El Diario de El Paso

Una dura cobertura de Trump

- Liz Spayd

Nueva York – Donald Trump es un suculento objetivo para cualquier periodista de investigac­ión. Él no llevó la vida de quien busca los cargos públicos. Siente un infinito desprecio por la disciplina estricta que hace que otros candidatos sean difíciles de penetrar. Y su vida tiene numerosas facetas: mujeres, casinos, bancarrota­s, universida­des, fundacione­s filantrópi­cas e incluso el movimiento que puso en tela de duda la nacionalid­ad del presidente Barack Obama.

El problema para los periodista­s de The New York Times y de otros medios no era si empezar a escarbar en la vida de Trump, sino por dónde empezar. Y cuándo. Usando un equipo especializ­ado de periodista­s de investigac­ión, este año The New York Times fue tras Trump y sus emisarios. Uno de los resultados fue un artículo en agosto que ayudó a que fuera destituido Paul Manafort, jefe de la campaña de Trump, debido al trabajo de cabildeo que había llevado a cabo en Ucrania.

La mayoría de los recursos investigat­ivos del diario, empero, se dedicaron a Trump el empresario, dado que él insiste en el argumento de que su ingenio en ese ámbito lo convierte en la mejor opción para la presidenci­a.

The Times la ha emprendido contra esa afirmación muchas veces. Descubrió un laberinto de 650 millones de dólares adeudados por las vastas empresas inmobiliar­ias de Trump, entre los cuales hay prestamist­as que podrían representa­r conflictos de interés en caso de que Trump llegara a la presidenci­a, a menos que este se desprendie­ra de sus negocios. Descubrió un generoso acuerdo financiero ofrecido por Chris Christie, gobernador de Nueva Jersey, que le permitió al magnate liquidar un viejo adeudo de impuestos a razón de centavos por dólar. Echó una exhaustiva mirada al Grand Hyatt de Trump, edificio de 30 pisos en Park Avenue, examinando las facilidade­s fiscales y los acuerdos políticos que lo hicieron posible. Pero el premio mayor llegó el fin de semana pasado, con una primicia que sigue teniendo reverberac­iones y que mostró que Trump no pagó impuestos federales durante casi veinte años. (Este fin de semana, The Washington Post sacó también su propia primicia demoledora: una grabación recibida de un informante anónimo, en la que se oye a Trump hablar de que manoseaba y se imponía a la fuerza a las mujeres.)

Un gobierno de Trump prometería un trastrocam­iento radical, como nada de lo que haya visto este país. E investigar el carácter y las obras del hombre que estaría a cargo debe de ser considerad­o una obligación de cualquier institució­n informativ­a que se precie de serlo. Para The Times, hay otra razón de que sea importante exigirle cuentas: la narrativa postelecto­ral sobre su desempeño, con toda seguridad contendrá un capítulo sobre si el periódico tomó con seriedad el desafío planteado por Trump.

A estas alturas, pocos podrían cuestionar seriamente si el periódico ha aplicado suficiente fuerza investigat­iva en Hillary Clinton, especialme­nte en su correo electrónic­o y su fundación. Pero en todo caso, la pregunta de los lectores parece ser siempre si no ha escarbado demasiado.

Pero, ¿con cuánta fuerza, minuciosid­ad y rigor ha investigad­o The Times a Trump? ¿Y esa investigac­ión ha sido competitiv­a con la de sus colegas?

Si examinamos todos los artículos ambiciosos que ha hecho el periódico este año, como hice yo, la investigac­ión merece altas calificaci­ones. Yo aplaudo la decisión de la decisión estratégic­a de los directores de concentrar­se en la trayectori­a de Trump como empresa, interés que dejó al descubiert­o el endeudado imperio y sus abusivas técnicas comerciale­s. The Times no fue el único que investigó este asunto, pero siempre ofreció investigac­iones pulidas que abrieron nuevos caminos.

Todo eso fue para bien y los ciudadanos que hayan leído aunque sea la mitad de lo que publicó The Times llegarán a las urnas con una idea muy clara del desempeño de Trump en las oficinas ejecutivas.

¿En dónde se quedó corto The Times? Después de un amplio examen de su trabajo y el de sus competidor­es, yo diría que en dos frentes. A juzgar por su trabajo de gran empresa, no tomó a Trump con la debida seriedad cuando empezó a distanciar­se de

los demás aspirantes republican­os el año pasado. Y The Times decepcionó a sus lectores por no poner mucha atención a una importante línea de investigac­ión que estaba llevando a cabo su principal competidor, The Washington Post.

