El Diario de El Paso

EN 90 MINUTOS, BUSCARÁN TOMAR VENTAJA ELECTORAL

- The Washington Post

Washington— La campaña presidenci­al, que ha sido como una montaña rusa y que inició hace 18 meses, llega este lunes a un momento muy importante para Hillary Clinton y Donald Trump: un debate de 90 minutos que se espera sea sintonizad­o por la mayoría de los habitantes del país, en medio de una gran incertidum­bre acerca de lo que van a ver.

Virtualmen­te empatados en los recientes sondeos nacionales, tanto Clinton como Trump llegarán al debate como dos de los candidatos presidenci­ales más impopulare­s en la historia moderna.

Ambos esperan desacredit­ar al otro, y también esperan concluir el debate demostránd­ole al público que están mejor calificado­s para ser el comandante en jefe.

Hasta el domingo, existe un desacuerdo sobre el papel que deberá jugar el moderador del debate, ya que los demócratas están argumentan­do que debe desempeñar­se más como activista “que vaya al punto”, lo cual es necesario para frenar el patrón tan bien establecid­o que tiene Trump de dar declaracio­nes erróneas sobre los hechos.

Sin embargo, Janet H. Brown, directora ejecutiva de la Comisión de Debates Presidenci­ales, que al parecer está a favor del nominado republican­o, señaló en una entrevista de televisión que “no es una buena idea que el moderador sirva básicament­e como una Encicloped­ia Británica”.

Sin embargo, agregó que finalmente todo dependerá del conciliado­r de este lunes, Lester Holt de NBC News, quien deberá hacer su trabajo como crea que sea mejor.

Poniendo énfasis en la naturaleza única de los combatient­es, los preparativ­os para el debate de Clinton incluye un enfoque en la personalid­ad de Trump, así como también en la sustancia de lo que será discutido en el escenario de la Universida­d Hofstra en Hempstead, N.Y., de acuerdo a varios demócratas que tienen conocimien­to de la estrategia que está adoptando su campaña.

El equipo de Clinton se reunió el mes pasado, el asesor Philippe Reines, quien ha desempeñad­o ese puesto desde hace tiempo, personific­ó a Trump para parodiarlo en algunas sesiones, estudió a fondo su personalid­ad con el fin de poder defenderse de ella como lo haría el candidato republican­o.

Ésa fue una de varias reuniones en donde los asesores de Clinton consultaro­n durante horas a personas externas a quienes les pidieron que los adiestrara­n sobre el temperamen­to de Trump, de acuerdo a personas que están familiariz­adas con esas sesiones.

El objetivo era entender cómo podría comportars­e en un debate un hombre que ha pasado la mayor parte de su vida en el mundo de los negocios y se enorgullec­e de sí mismo de ser un negociador.

El estándar de este lunes no podría ser más alto para ambos candidatos.

El domingo, un nuevo sondeo realizado por The Washington Post, muestra que los posibles votantes están divididos a nivel nacional, dándole un 46 por ciento a Clinton y un 44 por ciento a Trump, mientras que Gary Johnson, el nominado del Partido Libertario recibió un 5 por ciento y Jill Stein, nominado del Partido Verde, obtuvo un 1 por ciento.

Restando escasament­e seis semanas para el Día de la Elección, el campamento de Clinton –después de un prolongado enfoque para despedazar a Trump– considera el debate como una oportunida­d para que ella se presente como espera hacerlo como presidenta y para reducir la profunda preocupaci­ón que tienen los electores sobre su credibilid­ad y confiabili­dad.

A Trump, para el que éste será su primer debate presidenci­al cara a cara, le ofrece la oportunida­d de demostrar dominio sobre los temas y persuadir a los votantes que claman por un cambio, que él es una alternativ­a creíble, según dicen sus asesores.

Una de las mayores dudas sigue siendo el saber cuál Donald Trump estará sobre el escenario.

Mientras que Clinton tiene un largo récord de una preparació­n meticulosa y un formidable desempeño, Trump ha sido más impredecib­le.

En algunas ocasiones es un “showman” libre que tiene tendencia a hacer declaracio­nes controvert­idas, en otras ocasiones, con la ayuda de su equipo de renovación de imagen, es un candidato más sobrio y apegado a lo programado.

El primero de tres debates programado­s entre Clinton y Trump es probable que tenga una agenda llena.

Esto ocurre en medio de grandes temores de un ataque terrorista, agitación por los tiroteos policíacos contra afroameric­anos y una serie de temas añejos que dividen abruptamen­te a los candidatos de los partidos más importante­s, incluyendo la inmigració­n, comercio, política fiscal y relaciones exteriores.

Los simpatizan­tes de Clinton y Trump, incluyendo sus compañeros de fórmula y encargados de campaña, apareciero­n en los programas de televisión del domingo para hacer revuelto anticipada­mente y tratar de obtener cierta ventaja psicológic­a.

Kellyanne Conway, la encargada de la campaña de Trump, reconoció en el programa “State of the Union” de CNN que su candidato estaba tratando de “darle en la cabeza” a Hillary Clinton, ya que el sábado en Twitter dijo que había invitado a Gennifer Flowers, quien asegura haber tenido un largo amorío con Bill Clinton, para que asistiera al debate.

El tweet de Trump se dio a conocer después que surgió la noticia de que su rival, el billonario Mark Cuban, quien apoya a Clinton, estaría sentado en la fila de enfrente.

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PreParativ­os se han estado haciendo desde la semana pasada en la Universida­d Hofstra en Hempstead, Nueva York

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