Quieren republicanos desaparecer el Medicare
Washington–Este-Thanksgiving, mientras doy gracias por mi Medicare, el vocero Paul Ryan y su congreso republicano están tramando activamente a fin de desmantelarlo.
Medicare es el seguro médico que el Gobierno brinda a las personas de 65 años o más, así como a quienes padecen discapacidades tan serias y permanentes que no pueden ganar suficiente para mantenerse. Entre esos dos grupos sumamos un total superior a los 55 millones de personas. Sondeo tras sondeo muestra que la cobertura de Medicare nos encanta a quienes contamos con ella.
Otros países industrializados tienen lo que representa un Medicare para todos. Los habitantes de dichos países disfrutan atención médica como un derecho, desde la cuna hasta la tumba. Pero no aquí. Y quienes sí tenemos Medicare podríamos no tenerlo por mucho tiempo si se salen con la suya los republicanos que acaban de asumir el poder.
El presidente Franklin Roosevelt apoyó que el Gobierno proporcionara seguro médico universal —básicamente, Medicare para todos. Estableció un grupo interinstitucional de trabajo destinado a diseñar una propuesta de seguro médico universal como parte del Decreto de Seguro Social de 1935. Sin embargo, al final temió que quienes veían el mundo como lo ven los republicanos actuales y aborrecen la idea de brindar seguro médico gubernamental aprovecharan la propuesta para derribar la iniciativa completa sobre el Seguro Social. Así que no presionó. También el presidente Harry S. Truman respaldó la idea. Impulsó fuertemente lo que hubiera sido un Medicare para todos, pero nunca tuvo éxito.
Aprendiendo de dichas dificultades previas, el pragmático presidente Lyndon Johnson, quizá el legislador más efectivo de todos los tiempos, decidió asumir un enfoque gradual. Sus asesores debatieron empezar con los niños, pero optaron por los adultos mayores. Éstos no sólo votan, sino que ya existía el Seguro Social, el programa diseñado para ofrecer seguridad económica en la tercera edad. Todos reconocieron la inexistencia de la verdadera seguridad económica, si los jubilados se encontraran a una enfermedad o un accidente de la quiebra. Y la inquietud en torno a la quiebra era real. Antes de Medicare, la mayoría de los adultos mayores no podían costearse un seguro médico. Los que sí podían pagaban tres veces más que la gente joven, a pesar de tener, en promedio, la mitad de ingresos.
Por lo tanto LBJ empezó con Medicare, esperando que poco después le siguiera Medikids. Posteriormente, sólo sería cuestión de cerrar la brecha en las edades. Le edad inicial a fin de calificar para Medicare se reduciría poco a poco a partir de los 65. Y la edad en la cual los menores ya no quedarían cubiertos por Medikids podría elevarse gradualmente. Hasta que se encontraran a la mitad y todos tuviéramos Medicare.
Pero no es lo que ha sucedido. Unos cuantos años después, el presidente Richard Nixon sí amplió el Medicare para cubrir a las personas con discapacidad. Pero el presidente Jimmy Carter, quien contendió como alguien externo a Washington, no abonó al legado del New Deal y la Gran Sociedad, así que ya no se hicieron mayores progresos hacia Medicare para todos. El presidente Bill Clinton pudo haber propuesto aumentar el éxito de Medicare, pero no lo hizo.
Clinton luchó por incrementar la cobertura del seguro de salud, pero, diciéndose demócrata nuevo, rechazó tácitamente ampliar el Medicare y aceptó la ideología republicana de los mercados privados. En su propuesta se ordenaba que la gente adquiriera seguro médico particular, mientras que el Gobierno brindaría subsidios a quienes no pudieran sufragar los costos. Lanzar a la gente a los brazos del mercado privado de seguros de salud, independientemente de cuán regulado esté, constituye básicamente una idea de los republicanos —aunque no decidieron respaldarla. En vez de ello, se unieron contra lo que denominaron Hillarycare y contribuyeron a propinar su primera derrota importante el presidente recién electo. Complicado de explicar y comprender, el Hillarycare nunca obtuvo el respaldo que sin duda hubiera tenido la ampliación del Medicare. Una idea inferior, propuesta como tercer método, fue derrotada con todo.
