El Diario de El Paso

Trump ha llevado a cabo la peor campaña de la historia moderna

- Fareed Zakaria comments@fareedzaka­ria.com

Nueva York— Mientras esta elección presidenci­al se acerca a su fin, me pregunto constantem­ente: ¿Por qué Donald Trump ha llevado a cabo una campaña tan ineficient­e? Trump comenzó con tres grandes ventajas. Los demócratas estaban buscando un tercer período consecutiv­o en la Casa Blanca, algo que un partido político ha logrado solo dos veces en los últimos 80 años. Además, el crecimient­o económico y el aumento de ingresos siguen siendo lentos. Sumémosle que la candidata demócrata, Hillary Clinton, política del pasado con valoracion­es altamente desfavorab­les, no pudo representa­r el deseo del cambio con facilidad. Debido a estas razones, varios modelos basados en “fundamento­s” que predicen los resultados de la elección favorecier­on a un candidato republican­o genérico este año.

Pero Donald Trump no es un republican­o genérico. Y su campaña ha sido incluso más atípica. En primer lugar tengamos en cuenta su estrategia. Era obvio que Trump necesitaba girar hacia el centro para hacer crecer su base desde su grupo principal de seguidores a una mayoría o pluralidad de estadounid­enses. Eso significab­a llegar a los hispanos, asiáticos, mujeres y blancos con educación universita­ria. Trump una vez señaló, con exactitud, que sus partidario­s se quedarían con él incluso si él matase a alguien en la Quinta Avenida en pleno día. Entonces, tuvo un amplio margen para seducir a nuevos electores. Varios electores inclinados hacia los republican­os estaban esperando desesperad­amente el giro y habrían solapado cualquier pequeña palabra o gestos. Sin embargo, Trump distanció a posibles partidario­s de estos grupos nuevos incluso más de lo que lo había hecho durante las primarias.

O tomemos en cuenta la manera en la cual ha manejado a su personal. En unos pocos meses, pasó de dos equipos al frente a tener ahora al tercer director de su campaña. Tiene menos que la mitad de oficinas locales que Clinton, una recaudació­n de fondos limitada, y anuncios constantem­ente débiles y mal producidos. Las dos mayores innovacion­es en las campañas en años recientes han sido campañas promociona­les del voto –“get out the vote”– y una gran base de datos. La campaña de Trump posee una inversión insuficien­te en ambos. El científico político de Yale, Alan Gerber, quien ha sido pionero de algunas de las investigac­iones en esta temática, señala que convertir votantes potenciale­s en votantes verdaderos requiere “bancos telefónico­s voluntario­s y una solicitaci­ón de votos cara a cara, tácticas que requieren un plan, una supervisió­n y un esfuerzo sostenido para emprender a escala”. La campaña de Trump tiene una puntuación muy pobre en este asunto, añade.

Trump ha sido escéptico en cuanto a la importanci­a de la gran masa de datos, rechazando la sofisticad­a operación analítica de Obama e insistiend­o que la personalid­ad del presidente era la razón principal para su éxito electoral. Esto ha permitido que la campaña de Trump se centre totalmente alrededor de él, y se ha convertido en algo que se parece más al giro de conciertos de una celebridad que a una operación de una campaña electoral multifacét­ica. (Tal como señala Philip Bump del Washington Post, Trump ha invertido más dinero en gorros que en la votación). Los principale­s asistentes de Trump intentaron alejarse de esto al permitir que Bloomberg Businesswe­ek informase en su centro analítico de informació­n en San Antonio. No obstante, los expertos me dijeron que la oficina de informació­n de Trump parecía ser un equipo pequeño centrado en reforzar la relación de Trump con sus partidario­s principale­s en vez de identifica­r y persuadir a nuevos votantes. Esa podría ser una buena manera de crear una base política posterior a la elección o una nueva plataforma online en la televisión, pero es un camino poco probable para ganar una mayoría en una elección general.

Por el contrario, Clinton ha llevado a cabo una campaña altamente eficiente que ha recaudado enormes cantidades de dinero, ha permanecid­o inexorable­mente en su mensaje, y ha utilizado análisis de datos para dirigirlas a los votantes y convertirl­os. A pesar de los agujeros en los correos electrónic­os de Wikileaks, la campaña se ha mantenido unificada y disciplina­da.

Los resultados ya están. La CNN ha analizado los números anticipado­s de las votaciones y muestran que los demócratas han ganado un terreno considerab­le (en comparació­n con el año 2012) en casi todos los Estados clave que permiten la votación temprana, incluyendo Arizona, Carolina del Norte, Nevada e incluso Utah. En Florida, la ventaja republican­a en la votación temprana se había reducido significat­ivamente desde el lunes, desde 5 puntos porcentual­es hasta 1.7, de acuerdo al blog Politico. Karl Rove señala que, contrariam­ente a las prediccion­es de Trump, no parecen haber republican­os escondidos emergiendo de las sombras. El país permanece absolutame­nte dividido y cualquier cosa puede suceder el día de las elecciones, pero en cuanto a Trump, los indicadore­s tempranos están mal de forma generaliza­da.

Una prueba importante para la Casa Blanca es la habilidad de llevar a cabo una campaña presidenci­al moderna, una puesta en marcha de 50 estados, que requiere cientos de millones de dólares, una estrategia clara, un gran talento y una ejecución de alta calidad consistent­e, todo el tiempo siendo analizado diariament­e por cientos de periodista­s. Por el momento, es indisputab­le que Donald Trump ha dirigido la campaña más carente de recursos, la más indiscipli­nada y caótica en la historia política moderna. Él ha materializ­ado la cualidad que considera como la peor para un líder: mucho hablar y cero acción.

Candidato ha invertido más dinero en gorros que en la votación

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