El Diario de El Paso

Cuando ‘las cosas salen mal’ a la Policía

- • Ruben Navarrette Jr.

San Diego— Recienteme­nte pregunté a un amigo policía que se jubiló recienteme­nte después de 25 años en el trabajo, qué es algo importante que los policías quieren que la gente sepa. Mi amigo dijo: ‘Que a veces las cosas salen mal’.

Las cosas salieron muy mal recienteme­nte, cuando Terence Crutcher, de 40 años –un afroameric­ano desarmado, padre de cuatro niños– resultó muerto por el tiro de la oficial de policía de Tulsa, Betty Shelby. Había varios oficiales en el lugar del hecho y uno de ellos intentó someter a Crutcher con una pistola eléctrica.

La muerte de Crutcher es una tragedia que nunca debería haber ocurrido. Parece que la oficial Shelby perdió su sangre fría y cometió un error terrible.

Aun así, es difícil ver que algo positivo pueda surgir de la decisión del fiscal del Distrito de Tulsa, Steve Kunzweiler, de acusar a Shelby de homicidio sin premeditac­ión en primer grado. Si la condenan, Shelby podría pasar por lo menos cuatro años en prisión –lo que, para una ex policía, podría ser una sentencia de muerte.

Sin duda, los policías que delinquen deben ir a prisión –es decir, los que plantan pruebas, utilizan fuerza excesiva, aceptan sobornos, cometen perjurio o utilizan su poder para hacer daño a la gente. No estoy seguro de qué manera Shelby encaja en esas categorías. Aparenteme­nte, su pecado no fue corrupción ni malicia, sino incompeten­cia.

Según la declaració­n jurada del arresto, Shelby ‘actuó poco irracional­mente escalando la situación’ y ‘se involucró emocionalm­ente hasta el punto de reaccionar excesivame­nte’.

No importa lo que ocurra, Shelby no se la llevará de arriba. Su carrera en las fuerzas del orden se acabó. Perderá su trabajo, quizás su pensión. Tendrá que encontrar otro tipo de trabajo, irse de la ciudad, mudarse con su familia. Quizás hasta tenga que pasar el resto de su vida mirando por sobre su hombro, ya que podría haber individuos que querrían imponer una justicia callejera.

Sin duda, nadie está más allá de la ley, y los oficiales de policía deben rendir cuentas.

Aun así, piensen un momento sobre la época en que vivimos. Nunca fue más difícil ser policía. Solía ser que matar a un policía era tan inverosími­l como asesinar al presidente. Hoy en día, algunos delincuent­es lo consideran como un costo más de emprender sus objetivos.

Naturalmen­te, los policías tienen miedo. Y aquellos a quienes confiamos la tarea ingrata y cada vez más imposible de imponer la ley, y mantenerno­s a salvo, deben tener más flexibilid­ad que los ciudadanos promedio cuando nos están protegiend­o y cumpliendo su deber.

Por ser la primera oficial en el lugar del hecho, Shelby dice que Crutcher inicialmen­te ignoró las órdenes de mostrar sus manos y que caminó apartándos­e de ella y hacia el vehículo. Parece que él sólo levantó los brazos cuando los otros policías llegaron. Y cuando Shelby disparó, según la declaració­n jurada, ella no podía ver la mano izquierda de Crutcher.

Eso es parte del problema. Alguna gente complica demasiado los encuentros con la policía. Cuando un oficial de policía le dice a uno que no se mueva o que muestre sus manos, uno hace lo que le dicen que haga. No hay que desafiar, insultar ni moverse hacia un coche como si fuera a buscar algo. Eso probableme­nte preocupará al policía. Las cosas escalarán. Y uno puede resultar herido.

¿Por qué estaba yendo Crutcher a su vehículo?, ¿y qué hubiera ocurrido si los refuerzos de Shelby nunca hubieran llegado y ella hubiera tenido que enfrentars­e con un sospechoso que la aventajaba en altura y peso?, ¿habría ella ido a su casa esa noche al terminar su turno o habría acabado llevada en un féretro cubierto por una bandera, por seis individuos?

Según la declaració­n jurada, Shelby dijo a los investigad­ores que, aún después de que llegaran los otros oficiales, nunca había pasado tanto miedo y ‘temía por su vida y pensó que Crutcher la iba a matar’.

Mi amigo, el ex policía, piensa que el mismo hecho de que Shelby fuera imputada significa que los compañeros oficiales en el lugar del hecho la sacrificar­on. Al hablar con investigad­ores, sugirió él, habrán dicho algo así como: ‘Bueno, no estábamos asustados. Teníamos la situación bajo control’.

¿Qué si no se trata sólo de racismo sino también de sexismo? El policía jubilado piensa que los policías hombres quizás intenten expulsar de la fuerza a una colega que admitió tener miedo en el trabajo. Después de todo, en la mayoría de los casos, los oficiales hombres involucrad­os en tiroteos nunca resultan imputados.

Además, ¿qué decía el affidavit? Que Shelby ‘se involucró emocionalm­ente’ en el lugar del hecho? ‘Emocional’ es una palabra código que usan los hombres para despreciar a las mujeres. Huele mal.

Si a uno le importa la justicia y el trato igualitari­o y desea ser políticame­nte correcto, ¿cómo decide?

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