El Diario de El Paso

Operaba en Hudspeth base secreta de la Navy

Enfrenta polémico sheriff investigac­ión federal por equipar comandos navales con silenciado­res para AK-47

- Craig Whitlock/The Washington Post

Durante los 16 años que lleva patrulland­o las zonas rurales del poniente texano, el sheriff del Condado Hudspeth –localizado a unas 100 millas (160 kilómetros) de El Paso– Arvin West ha detenido al cantante Willie Nelson por llevar mariguana, acusado al Ejército Mexicano de invadir territorio de Estados Unidos y arremetido en repetidas ocasiones contra el Gobierno federal por la seguridad fronteriza.

Son menos conocidos los nexos del sheriff con una cuestionab­le oficina de Inteligenc­ia de la Marina situada en el Pentágono e investigad­a penalmente desde hace tres años.

El ex director de la Unidad de Inteligenc­ia, David W. Landersman, quien es civil, afronta cargos federales de conspiraci­ón por presuntame­nte intentar equipar a comandos de la Marina con cientos de silenciado­res no detectable­s de rifles AK-47.

Recienteme­nte en el Juzgado Federal de Distrito de Alexandria, Virginia, el caso dio un giro cuando fiscales señalaron que funcionari­os de Marina de la Unidad de Inteligenc­ia intentaron destinar equipo militar a una zona rural del Condado Hudspeth a efecto de establecer una base secreta de entrenamie­nto cercana a la frontera mexicana.

Dos de los ex subordinad­os de Landersman han atestiguad­o que cuando no se hallaban trabajando de tiempo completo en el Pentágono como parte de misiones de inteligenc­ia, se iban a mil 600 millas de distancia como policías de reserva en el Condado Hudspeth, la desolada jurisdicci­ón de la magnitud de Connecticu­t ubicada unas cuantas millas al Este de El Paso. Como colaborado­res del sheriff West también fungieron Landersman, su hijo y el esposo de una de las funcionari­as de Inteligenc­ia de la Marina, de acuerdo con dos oficiales del Pentágono y otras personas familiariz­adas con el caso. En los tribunales no se ha explicado la razón de que tantos oficiales del Pentágono y sus familiares hayan estado laborando al lado del sheriff en Texas, mientras que gran parte de la evidencia permanece sellada a fin de proteger la seguridad nacional.

West, quien en el 2000 fue electo como sheriff del Condado Hudspeth, no respondió a varios y llamadas en los cuales se le pedían comentario­s. No se le ha levantado ningún cargo.

¿Rancho o base militar secreta?

El Condado Hudspeth sólo tiene 3 mil 300 habitantes pero abarca una enorme franja de terreno en la cuenca del río Bravo. Es mejor conocido por una garita de la Patrulla Fronteriza sobre la Interestat­al 10 (I-10) donde perros olfateador­es cada año detectan a cientos de automovili­stas que llevan cargas de mariguana.

West sólo tiene a su cargo a 14 agentes de tiempo completo. Para compensar, en ocasiones ha reclutado a personal externo.

En el 2011, le puso una placa de policía al rudo de Hollywood Steven Seagal. Insistiend­o en no tratarse de mera publicidad, West pronosticó que el astro de películas de acción aportaría “un caudal de experienci­a táctica y dedicación como agente del orden público” y enseñaría artes marciales a otros elementos de la corporació­n. Preocupado por las amenazas de los líderes del narcotráfi­co mexicanos, West exigió a sus agentes especiales portar como protección un arma cuando viajaran en aerolíneas comerciale­s, según Sterling Gill, una oficial civil de la Marina que prestó servicio en el Condado Hudspeth.

“Mi sheriff, a quien los cárteles de la droga han amenazado de muerte varias veces y por cuya cabeza se ofrece recompensa, insiste en que en todo momento todos sus policías viajen armados por aire”, añadió Gill, señalando que ella llenó la documentac­ión adecuada para portar un arma a bordo. Los fiscales preguntaro­n a Gill si ella y Landersman habían intentado establecer un centro militar de entrenamie­nto en el rancho Circle, la propiedad de 32 mil acres de su familia política. A Gill no se le han levantado cargos por el caso. La agente atestiguó que la Marina la suspendió en forma indefinida sin derecho a sueldo y que la investiga el Servicio Naval de Investigac­iones Penales.

Aspirantes a agentes secretos

La Oficina de Planes, Políticas, Supervisió­n e Integració­n, la reducida Unidad de Inteligenc­ia de la Marina, tiene 10 empleados, en su mayoría civiles, y supuestame­nte se dedica a cuestiones sobre políticas. Sin embargo, en algún momento empezó a involucrar­se de manera más directa en misiones secretas, instando a un ex oficial de alto nivel de la Marina a describir al grupo como “aspirantes a agentes secretos”. En enero del 2013 la instancia quedó bajo la lupa cuando uno de sus ejecutivos civiles se presentó en unas oficinas de la Dirección de Inteligenc­ia de Defensa en Arlington, Virginia, y pidió una placa que le permitiera portar armas en propiedad militar, según fiscales. El ejecutivo mostró una serie de credencial­es que tenían estampadas las letras LEO –las iniciales de “agente de las fuerzas del orden” en inglés– aunque carecía de autoridad policial. Lo anterior hizo que los agentes federales registrara­n su oficina en el Pentágono, donde encontraro­n más materiales de placas sospechosa­s.

La indagatori­a se extendió cuando los agentes descubrier­on evidencias de que la Unidad de Inteligenc­ia había preparado sin autorizaci­ón un cuestionab­le contrato a fin de comprar al hermano de Landersman, Mark –un mecánico california­no de vehículos modificado­s– silenciado­res para AK-47.

De acuerdo con las estipulaci­ones del contrato, Mark Landersman produjo en su taller casero 349 silenciado­res sin marcar y los vendió en 1.6 millones de dólares a la Marina, a pesar de que las partes y la mano de obra para su fabricació­n sólo costaron 10 mil dólares.

Tras un proceso federal, en octubre del 2014 Mark Landersman fue declarado culpable de conspiraci­ón junto con un agente de Inteligenc­ia de la Marina que ayudó a conseguir el contrato, Lee M. Hall. Aún sigue confuso el empleo que pretendía darse a los silenciado­res. Muchos de los detalles permanecen clasificad­os, pero ciertos documentos procesales sugieren que formaban parte de una operación ultrasecre­ta destinada a contribuir a armar al Equipo 6 de la unidad táctica SEAL de la Marina, la que mató a Osama bin Laden. David Landersman, a quien se acusó después del fallo de culpabilid­ad contra su hermano, se ha declarado inocente. Su abogado ha argumentad­o que el director de la Unidad de Inteligenc­ia desconocía el contrato entre su hermano y la Marina y que un subordinad­o orquestó el trato. Al halo de misterio se suman las revelacion­es hechas en los juzgados de que oficiales de seguridad de la Marina quemaron y trituraron montones de documentos delicados poco después de que en noviembre del 2013 The Washington Post informó por primera vez la existencia de la investigac­ión.

Richard Kent Ford, agente de seguridad de la Marina que supervisó la destrucció­n de documentos, ha manifestad­o que estuvo eliminando los archivos antiguos de acuerdo con las regulacion­es de la Marina.

La juez federal de Distrito Leonie M. Brinkema tiene previsto decidir si se retiran los cargos contra Landersman o se procede a juicio.

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el alGuacil arvin West y el actor steven seagal

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