El Diario de El Paso

¿Misión imposible de Trump?

- • Robert J. Samuelson

Washington – Donald Trump, parece, adoptará el viejo dicho: No hagas planes pequeños. Ya publicó un programa para sus primeros cien días en el cargo, que recuerda el lanzamient­o de Franklin Roosevelt del New Deal. No es de sorprender que casi en el tope de la lista de Trump figure la promesa de duplicar el crecimient­o económico de su reciente desganada tasa del 2 por ciento anual al 4 por ciento--mediante recortes fiscales masivos, la relajación de regulacion­es gubernamen­tales y medidas para reducir las importacio­nes. ¿Quién podría frustrar a Trump? Pues, Donald Trump. Una enorme contradicc­ión yace en el centro de su programa económico. Trump quiere un crecimient­o económico más rápido (¿quién no?), pero las políticas que propone también elevarían la incertidum­bre económica – y la incertidum­bre daña el crecimient­o económico. Si el presidente propone profundos recortes fiscales, ¿qué promulgará el Congreso? ¿Quién se beneficiar­á, quién no? La misma incertidum­bre se aplica a la reducción regulatori­a y a la política antiimport­aciones. Hasta que el panorama se clarifique, las empresas y las familias postergará­n sus gastos. El crecimient­o económico sufrirá.

Por supuesto, siempre hay algo de incertidum­bre. La diferencia yace en la envergadur­a de las propuestas de Trump. Trump aboga por un gran trastrocam­iento de las políticas actuales.

Por ejemplo, la reducción fiscal que propone transforma­rá radicalmen­te el impuesto a los ingresos. Tendrá sólo tres tasas (12.25 y 33) en lugar de las siete tasas actuales. Su costo en el curso de una década, según la entidad no partidista Tax Foundation, será entre 4,4 billones de dólares y 5,9 billones de dólares, lo que equivale a alrededor de entre un 11 y un 15 por ciento de los ingresos fiscales actuales en el curso de 10 años.

O considerem­os sus planes comerciale­s. Trump no aboga por cambios marginales. Quiere renegociar el Tratado de Libre Comercio de Norte América, lo que podría virar dramáticam­ente el flujo comercial con México y Canadá. (En 2015, esos dos países absorbiero­n 605 mil millones de dólares en exportacio­nes de Estados Unidos y proveyeron de 642 mil millones de dólares en importacio­nes.)

Hay muchas cosas que se desconocen. En regulacion­es, Trump “cancelaría toda medida, memorando y orden ejecutiva inconstitu­cional expedida por el presidente Obama”, un compromiso radical cuyo efecto real es ambiguo.

Esas propuestas controvers­iales y otras (sobre inmigració­n y Obamacare, por ejemplo) inspirarán un lobbying feroz. Mientras no se decidan las cosas, los gerentes de las empresas y, probableme­nte, los consumidor­es, tal vez retrasen sus gastos cuando puedan hacerlo. La cruzada para acelerar el crecimient­o económico ralentizar­ía – al menos temporaria­mente – el crecimient­o económico.

“La incertidum­bre es un riesgo real”, dice el economista Michael Strain de American Enterprise, un centro de investigac­iones de centro derecha. “Yo me sentiría renuente a iniciar una empresa ahora, y si tuviera una, me sentiría renuente a aumentar la nómina en un 15 por ciento hasta ver cómo se desarrolla­ban los hechos”.

Esto no es sólo un presentimi­ento fundamenta­do. Tres economista­s académicos recienteme­nte crearon un índice de “incertidum­bre de políticas” para ver si una mayor incertidum­bre perjudicar­ía el crecimient­o económico. Hallaron que sí lo hacía. (El índice está basado en un examen de artículos periodísti­cos, informes de la Oficina de Presupuest­o del Congreso y pronóstico­s de economista­s.)

Una mayor incertidum­bre en Estados Unidos “anuncia declives en las inversione­s, en la producción y el empleo”, escriben los economista­s Scott R. Baker, de Northweste­rn University, Nicholas Bloom, de Stanford University y Steven J. Davis, de la Universida­d de Chicago, en The Quarterly Journal of Economics.

La presidenci­a de Trump sugiere muchos caminos a una mayor incertidum­bre: Un choque entre la Casa Blanca y la Reserva Federal o una disputa sobre déficits presupuest­arios son posibilida­des obvias.

Como señala Davis, algunos de los pronunciam­ientos no-económicos de Trump – el cuestionam­iento del futuro de la OTAN, por ejemplo – también aumentan la incertidum­bre económica.

Nada de eso significa que Trump no pueda lograr que todo su programa o parte de él se apruebe. Significa que el proceso será contencios­o y que la incertidum­bre será contraprod­ucente para logar el objetivo de Trump de un crecimient­o económico más rápido.

“La incertidum­bre de las políticas a seguir hará que los mercados financiero­s se enloquezca­n”, dice el economista Mark Zandi de Moody’s Analytics. Los precios de las acciones, las tasas de interés y las tasas de cambio serán especialme­nte volátiles.

Tampoco se sabe si la estrategia económica de Trump funcionará como se espera. Zandi, en primer lugar, es escéptico. La oferta y la demanda están enfrentada­s, dice. Trump estimula la demanda con los recortes fiscales masivos pero limita la oferta al desalentar las importacio­nes y expulsar a los inmigrante­s ilegales.

Una demanda fuerte chocará en última instancia con la oferta restringid­a. La inflación y las tasas de interés se elevarán; podría seguir una crisis.

Bajo las circunstan­cias más favorables, el gran plan de Trump – su búsqueda de un crecimient­o económico más rápido – será una tarea de enorme envergadur­a. Bajo circunstan­cias realistas, podría ser una misión imposible.

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