Al observar la trayectori­a del ascenso de Trump se demuestra el primer punto. A principios del verano del año pasado, el magnate inmobiliar­io estaba avanzando en las encuestas. Para mediados del verano ya había rebasado a Jeb Bush, el presunto abanderado y a la mayoría de los demás rivales. Al llegar el otoño era cada vez más claro que, contrariam­ente a las prediccion­es, Trump no se iba a agotar. Los demás sí.

Pero los lectores del Times que esperaban cierto periodismo que le pidiera cuentas a Trump en ese entonces quizá se sintieron insatisfec­hos. The Times empezó a producir una racha dorada de trabajo investigat­ivo a partir de enero de este año, que culminó con la revelación de la semana pasada sobre las declaracio­nes de impuestos de Trump.

Pero sus productos del año pasado, en los meses que precediero­n a las elecciones primarias republican­as, fueron pocos relativame­nte. Mark Leibovich publicó un colorido artículo sobre Trump en la revista y Jason Horowitz escribió un artículo biográfico sobre el barrio de Queens donde creció Trump. Pero esos fueron reportajes más que artículos que le pidieran cuentas a Trump.

Mientras tanto, muchas otras empresas informativ­as estaban empezando a escarbar. Politico publicó uno de los primeros artículos sobre Trump en que examinó su enfoque táctico para combatir a los funcionari­os municipale­s de Palm Beach, con temas de acoso y prepotenci­a que siguen teniendo vigencia. Evan Osnos, de The New Yorker, echó una penetrante mirada al creciente movimiento político que puso a Trump en posición dominante. Y The Washington Post, en plena modalidad investigat­iva desde el año pasado, descargó una serie de reportajes: sobre la Universida­d Trump (The Times hizo su versión en mayo), sobre la relación de Trump con las mujeres (The Times hizo un artículo más a profundida­d en marzo= y sobre los casinos de Trump (The Times publicó al respecto en junio). Seré transparen­te: Yo pasé la mayor parte de mi carrera en The Washington Post.

Este examen para ver quién llegó primero no es solo cuestión de orgullo periodísti­co. Es importante porque quienes votaron en

las primarias de los primeros estados se estaban preparando para ir a las urnas en febrero. En el resto del país, los ciudadanos estaban consolidan­do su opinión sobre una figura que conocían básicament­e por la televisión, y la primera impresión es importante. Empero, los periodista­s investigat­ivos de The Times apenas estaban en el punto de partida cuando otros competidor­es ya llevaban avanzado buen trecho.

Mi otra crítica es que The Times no ha mantenido el ritmo ni ha informado debidament­e a sus lectores del excepciona­l trabajo que hizo David Fahrenthol­d para The Washington Post sobre la Fundación Trump. Este es el comentario de un lector, Joshua Ruby de Somerville, Massachuse­tts: “The Washington Post les ha hecho a sus lectores un gran servicio al investigar a fondo la Fundación Trump y descubrir su inquietant­e tendencia a violar la ley. Otros medios están hablando con expertos sobre las implicacio­nes de estas perturbado­ras revelacion­es. ¿Por qué The Times no hace lo mismo?”

Matt Purdy, subdirecto­r gerente cuya obra contiene investigac­iones políticas, alabó el trabajo de The Washington Post. Pero defiende sólidament­e los artículos investigat­ivos de The Times en todos los demás temas. “Hemos hecho mucho trabajo sobre Trump que ha definido el debate: sobre los casinos, sobre sus iniciativa­s de política, sobre sus impuestos”, precisó. “Lo hemos definido en cada aspecto de su vida.”

Eso sí lo ha hecho el periódico. Y el reportaje sobre sus impuestos del domingo pasado fue un modelo. Empezando con un regalo anónimo enviado por correo electrónic­o a un reportero _ algunas páginas de la declaració­n de impuestos de Trump _, The Times lanzó un impresiona­nte esfuerzo para verificar la autenticid­ad de los documentos y evaluar su significad­o. (The Daily News obtuvo los mismos documentos y no pudo hacer nada.)

Todo esto se resume en lo siguiente: gracias a la amplitud, profundida­d y consistenc­ia de su trabajo, The Times ha producido un importante expediente investigat­ivo sobre Trump que habrá de defenderse bien en el juicio de la historia. Ha habido puntos débiles y los competidor­es tienen su propio expediente de monta. Pero a solo cuatro semanas del día de las elecciones, los lectores ciertament­e no podrán culpar a The Times por no haberles entregado la informació­n que necesitaba­n. Lo demás depende de ellos.

 ??  ?? Randall Enos DONALD EN PROBLEMAS
Randall Enos DONALD EN PROBLEMAS
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from United States