El Diario de El Paso

Implican en secuestro al acusado de triple homicidio

- Karla Valdez/El Diario de El Paso

Aparte de mandar matar a su esposa, su suegro y su cuñada, Samuel Velasco habría ordenado el secuestro en Ciudad Juárez de su otra pareja, para cobrarle rescate a la hermana de ella.

Eso trascendió el jueves durante el juicio por conspiraci­ón para cometer asesinato en otro país que entabló el Gobierno federal en contra de Velasco, quien presuntame­nte tramó los asesinatos para silenciar a su esposa, Ruth Sagredo Escobedo, quien iba a testificar que violó a la hija de ambos en El Paso.

Una de los testigos de la Fiscalía federal, Silvia Méndez, dijo ayer que el mismo sicario que Velasco presuntame­nte contrató para matar a los Sagredo la secuestró a ella en el 2008.

“En diciembre de 2008 yo iba llegando a mi trabajo cuando de pronto unos hombres encapuchad­os se bajaron de una Suburban, me pusieron una pistola en la cabeza y nos levantaron a mí y a una compañera”, declaró Méndez.

Méndez, quien trabajaba en el centro comercial Las Misiones en Ciudad Juárez, en una zapatearía propiedad de su hermana, describió que en todo momento los secuestrad­ores fueron “amables” con ella porque así lo había “ordenado el jefe”.

“Yo tenía mucho miedo y les pedía (a los secuestrad­ores) que no me lastimaran y me dijeron que no me preocupara que su jefe les había ordenado no pasarse de listos conmigo”, comentó Méndez en el jurado.

Con lágrimas en los ojos y la voz entrecorta­da, Méndez relató paso a paso como fueron las 13 horas que estuvo secuestrad­a y el “terror” que sintió al pensar que no volvería a ver a su hijo, el cual procreó con Velasco en el 2002.

“Tenía mucho miedo y no entendía porque a mí si no tengo dinero y solo les rogaba a esos hombres que me dejaran volver con niño, que él me necesitaba porque era muy chiquito”, expresó la mujer.

En su testimonio, Méndez dijo que cuando los hombres la subieron a ella y a su compañera a la camioneta, las obligaron a ponerse un pasamontañ­as y las tiraron al piso boca abajo para que no pudieran ver a donde las llevaban.

De acuerdo con el testimonio de la testigo, al llegar a una casa los “encapuchad­os” le dijeron que tenía que hablarle a su hermana para que pagara el rescate. Pero este dinero solo se lo pidieron a Méndez, mientras que a su compañera de trabajo la llevaron a otro cuarto.

“Solo a mi me pidieron dinero y a mi amiga se la llevaron a un cuarto diferente y solo había un colchón y comida en el piso. Lo que me dio mucho miedo fueron las manchas de sangre en el piso”, manifestó Méndez.

Luego de varias horas de tener el pasamontañ­as puesto y ante la incertidum­bre de no saber si iba a regresar sana y salva a su casa, Méndez entró en una crisis nerviosa y no podía respirar, por lo que los secuestrad­ores le quitaron “la capucha”.

“Cuando vieron que me faltaba el aire, me quitaron la capucha para que respirara bien y se decían entre ellos que había dicho su jefe que nada me podía pasar”, dijo Méndez.

Fue en ese momento cuando la mujer pudo ver la vestimenta de sus captores. “Traían camisetas Hollister y tenis Nike. Todos andaban vestidos igual”, agregó.

Cuando las esperanzas de volver a ver su hijo se esfumaban, Méndez relató que sin decir palabra los secuestrad­ores la subieron a ella y a su compañera a la camioneta y las dejaron detrás de una gasolinera.

“Mi hermana estaba ahí esperándon­os y les agradeció por no hacernos daño, pero unos carros nos siguieron para que no diéramos aviso a la Policía” expresó Méndez. Sospecha de los Velasco De acuerdo con Méndez, la comunicaci­ón con Samuel Velasco y su familia era casi nula ya que desde que antes de que su hijo naciera perdió contacto con ellos.

Por lo que le sorprendió que tanto Velasco como su hermana Dalia llamaran a la casa de la madre de Méndez.

“Dalia nunca hablaba a la casa de mi mamá y al día siguiente del secuestro y llamo y cuando contesté dijo “¿por qué contestas tu?’ como si estuviera sorprendid­a”, comentó Méndez.

Luego de contarle a Dalia sobre su secuestro, recibió una llamada de Samuel Velasco quien le pidió que cruzara a El Paso para platicar de lo sucedido.

“Me dijo que me esperaba en casa de Dalia, que quería ayudarme y platicar conmigo”, dijo la mujer, quien en todo momento evitó voltear a ver su ex pareja.

Según Méndez, al llegar a la casa de su ex cuñada, Velasco se porto “muy amable” y comprensiv­o con ella y le propuso ayudarle económicam­ente con el hijo de ambos de quien nunca antes se había hecho cargo.

“Me dijo (Velasco) que me iba ayudar a mantener a mi hijo, porque entendía lo difícil que debía ser para mí lo del secuestro”, declaró Méndez.

En ese preciso momento llegarían a la casa Emmanuel Velasco, hermano de Samuel Velasco y Alan García, el asesino a sueldo que mató a Ruth Sagredo Escobedo y su familia.

Lo que sorprendió a Méndez fue que los dos hombres iban vestidos “exactament­e” como sus plagiarios.

“Los dos traían la misma ropa (camisa Hollister y tenis Nike) que los que me secuestrar­on y cuando me vieron en la cosa los dos (Alan y Emmanuel) pusieron cara de sorpresa”, dijo.

Fue en ese momento cuando Méndez, le dijo a Velasco que no quería nada de él, que era madre soltera y que ella sola sacaría a su hijo adelante.

A pesar de que Méndez se mudó a El Paso, ya que tenia por su seguridad y la de su familia, los Velasco nunca dejaron de “acosarla”, testificó.

“Un día de la nada Dalia me llamó y me dijo que sabia me había casado y me dio santo y seña de todo y no me dijo como sabia tanto, solo dijo que se enteró”, comentó.

Dalia y Emmanuel Velasco, cómplices de los delitos cometidos por su hermano Samuel, se encentran en custodia de las autoridade­s y enfrentan cargos por conspiraci­ón para cometer homicidio en otro país. Ambos esperan su juicio el próximo mes de diciembre.

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