios, tornados y huracanes.

Con su fundación Manos que Ayudan en Desastres recopila muebles y aparatos eléctricos para personas que han perdido sus casas por incendios u otros factores

Desde el 2006, ha visitado áreas destruidas por inundacion­es en Lawton, Kingfisher, Oklahoma, Plaquemine Parish, Luisiana, y aquí en Wichita Falls.

Ha viajado a Pine Bluff, Arkansas, y Joplin, Missouri, para ayudar a víctimas de un tornado. Estuvo en el Oeste de Texas, donde la gente intentaba recuperars­e de una explosión de fertilizan­te.

Recienteme­nte Green estaba listo para llevar un cargamento a la devastada Luisiana cuando un incendio avanzó por un complejo de departamen­tos cerca de la Base de la Fuerza Aérea Sheppard. Ocho familias fueron desplazada­s.

“Ayudamos a restaurar sus casas y a que volvieran a comenzar”, dijo. “Ayudamos a los locales primero”.

Antes de donar bienes localmente a través de su fundación, investiga si la necesidad es legítima.

“Me aseguro de que tengan un número de caso de la Cruz Roja”, explicó.

“Normalment­e me llaman después de que la Cruz Roja los ha colocado en algún hotel. La familia me llama y yo voy y veo las necesidade­s. Luego regreso a la bodega y comienzo a tomar de lo que tengo. Si hay niños de por medio, puede que incluya una videocaset­era y una TV más grande”.

Para los desastres naturales en otras ciudades y pueblos, Green tiene una política estricta. Carga un tráiler, conduce hacia la comunidad afectada e inmediatam­ente establece contacto con el alcalde o alguien a cargo. Normalment­e lo dirigen a un área con personal de emergencia, donde puede entregar los muebles.

“Puede que nunca vea a la gente beneficiad­a por las donaciones”, comentó Green.

“Pero así es la mejor forma. Yo no sé exactament­e en cuáles áreas donar, así que dejo que la gente que vive ahí lo distribuya como se requiera”.

Los bienes son donados por individuos, negocios, institucio­nes del estado, familias que están reduciendo su tamaño o reubicándo­se, y acuerdos de sucesión. En vez de que le lleven los artículos a la bodega, él prefiere recogerlos.

“Siempre me aseguro que sea algo útil”, explicó. “No quiero entregar algo que no funciona. Nada de basura”.

Green cree que Dios lo ha bendecido de muchas maneras y ve su función simplement­e como el intermedia­rio.

“Ha sido puro gozo para mí”, confesó. “Sólo estoy ayudando a mi hermano. Sólo soy el que entrega las cosas”.

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León Green almacena los objetos que recopila en una gran bodega y de ahí los reparte según va conociendo casos de desgracias

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