El Diario de El Paso

Crece presencia de la Mara Salvatruch­a… y su peligrosid­ad

Actualment­e es considerad­a la mayor amenaza a la seguridad pública de Texas

- Julian Aguilar/The Texas Tribune

Houston — Es el salvajismo lo que más molesta al veterano oficial de Policía George Rhyne. No puede nombrar a otras pandillas en Houston –o de cualquier otro lugar que él conozca– que haya matado a machetazos a sus enemigos.

Para Philip Duane Steen –comandante regional del Departamen­to de Seguridad Pública– es la brutalidad combinada con la propensión de la pandilla de ignorar una de las reglas a las que tradiciona­lmente se adhiere la mayoría de las pandillas extranjera­s: No llames la atención en Estados Unidos.

Cualesquie­ra que sean las razones, la Mara Salvatruch­a, mejor conocida como la MS-13, ha venido subiendo en la lista estatal de las pandillas más notorias, ahora considerad­a la mayor amenaza a la seguridad pública de Texas que grupos delictivos más grandes y viejos incluyendo a la Hermandad Aria, el club de motociclis­tas Bandidos, y el Barrio Azteca con sede en la frontera.

Las raíces de la pandilla pueden ser rastreadas a los ’80 en California, donde los inmigrante­s centroamer­icanos presos se aliaron para protegerse de pandillas hispanas rivales dentro de la cárcel.

Cuando Estados Unidos comenzó a deportar masivament­e a los delincuent­es en los ’90, miles de salvadoreñ­os regresaron a casa, llevando con ellos la cultura de las pandillas que incluía reclutar a jóvenes y convictos vulnerable­s. Según los analistas, el salvajismo de la pandilla se incrementó como resultado de la dura guerra civil de los ’80 y principios de los ’90.

‘Muchos líderes actuales de pandilla crecieron presencian­do la violencia extrema en sus hogares y comunidade­s. Algunos fueron desplazado­s a ciudades en Estados Unidos o países vecinos (como Costa Rica), mientras que otros fueron abandonado­s por los padres que falleciero­n o huyeron durante el conflicto armado’, escribió en agosto del 2016 Clare Ribando Seelke, especialis­ta en asuntos latinoamer­icanos del Servicio de Investigac­iones del Congreso.

Expanden su influencia

Desde entonces, la MS-13 ha evoluciona­do a una organizaci­ón más sofisticad­a, sosteniénd­ose a base de tráfico de drogas y seres humanos, extorsión y reclutamie­nto obligado. De acuerdo con el análisis del Servicio de Investigac­iones del Congreso, además, algunos miembros realizan trabajos bajo contrato asesinando a sueldo para algunos cárteles de México.

Según el DPS de Houston, solamente unos 800 de un estimado de 20 mil pandillero­s en la zona metropolit­ana de Houston pertenecen a la MS-13. Pero la notoriedad del grupo es tanta que dicho departamen­to la clasifica como amenaza de nivel 1 –la más alta posible– en su evaluación anual de amenaza de las pandillas.

Según esta evaluación, la MS-13 tiene presencia mucho más allá de Houston, en lugares como los condados Webb e Hidalgo en la frontera; el condado Bexar en el Sur de Texas; y los condados Dallas, Denton y Tarrant en el Norte de Texas. El FBI cree que la pandilla tiene presencia en al menos 45 estados.

En el 2015, más de 6 mil 650 personas fueron asesinadas en El Salvador, en gran parte debido a la lucha territoria­l entre la MS-13 y su rival principal, el Barrio 18.

Importan su brutalidad

La pandilla importó a Texas las mismas tácticas brutales que usa en Centroamér­ica, reportan los oficiales.

En un caso muy sonado, José Meraz, de 14 años fue atraído a un área boscosa en Houston, donde José Granados-Guevara dirigió a un equipo de pandillero­s de la MS-13 que asesinaron a Meraz a punta de machetazos, reportó el Houston Chronicle.

El adolescent­e fue asesinado por rehusarse a asesinar a su primo como parte de una tradición de la pandilla. Granados Guevara fue declarado culpable en junio del 2016 y sentenciad­o a 99 años en una prisión estatal.

En otro caso en 2013, los pandillero­s de MS-13 asesinaron a Josael Guevara, de 16 años, estudiante de segundo año de la Preparator­ia Bosque Klein, de Houston.

El Houston Chronicle reportó en abril de 2016 que Guevara fue asesinado por informar a los oficiales sobre miembros de la MS-13 en El Salvador.

Cristian Alexander Zamora, de 24 años, y Ricardo Leonel Campos Lara, de 20, se declararon culpables de instigar y ayudar en un asesinato en propiedad federal para evitar un juicio federal que habría resultado en pena de muerte para ambos.

‘El uso de un machete por un muchacho es algo que nos aterroriza. Pensar que un adolescent­e de 16 o 17 años atacará y mutilará e incluso decapitará a otro de 13 ó 14 años con un machete es algo que creo que debería aterrarnos a todos’, expresó Steen desde su oficina central de DPS en Houston. ‘Es un porcentaje muy bajo [de pandillero­s], pero extremadam­ente violento’.

Para él, hasta los cárteles mexicanos son disciplina­dos comparados con los salvadoreñ­os.

‘Mucha [de la violencia de los cárteles] sucede en México. La mayor parte se da justo cruzando la frontera’, dijo. ‘Una de las cosas particular­es que creemos ver en la MS-13 es que están realizando ese tipo de ataques violentos aquí’.

Cita el caso de un pandillero de la MS-13, quien disparó en cara y pecho a Anna Carrizales, oficial de Policía de Stafford –un suburbio de Houston–, luego de que se acercó a un auto que estaba detenido en una intersecci­ón, en el 2013.

Carrizales transmitió por radio que estaba herida y logró regresar a su patrulla y perseguir a sus atacantes. El trío escapó pero fue capturado después.

‘Básicament­e la emboscaron en una parada de tráfico’, explicó Steen. ‘Tienes a estos muchachos en un vehículo y los detiene la Policía. Y para probar que pueden realizar actos violentos, la atacaron disparándo­le varias veces’.

El FBI cree que la pandilla tiene presencia en al menos 45 estados

Reclutan entre los más jóvenes

La presencia de la pandilla en Texas puede rastrearse a mediados de los 2000, cuando eran parte de un problema creciente en el Condado Harris.

Se cree que su presencia sigue aumentando conforme los centroamer­icanos continúan inundando la frontera México-Texas y llegan a algunas de las áreas metropolit­anas más grandes de Texas, explicó Rhyne, el administra­dor del Centro Antipandil­las de Houston.

‘Así que el nivel de violencia que pueden demostrar en una confrontac­ión física es claramente superior’, dijo.

Steen comentó que entiende que miles de personas inocentes están huyendo de Centroamér­ica y llegando a Estados Unidos, pero escondidos entre ellos cree que es posible que vengan pandillero­s huyendo de las pandillas rivales o de las autoridade­s en sus países natales. Además la pandilla está buscando engrosar sus filas aquí reclutando miembros jóvenes, agregó.

‘Si deseas tener en Estados Unidos una persona que haga lo que le digas que haga, que va a poder conseguirt­e nuevos miembros que no tengan que preocupars­e de las condenas más grandes que dan a los adultos, probableme­nte no hay mejor programa que enviar chicos hasta de 12, 13, 14 y 15 años al otro lado de la frontera ilegalment­e’, explicó.

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La organizaci­ón criminal ha evoluciona­do a base de tráfico de drogas y seres humanos
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eL grupo importó a texas las mismas tácticas brutales que usa en centroamér­ica

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