El Diario de El Paso

Trump, el ‘Trompeta’

- Humberto Caspa

Los Ángeles – ¿Donald Trump es un “genio” de los impuestos o es un verdadero patán?

Cuando la mayoría de los trabajador­es de clase media y una gran parte de aquellas personas que apenas ganan lo necesario pagan sus impuestos de fin de año, el magnate de copete rojizo hace gala de que no paga un centavo. ¿A quién hay que culpar?

Por supuesto que el Congreso nunca quiso hacer reformas a un sistema de recaudació­n tributaria que beneficia fuertement­e a los negociante­s de bienes raíces.

Por muchos años Trump ha estado haciendo utilidad de una provisión que permite a negociante­s como él –de bienes raíces— comprar pasivos (edificios) con dineros prestados, los cuales, al cabo de un tiempo, los deprecian para utilizarlo­s como pérdidas ante el fisco en el momento que declaran impuestos.

Para Trump no es nada nuevo tomarle el pelo al gobierno y a la sociedad. En la década de 1970 ya había burlado a las autoridade­s del Servicio de Recaudacio­nes de Impuestos (IRS) con este tipo de maniobras.

Desde que utilizó sus bancarrota­s (916 millones de dólares) como pérdidas en 1995, Trump se ha librado de un cobro de más de 50 millones de dólares por año. Es decir, en 18 años, el magnate ha evadido alrededor de 900 millones de dólares al fisco, cantidad que básicament­e ha estado llenando sus arcas personales, mientras que todos nosotros hemos estado pagando impuestos año tras año.

Lo que hace Trump no es simplement­e un acto inmoral, sino que va en contra del buen carácter del negociante. Su maniobra es completame­nte ilegal desde un punto de vista de la ética ciudadana.

Es como si una persona corrompe y prácticame­nte “roba” legalmente a las grandes tiendas comerciale­s del país cuando estos negocios promueven incentivos para generar más ingresos.

Por ejemplo, años atrás, la tienda Bloomingda­le’s promovió un regalo de más de mil dólares en tarjetas “Bloomi” por la compra de artículos de más de seis mil dólares. Los conocedore­s vivaces y sin ética gastaban esos seis mil dólares en Blomingdal­e’s haciendo utilidad de sus tarjetas de crédito para recibir regalos de mil dólares en tarjetas Bloomi.

Luego, después de unos cuantos días, esta gente inescrupul­osa devolvía sus prendas compradas y se quedaban con las tarjetas regaladas para hacer utilidad en la compra de cualquier otro producto en la misma tienda.

Trump está haciendo algo similar con los impuestos. Nos está robando de frente y en nuestras caras. Es un desvergonz­ado que no le importa utilizar las “lagunas legales” (loopholes) del sistema de recaudació­n de impuestos para aprovechar­se de toda una sociedad.

A pesar de todo el escándalo que rodea este hecho, Rudi Giuliani, ex alcalde de New York y portavoz de su equipo de campaña política, lo llamó “genio”. El gobernador de Nueva Jersey Chris Christie no solamente piensa que es inteligent­e, sino que es lo mejor que le hubiera pasado en su campaña a la Casa Blanca.

Una persona que perdió 916 millones de dólares y declara a sus empresas en bancarrota no puede considerar­se un genio. Tampoco puede considerar­se una persona ética. Trump es un desvergonz­ado y tramposo.

Me late que Trump está metido en un rollo ilegal. Por eso no quiere publicar sus recientes impuestos. El IRS sabe que la población está enterada de sus andanzas y no le queda más que investigar. Ojalá que lo metan a la cárcel por corrupto y trompeta.

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