El estrés, el costo de las elecciones 2016
Para cada uno de los candidatos de las elecciones 2016 –Hillary Clinton y Donald Trump–, el costo de las elecciones fue de varios cientos de millones de dólares. Sin embargo para el resto de la población, no sólo de los Estados Unidos sino de México y tal vez de otros países del mundo, el costo de las elecciones ha sido un poderoso estrés.
El primer causante del estrés fue Donald Trump. Sus comentarios ofensivos contra los mexicanos, musulmanes, afroamericanos y las mujeres provocaron ira e irritación –poderosos causantes del estrés– en todos estos grupos.
Con respecto a los mexicanos, recordemos que Trump dijo que México había enviado a los Estados Unidos narcotraficantes, violadores y asaltantes; declaró que iba a construir un muro en toda la frontera con México, y que México lo pagaría; que iba a deportar a los once millones de inmigrantes ilegales residentes en los Estados Unidos, de los cuales la mayoría son mexicanos; y ofendió al juez federal Gonzalo Curiel diciendo que aunque había nacido en los Estados Unidos, por ser de descendencia mexicana, no tenía la habilidad de ser objetivo.
En segundo término, Trump ofendió a los musulmanes, diciendo que Estados Unidos debería prohibir la entrada al país de todas estas personas, porque podrían ser terroristas.
En tercer lugar, Megyn Kelly –la coordinadora del primer debate Trump–Clinton– recordó a Trump los insultos que éste había hecho a las mujeres: ‘las mujeres son marranas gordas, perras, slobs (dejadas) y animales repugnantes’.
A los afroamericanos los ofendió, primeramente asegurando que Barak Obama –el primer presidente afroamericano de los Estados Unidos– no era ciudadano norteamericano, porque no había nacido en los Estados Unidos. Posteriormente hacia el final de su campaña retractó esta aseveración. También comentó que los barrios afroamericanos eran ‘zonas de guerra’, y que sólo se veían fracasos alrededor de ellos.
Un estrés adicional que Trump causó a sus seguidores fue el de aseverar que las elecciones presidenciales habían sido ‘rigged’ (amañadas), y que habría múltiples fraudes electorales para que él perdiera, y Hillary Clinton ganara.
Y ahora que Trump ha sido electo presidente, sigue casando estrés, porque no se sabe cuáles de sus propuestas cumplirá: la construcción del muro con México; la deportación de los mexicanos ilegales; la exclusión del ingreso a los Estados Unidos de los musulmanes; la derogación (‘repeal’) del Obamacare, que actualmente ha asegurado a 20 millones de personas que anteriormente no tenían seguro; y la derogación del tratado de libre comercio de América del Norte (North America Free Trade Agreement), que perjudicaría a México y Canadá.
Por su parte, Hillary Clinton también causó estrés, no tanto por los comentarios que hizo en sus discursos, sino por el uso indebido de su ordenador personal que utilizó para el envío de correos electrónicos oficiales. Este hecho causó severas críticas no sólo de parte de Donald Trump, sino de otras personas. Y todo lo anterior fue indudablemente estresante para los seguidores de Hillary muy especialmente la aseveración, hecha casi en los últimos días anteriores a las elecciones por parte del jefe de la FBI, que habían sido descubiertos nuevos correos electrónicos de Hillary en la computadora de Anthony Wiener, persona que había enviado correos electrónicos indecentes a una adolescente.
Ya que hemos comentado extensamente el tema del estrés, ahora cabe hacer la pregunta ¿qué es el estrés? El concepto de estrés fue descubierto por el médico húngaro Hans Selye, quien encontró que agentes muy diversos –biológicos, psicológicos, ambientales y enfermedades– provocaban la misma respuesta en el organismo: la producción de las hormonas cortisol y adrenalina, ambas procedentes de las glándulas suprarrenales (localizadas en la superficie de los riñones).
La primera –la adrenalina– se produce cuando el cerebro percibe una amenaza, y provoca una serie de respuestas para responder: 1) incrementos del flujo sanguíneo a los músculos; 2) incremento de la descarga de sangre del corazón; 3) elevación de la presión arterial; 4) dilatación de las pupilas; y 5) elevación de la glucosa (azúcar) sanguínea.
La segunda –el cortisol– también tiene varios efectos dañinos para el organismo: 1) úlceras estomacales y duodenales; 2) elevación de la glucosa sanguínea; 3) disminución del sistema inmunológico, con incremento de la susceptibilidad a las enfermedades infecciosas, y en algunos casos también al cáncer; 4) pérdida de la memoria; 5) reducción de la formación de los huesos, haciendo a las personas estresadas más susceptibles a la osteoporosis; 6) reducción del colágeno (la substancia que protege el roce de los huesos en las articulaciones), con incremento del riesgo de osteoartritis; y 7) mayor dificultad para la cicatrización de las heridas.
Existen dos tipos de estrés: el agudo y el crónico. Ambos provocan la misma respuesta al estrés, es decir la producción de las mismas hormonas –adrenalina y cortisol– con los mismos efectos. El estrés agudo surge cuando una persona enfrenta lo que le parece una grave e inmediata amenaza para a su bienestar; esto provoca la respuesta conocida como ‘luchar o huir’. Si la amenaza desaparece, los efectos del estrés terminan, y el organismo vuelve a la normalidad sin dejar daños. Por el contrario, cuando las causas del estrés son continuas, surge el estrés crónico, con los daños causados por la adrenalina y el cortisol descritos anteriormente.
Entonces, ¿cuáles son los tipos de estrés involucrados en las elecciones del 2016? Se puede considerar que durante las campañas presidenciales, el estrés fue del tipo crónico. Sin embargo, cuando Donald Trump fue electo presidente, para muchas personas el estrés se convirtió en agudo. Esto se ha visto por las múltiples manifestaciones que ha habido en muchas de las grandes ciudades del país –Nueva York, Chicago, Los Angeles, San Francisco, Denver, etc.– protestando la elección de Trump.
Muchos medios comentaron que las elecciones del 2016 fueron únicas en toda la historia de los Estados Unidos por la gran división que causaron entre los grupos liberales y conservadores del país.
Así pues, es lamentable que muchas personas ya hayan sufrido, estén sufriendo y continuarán sufriendo los daños causados no solamente a su salud física, sino también a su salud mental.