El Diario de El Paso

La enfermera decidió hacerse TATUAJES DE MASTECTOMí­AS

- Ellysa González/Lubbock Avalanche-Journal

Lubbock, Texas— Ya tenía un año notando un nódulo en su seno cuando Judy Lawley se lo mostró por primera vez a su doctor. Cuando fue a su examen anual, los resultados de la mamografía salieron negativos. Su doctor le sugirió que se mantuviera atenta por si notaba algún cambio.

Cuando su doctor se jubiló, Lawley fue con otro doctor, quien ordenó que se realizara una imagen de resonancia magnética de su seno.

“Así que el siguiente domingo acudí a la iglesia para rezar”, dijo Lawley.

“Aún no tenía los resultados, y le dije a Dios, ‘Sólo dame la fuerza para cuando obtenga los resultados’”. Al día siguiente, le dieron la noticia. “Tenía cáncer de mama, en ambos senos, de hecho”, dijo Lawley.

Los eventos que se suscitaron a continuaci­ón por fortuna se dieron en el momento adecuado, según dijo Lawley en una entrevista con el Lubbock Avalanche-Journal en anticipaci­ón al Mes de Concientiz­ación sobre el Cáncer de Mama en octubre, describien­do su determinac­ión para vencer al cáncer –incluso si eso significab­a tener que perder sus senos– y deseando “poder volver a ser la misma”, utilizando un método que muchos quizás no lo relacionen con la recuperaci­ón del cáncer, ponerse tatuajes.

Lawley, una enfermera, describió lo sucedido tras sus resultados iniciales del examen de resonancia magnética, los que indicaban que tenía cáncer.

Ella salió caminando de la estación de enfermería y vio a un cirujano sentado solo revisando unos papeles.

“Era el cirujano que quería ver”, dijo. “Me dirigí a donde estaba él y había imprimido los resultados. Y le dije, ‘Hey, cuando tenga tiempo, o cuando termine lo que está haciendo ¿podría mirar esto?’

Así que de manera automática cerró su carpeta y vio los resultados y dijo, ‘¿Son de usted?’, yo dije ‘Sí, señor’. Él los miró y me dijo, ‘Usted necesita que yo la vea’”.

Treinta minutos después, ella estaba sentada en la oficina del doctor.

Se realizó una biopsia y regresó a trabajar ayudando a los pacientes.

Tras haber recibido los resultados, Lawley y su esposo programaro­n una cita para que ella se realizara una doble mastectomí­a unos días después.

Ella se sentó con sus dos hijos –uno que va al séptimo grado y otro que está en su primer año de preparator­ia– y les dio la noticia. Ellos se pusieron muy tristes, pero ella logró controlar sus emociones.

Amistad

Nancy Horn, una de las mejores amigas de Lawley, dijo que ella la había conocido cuando estaba en el noveno mes de su tratamient­o.

Las dos mujeres entablaron una muy buena relación que giraba en torno a su salud durante una caminata de tres días en Dallas patrocinad­a por Komen.

Habiendo vencido al cáncer de mama ella misma, Horn dijo que simpatizab­a con lo que la familia de Lawley estaba lidiando, y fue así que entablaron una apreciada amistad.

“Ella siempre se mostró muy fuerte”, dijo Horn. “No podía creer que ella hubiera pasado por todo eso”.

Pero Lawley nunca se dejó llevar por la autocompas­ión, y nunca tuvo miedo de morir.

“Simplement­e quería deshacerme de ello”, dijo. “Quería solucionar el problema de inmediato. No quería esperar más. Sabía que había notado el nódulo en mi seno desde hace un año. En ese entonces no sabía que se trataba de cáncer. Así que me dije a mí misma, ‘quiero que me hagan la cirugía lo más pronto posible’”.

Lawley enfrentó a la enfermedad siempre de frente y nunca miró hacia atrás.

El proceso de reconstruc­ción fue largo, dijo Lawley. Luego que le quitaran los senos, tuvo que pasar por el proceso de expansión de su piel, siendo parte de la reconstruc­ción.

“Realmente no me sentiría completa hasta que parecieran senos normales”, dijo Lawley. Fue por eso que se tatuó sus pezones.

“Escuché de personas que querían que les hicieran algo muy elaborado”, dijo Lawley. “Yo sólo quería que tuvieran la apariencia de senos normales”.

Lawley se tatuó sus pezones por medio de su cirujano plástico, dijo.

Mike Díaz, propietari­o de Sunken City Ink, dijo que él solía trabajar en el ámbito de la medicina en uno de los hospitales locales.

Los tatuajes de mastectomí­a no son una petición muy común en el mercado del tatuaje en Lubbock, dijo.

Él sospecha que muchas personas, como Lawley, piden que les hagan los tatuajes de sus pezones a sus cirujanos plásticos durante el proceso de reconstruc­ción.

Otros optan por una ruta diferente.

Al siguiente domingo fui a la iglesia y me puse a rezar. No tenía los resultados todavía pero le dije a Dios: ‘sólo dame la fuerza para cuando los obtenga’”

Judy Lawley Después de removerle ambos senos quería que sus pezones lucieran en su nueva anatomía

Se lo han pedido algunas veces

Tray Claderón, propietari­o de Black Door Studio, dijo que ha recibido algunas peticiones de este tipo en sus seis años que lleva tatuando en Lubbock.

El primero que hizo f o cinco años para una paci que quería un buen diseño, esperar hasta después de su según dijo Calderón.

“Diseñé algo para e mucho”, dijo. “Hicimos es dos meses después, tuve ot que ella me recomendó. De do, como una bola de nieve

Las personas que visita los tatuajes de mastectomí distintas a la clientela que

e hace cuatro nte de cáncer pero se quería uimioterap­ia,

a y le gustó . Luego unos as dos clientas hí fue crecien. su local para son un poco por lo regular se hacen tatuajes, dijo.

“Usualmente no tienen tatuajes”, dijo Calderón. “El que se hacen es el primero”. Los tatuajes muchas veces se hacen sobre cicatrices en la piel o laceracion­es, dijo.

Algunas mujeres solicitan que les hagan un diseño diferente, pero la mayoría de las clientas que visitan su local para tatuajes de mastectomí­a sólo quieren que tengan la apariencia de pezones.

“Las hacen sentir más completas”, dijo Calderón. “Quieren tener la oportunida­d de verse a sí mismas de la manera que solían ser”.

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 ??  ?? Posa con el distintivo de la conmemorac­ión de la enfermedad cada octubre; (derecha) en el campus de la Universida­d de Lubbock, donde estudia
Posa con el distintivo de la conmemorac­ión de la enfermedad cada octubre; (derecha) en el campus de la Universida­d de Lubbock, donde estudia

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