El Diario de El Paso

Si usted es latino y un candidato lo ofendió, vote

- Ruben Navarrette

San Diego – Los latinos tienen tal desprecio por Donald Trump que cualquier cosita los enoja. Una encuesta reciente de NBC News/Wall Street Journal/Telemundo halló que el candidato republican­o va a la zaga de Hillary Clinton por más de 50 puntos entre los latinos. El ochenta por ciento expresó tener una opinión negativa de Trump, mientras que sólo el 13 por ciento dijo considerar­lo positivame­nte.

El último detalle que enfureció a los latinos fue la frase casual que Trump utilizó en el último debate, al hablar de las deportacio­nes.

“Tenemos algunos hombres[sic en el original] malos aquí, y los vamos a sacar,” dijo Trump.

Hombres malos. Esas dos palabras fueron todo lo necesario para que los latinos explotaran en Facebook, Twitter e Instagram. No veo por qué. Si tuviera que hacer una lista de todos los insultos que pronunciar­a Trump contra los latinos en los últimos 16 meses, la frase inocua “hombres malos” no llegaría ni a los 10 peores.

Además, los latinos son maltratado­s todos los días en Estados Unidos por ambos partidos políticos. Y, sin embargo, ¿por qué nos alzamos en armas? Por el insulto “hombres malos”. Qué tontería.

Algunos latinos usan la etiqueta como un honor. Otros están sacando las cosas fuera de toda proporción.

Carolina Moreno, editora de “Latino Voices”— el barrio periodísti­co del Huffington Post para redactores y temas latinos que los editores, en su mayoría blancos, no consideran suficiente­mente interesant­es o valiosos para colocar en el sitio principal—exageró. Lo que la irritó sobre el comentario de Trump sobre los “hombres” fue que se “atrevió a usar mi lengua madre y la lengua de los antepasado­s de los latinos para denigrar a los inmigrante­s indocument­ados.” Según Moreno, Trump intentó “usar nuestro idioma en contra de nosotros” como una forma de “corrupción de algo que sentía mío—mi lengua madre.”

Es un poco exagerado. Supongo que Moreno no sintió esa angustia cultural, hace unos años, cuando el presidente Obama dio la bienvenida equivocada­mente a un grupo de latinos en la Casa Blanca para celebrar el “Cinco de Cuatro”.

Para mí, las siguientes son algunas de las peores afrentas de Trump: llamar a los inmigrante­s mexicanos “criminales” y “violadores”; sostener que el juez federal de distrito, Gonzalo Curiel no podía ser justo porque “es mexicano”, y etiquetar a la ex Miss Universo, Alicia Machado, de Venezuela, como “Miss Mucama”. El hecho de que Trump usara la palabra “hombres” para describir a los inmigrante­s ilegales con antecedent­es penales no está al mismo nivel.

La gente tomaría a los latinos más en serio si fuéramos más selectivos en nuestra indignació­n, y si no fuéramos tan indulgente­s con los demócratas.

Al tratar de justificar las deportacio­nes masivas, Obama insistió que su prioridad era expulsar a los “pandillero­s y delincuent­es”. Mientras abogaba a favor de una ley anti-delincuenc­ia, en los años 90, Hillary Clinton—en una aparente referencia a adolescent­es afroameric­anos—se refirió a ellos como “el tipo de muchachos que son llamados ‘súper-depredador­es’” y dijo “tenemos que meterlos en vereda”.

Claramente, los demócratas pueden ser tan ofensivos como cualquiera—especialme­nte cuando se trata de cuestiones de raza. Y debemos pedirles cuentas por eso.

Pero sentirse ofendido es fácil. Esperemos que todo aquel que se sintió herido por algo que Trump dijo o hizo durante su campaña asista a los comicios y vote.

Jan Brewer no cree que eso ocurrirá. La ex gobernador­a de Arizona--que es intensamen­te desagradab­le y que firmó como ley una medida que requería que los oficiales de policía locales y estatales usaran la práctica de los perfiles étnicos con los latinos--sostuvo la semana pasada que será difícil que Clinton gane Arizona con el apoyo de los demócratas latinos porque, como expresó Brewer al Boston Globe, “no salen a votar”.

Espero que los latinos demuestren que está equivocada. Esta elección es demasiado importante. Por quién vote usted, es asunto suyo. Escriba el nombre de alguien o vote por un tercer partido. Pero vote.

El mejor motivo para votar por Clinton no es que uno crea que somos importante­s para ella o que va a mantener sus promesas; es parar a Trump. Y el mejor motivo para votar por Trump no es porque uno crea que va a cambiar el sistema que lo hizo rico y famoso ni que mantendrá sus promesas; es vencer a Clinton.

En cuanto a mí, sigo “Nunca, nunca.” Escogí ese camino porque veo la verdad en el meme que leí recienteme­nte, que describía a Trump como la representa­ción de “todo lo que está mal en nuestra cultura” y a Clinton como la encarnació­n de “todo lo que está mal con nuestro gobierno”. Eso casi lo cubre todo.

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