La Ley de Atención Asequible abordó el mismo enfoque básico que el Hillarycare. Lo mismo que el Hillarycare, el Obamacare depende de los mercados y la competencia privados. A diferencia de ampliar el Medicare, depender de aseguradoras con fines de lucro constituye una imperfecta idea republicana. Entre sus defectos, está el hecho de que el Obamacare resulta difícil de explicar y de comprender —y los opositores republicanos han aprovechado al máximo dicha falla. Los republicanos han usado la oposición al Obamacare para ganar elección tras elección. Habiendo obtenido el control tanto del Congreso como de la Casa Blanca, ahora han anunciado su intención de invalidarlo.
Pero los republicanos de la actualidad no sólo están amenazando con poner fin al Obamacare. Irónicamente, el vocero del Congreso Paul Ryan está amenazando con convertir el Medicare en Obamacare. Está tramando poner fin al seguro médico brindado por el Gobierno y obligar a quienes posean Medicare a adquirir seguro en una bolsa particular, con subsidios apenas suficientes para compensar el costo de lo que el sector privado desee cobrar. Si los republicanos tienen éxito, yo y mis compañeros asegurados con Medicare quedaremos por nuestra cuenta, obligados a negociar con empresas con fines de lucro, en vez de disfrutar las protecciones de nuestro Gobierno. Gracias, pero no.
Ryan está recurriendo a dos mentiras para apoyar su radical agenda. Primero, asegura que “debido al Obamacare, el Medicare está por quebrar”, cuando de hecho el Obamacare reforzó las finanzas del Medicare. Segundo, como hace con el Seguro Social, Ryan alega que su móvil es salvar, no destruir, el Medicare.
¡Qué irónico! Después de denostar por años contra el Obamacare, Ryan y los republicanos quieren convertir el Medicare en Obamacare. La Ley de Atención Asequible era mejor que nada pero mucho inferior al Medicare. El Medicare para todos es fácil de explicar, fácil de entender y, prácticamente en todo sentido, muy superior al Obamacare. A pesar del hecho de que el Medicare cubre a la gente con necesidades más grandes de salud —los adultos mayores y las personas con discapacidades— per cápita tiene costos administrativos más bajos que el seguro privado. ¡Como sociedad podríamos cubrir a todos y ahorrar dinero!
Lo mismo que el Seguro Social, el Medicare es una prestación ganada. Todos —adultos mayores y personas con discapacidades que actualmente tienen cobertura de Medicare y los trabajadores que están ganando con cada cheque dicha cobertura— deben movilizarse. Esto representa una verdadera amenaza. Y ya está acercándose.
Éste es el típico truco de ofrecer algo barato y luego vender otra cosa más cara. Los republicanos contendieron invalidando el Obamacare. Ahora tienen la mira puesta directamente en Medicare. Donald Trump hizo campaña prometiendo NO reducir el Seguro Social, el Medicare o el Medicaid.
Nadie de quienes ganaron en el 2016 (o en cualquier elección previa en la historia del país) usaron una plataforma destinada a desmantelar el Medicare —pero es lo que probablemente ocurra para Thanksgiving del año próximo. De hecho, Ryan está amenazando con la posibilidad de tomar medidas desde enero.
Los demócratas deben proponer Medicare para todos como substituto de los planes de anular el Obamacare y destruir el Medicare. Y todos nosotros debemos llamar a diario a nuestros legisladores para protestar por la iniciativa de Ryan de acabar a fondo con nuestro exitoso y popular Medicare. Exhorto a todos —a los partidarios de Trump, a los seguidores de Clinton y a todos los demás— a sumarse a la lucha. El mensaje es sencillo: ¡no se metan con nuestro Medicare!