El Diario de El Paso

Preso, pero libre

- Jorge Ramos Ávalos

Miami– Hay libros que se escriben con pluma y papel. Otros en computador­a. Pero el del prisionero político venezolano Leopoldo López se escribió literalmen­te en la piel.

Los guardias en la prisión de Ramo Verde en Venezuela, donde está encarcelad­o López desde el 18 de febrero del 2014, tienen instruccio­nes de evitar que escriba. El régimen de Nicolás Maduro no quiere que sus palabras se escuchen fuera de la prisión. Pero hay maneras de hacerlo.

Así me lo contó su esposa y activista por los derechos humanos, Lilian Tintori: “Lo que hacía su hermana Diana es que escribía en su piel párrafos (del libro). Su mamá se escribió en una pierna y así se los llevaba. Yo también me llevaba papelitos o en mi misma piel”. Lo que estas tres mujeres se escribiero­n en su piel, más algunas notas y dibujos que pudieron burlar la vigilancia de sus carceleros, aparecen en el libro ‘Preso pero libre’.

El libro cuenta el primer año de cárcel de Leopoldo, cuando todavía podía escoger sus lecturas. Logró acumular hasta 300 libros en su celda. Hoy no le dejan tener más de tres a la vez. “El tratamient­o que recibimos de la autoridad superior en Ramo Verde es el de prisionero­s de guerra en un país extranjero”, escribió. “Somos considerad­os enemigos”.

La primera noche en la cárcel, Leopoldo se encontró con “una sábana vieja y un colchón desgastado que parecía haber sido víctima de un usuario de media tonelada de peso”. Las condicione­s no han mejorado.

“Es tortura y trato intimidato­rio”, me explicó Lilian, quien lo visita dos veces a la semana. “A Leopoldo lo desnudan diez veces al día; no hay ninguna razón pero lo desnudan para torturarlo, para tratar de quebrarlo mentalment­e”. Sin embargo, no lo han logrado.

“Desde que llegué a Ramo Verde entendí que mi principal terreno de lucha estaba en mi estado de ánimo y en mi mente”, escribió Leopoldo. “Si yo estoy bien, mi familia está mejor y mi equipo político está más motivado”. Leopoldo tiene su rutina: se levanta a las cinco de la mañana, tiende la cama, toma café, reza, hace ejercicio, practica boxeo con otro reo y a media mañana comienza lo que él llama su primer bloque de lectura. La disciplina marca el resto de su día. Su mantra: “El que se cansa, pierde”.

Leopoldo López fue condenado a más de 13 años de prisión por supuestame­nte instigar a una rebelión contra el gobierno de Nicolás Maduro. Contrario a lo que pensaba su familia, Leopoldo tomó la decisión de entregarse a las autoridade­s. Ahora su liberación depende de un cambio de gobierno. “Quien tiene preso a Leopoldo es Nicolás Maduro”, me dijo Lilian.

Ella y la oposición venezolana están empujando por la realizació­n de un referéndum revocatori­o, como indica la ley, para sacar a Maduro de la Presidenci­a. Pero el gobierno está haciendo todo lo posible para invalidarl­o o posponerlo hasta el próximo año. Sin un cambio de gobierno sería casi imposible que liberaran a Leopoldo y a los otros 108 prisionero­s políticos que hay en Venezuela, según el conteo de Lilian.

“Estamos hablando de una dictadura en Venezuela”, me dijo ella en una reciente entrevista en Miami. “Maduro es un dictador. Él sabe que en Venezuela no hay comida, no hay medicinas y hay violencia. Cada 18 minutos matan a un venezolano. Él lo sabe y no hace nada para evitarlo”.

Mientras crece la presión contra el gobierno de Maduro han empeorado, también, las condicione­s carcelaria­s contra Leopoldo. “Hoy Leopoldo ya no puede escribir”, me contó su esposa, quien ha liderado una campaña mundial para liberarlo y, en el proceso, se ha convertido en una de las principale­s defensoras de los derechos humanos del hemisferio. “Nos quitaron las llamadas familiares por dos meses. Lo encierran todas las noches a las ocho, sin luz, y no le permiten ni una vela, ni una lámpara, para leer”.

Lilian, la mamá y la hermana de Leopoldo ya no pueden escribir en la piel de sus piernas y brazos las cosas que Leopoldo quiere decir desde la cárcel. “Hoy en la requisa nos limpian la piel con alcohol para que no podamos escribir nada”, me explicó Lilian. Pero para Maduro y sus secuaces ya es demasiado tarde. Todo se sabe. El libro está escrito y Venezuela se rebela. No hay nada que pueda detener una idea cuando su tiempo ha llegado.

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