La crisis intelectual conservadora
El terreno intelectual de los conservadores ha cambiado en trés importantes formas desde los días de los pensadores principales como William Buckley, allanando el camino hacia la ruina del Partido Republicano.
Primero, las charlas en radio, TV por cable, e internet han convertido la opinión conservadora en una empresa de mercado masivo. Las revistas pequeñas han resultado abrumadas por Rush O’Reilly y Breitbart.
Las voces conservadoras dominantes hoy en día tratan de dirigirse a la gente por millones. Te ganas la atención de los medios masivos a través de una histeria perpetua y polémicas muy sencillas, y explotando el resentimiento social.
En busca de la audiencia masiva de la derecha, el conservadurismo ha hecho su mejor esfuerzo por volverse ofensivo hacia la gente que valora la educación, y desprecia la furia hecha para la TV.
Es irónico que una tendencia intelectual que promueve los mercados libres sea arruinada por las fuerzas del comercialismo, pero es la verdad esencial. El conservadurismo se fue mercado abajo en busca de ganancias. Resultó tragado por su propio complejo político-medios anti-intelectual — desde Glen Bleck, pasando por Sarah Palin hasta Donald Trump. Como resultado, Hillary Clinton lleva la delantera entre los graduados universitarios blancos por 52 contra 36 por ciento.
En segundo lugar, los maestros de la opinión conservadora comenzaron a valorar más la política que cualquier otra cosa. La escencia misma del conservadurismo es la creencia de que la política es una actividad limitada y que los planos más importantes son pre-políticos: consciencia, fe, cultura, familia y comunidad. Pero recientemente el conservadurismo se ha vuelto más el arma parlante del Partido Republicano.
Entre los conservadores sociales, por ejemplo, la fe algunas veces parece venir en segundo lugar después de la política, las escrituras después de las guías para votar. Hoy en día, la mayoría de los blancos evangélicos están dispuestos a hacer a un lado sus valores cristianos de humildad, caridad, y gracia en pro de una victoria política para Trump que asegure sus derechos en medio de los valores sociales cambiantes. De acuerdo con una encuesta del Instituto Público de Investigación sobre las Religiones, el 72 por ciento de los blancos evangélicos cree que una persona que es inmoral en su vida privada puede ser un líder nacional efectivo, algo que asemeja más a Macchiavello que a Mateo.
Conforme el conservadurismo se ha convertido en un movimiento propagandista partisano, se ha vuelto menos vibrante, menos creativo y menos efectivo.
Eso nos lleva al tercer gran cambio
Cegados por la rígida retórica anti-gobierno del Partido Republicano, los conservadores se vieron lentos en reconocer, y más lentos en buscar resolver los problemas sociales centrales de nuestro tiempo.
Por años, los estadounidenses de las clases media y trabajadora han estado sufriendo de sueldos estancados, escasez de oportunidades, aislamiento social y fragmentación de la familia. Envuelto en ideas de los años de Reagan, el conservadurismo no tenía algo que ofrecer a esta gente porque no creía en usar al gobierno como una herramienta para el bien social. La demagogia de Trump llenó el vacío.
Es una historia triste
Confieso que estoy optimista por un resurgimiento conservador. Eso es debido a una observación que el escritor Yuval Levin hizo: Que mientras la mayoría de los progresistas locos son jóvenes, la mayoría de los conservadores locos son viejos.
El conservadurismo va descarriado ahora por sus miembros más viejos, pero su gente joven es grandiosa. Es difícil encontrar a un evangélico joven a quien le agrade Donald Trump. La mayoría de los conservadores jóvenes se sienten a gusto con la diversidad étnica, y están cansados del complejo político-medios de Fox News. Las mejores ideas del conservadurismo están llegando de los conservadores jóvenes quienes han diseñado un plan ambicioso de gobierno completamente ignorado por Trump. Una derrota Republicana podría limpiar un montón de malas estructuras y abrir campo para nuevo crecimiento. Era bueno ser un joven conservador en aquellos años. Es grandioso ser uno justo ahora.