SWAT, listo para entrar en acción
Carlsbad, N.M. – El equipo del sargento Brad Rodríguez ingresó al lugar cuando empezó a oscurecer. Armado con rifles de asalto y equipado con lentes de visión nocturna y chalecos antibalas, el equipo se movió rápidamente hacia el objetivo, eliminando a los hostiles y rescatando a un rehén.
Rodríguez observó a su equipo de Armas y Tácticas Especiales integrado por 12 hombres entre los que se cuentan francotiradores, tropas de tierra y médicos mientras avanzaban a través de una zona desértica rural del norte de Carlsbad.
Mientras llegaban al edificio en donde se llevaría a cabo el rescate, desaparecieron los dolores musculares después de una caminata de 2 millas y sólo tenían en mente la misión.
Se escucharon disparos, los oficiales les gritaron a los sospechosos, anunciando su presencia y exigiendo acatar sus órdenes.
“Enviamos a nuestros muchachos preparados para tomar una vida”, dijo el sargento Andrew Swanson, minutos antes de la misión.
“Cuando las cosas no funcionan, ellos están preparados para entrar en acción. Una vez que están allí, todo depende de ellos”.
Swanson considera que el éxito de las misiones se debe a una buena planeación y a un entrenamiento ecléctico de ese grupo de oficiales que mantiene una cercana relación y que voluntariamente le dedican tiempo extra a preparar las misiones del SWAT, según reportó el periódico Carlsbad CurrentArgus.
“Entre más tiempo tengamos es mejor”, dijo. “Eso nos permite ganar inteligencia y planear qué es lo que vamos a hacer”.
Luces brillantes, sirenas y órdenes firmes y en voz alta fueron utilizados por el equipo para anunciar la presencia policíaca.
“Ya quedó atrás la época en que se tocaba a las puertas y se irrumpía a los lugares”, aseguró.
“Nos aseguramos de hacer el anuncio para que la gente sepa que se trata de la policía”.
Rodríguez explicó que esa táctica policiaca cambió en los últimos años, los oficiales deben adoptar una estrategia más metódica durante las situaciones de alta intensidad.
Herramientas tácticas
El grupo de oficiales de la policía de Carlsbad que integra la Unidad del SWAT de esa ciudad se reúne en el campo de tiro de unas instalaciones de entrenamiento situadas en la montaña justo en las afueras de la ciudad por lo menos dos veces al mes para tener un entrenamiento intensivo y una serie de disciplinas y situaciones potencialmente letales.
Además del entrenamiento, los oficiales del SWAT portan rifles de asalto y están equipados con chalecos antibalas y cascos también a prueba de balas.
Arriban al lugar de los hechos en un vehículo del Ejército de Estados Unidos que es resistente al campo minado y está blindado contra proyectiles, el cual cubre completamente sus necesidades.
El vehículo tiene una torreta artillada y cuenta con asientos para ocho oficiales, ya que acuden a barricadas y otras peligrosas escenas del crimen.
Colocado en el asiento del pasajero, el sargento Adrián Rodríguez se desempeña como negociador.
Utiliza varias herramientas y no se trata de fundas de pistolas ni de las valijas que llevan los oficiales en tierra.
En lugar de eso, utiliza una libreta para anotar y un teléfono con el fin de llegarle por el buen lado a los sujetos – y hablar con ellos y lograr que se contradigan.
“Uno tiene que descifrar cómo son”, dijo Adrián Rodríguez acerca de la negociación.
“Siempre utilizo el argumento de su familia, y les digo que ellos quieren que estén bien. El objetivo es dar por terminada la situación. Lo que yo pretendo es que todos los involucrados estén a salvo”.
Utiliza “ganchos” en la conversación, tal como decir que un ser querido está preocupado para ganarse la simpatía del objetivo y evita “los detonantes” como un divorcio desastroso que puede alterarlos, las conversaciones con los delincuentes están diseñadas para impedir que las cosas empeoren.
“Uno tiene que calmarlos”, dijo. “Ellos saben que van a ir a la cárcel, así que, hay que decirles “¿Qué podemos hacer para ayudarte a salir de esto? Yo uso esa táctica en las calles”.
Entrenando a las ‘tropas’
Cada día de entrenamiento del SWAT de Carlsbad pone a prueba diferentes aspectos de este trabajo. Algunos días practican el aproximarse a una barricada en un edificio para rescatar a rehenes. Otros días aprenden el combate mano a mano o piden prestada una escuela de la localidad para entrenar en un ambiente más grande.
Sin embargo, cada sesión incluye un intenso entrenamiento físico y la simulación de ambientes estresantes.
“Tenemos que mantener a estos muchachos bajo estrés para entrenarlos”, señaló el sargento Brad Rodríguez.
“Necesitan moverse como equipo y hacemos hincapié en la precisión. Como oficial, uno es responsable de cada bala que dispara”.
En su primera reunión del 2017, oficiales del SWAT practicaron su puntería con los rifles de asalto, que es su arma primaria, y luego con su pistola, que es su arma secundaria.
Rodríguez generó estrés al pedirle a los oficiales que se ejercitaran volteando llantas entre rondas de disparos.
“Vamos a hacer que les bombee la sangre”, dijo.
Después de la práctica de tiro, el equipo se entrenó realizando un rescate de rehenes de varias maneras, utilizando un cuarto improvisado construido con lona y postes de madera.
Los objetivos fueron colocados en las paredes --- un hombre armado protegido con un chaleco Kevlar, un compañero oficial y un civil sosteniendo un teléfono --- para crear varias situaciones en las que los oficiales tienen que tomar una decisión rápida.
“Tienen que tomar decisiones en un instante sobre a quién deben disparar”, explicó.
¿Militarizar a la fuerza policíaca?
Rodríguez conoce muy bien las inquietudes del público.
La atención de los medios y la opinión pública recientemente impugnaron el reforzamiento del equipo táctico y armamento que ahora es ya de uso común en las fuerzas policiacas estadounidenses.
Pero Rodríguez dijo que el equipo y entrenamiento es necesario para hacerle frente al evolutivo elemento delictivo, uno que ha demostrado que las pistolas y escopetas simplemente no son suficientes para ponerle un alto a los actuales tiroteos masivos.
“Una escucha sobre la militarización de la fuerza policiaca, pero vean cual es nuestra arma principal", según dijo, haciendo referencia a los rifles de asalto.
"Cualquier civil puede comprar cualquier tipo de arma de este calibre. Simplemente queremos estar al día con lo que está a disponibilidad del público".
En 1999, un tiroteo masivo, en el que se utilizaron pistolas de tipo militar y explosivos en la escuela Columbine High School en Littelton, Colorado, dejó a 13 personas muertas.
Dos años antes, les tomó a los oficiales 45 minutos para balear fatalmente a dos gatilleros fuertemente armados en el norte de Hollywood.
Dichas tragedias fueron catalizadores de las tácticas policiacas, dijo Rodríguez.
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En el pasado, los oficiales de la Policía, armados con pequeñas pistolas y unas cuantas escopetas tenían que lidiar con tiroteos masivos y situaciones en las que había rehenes involucrados formando un perímetro y esperar a que el equipo SWAT entrara en acción.
Rodríguez dijo que hoy eso ya no es suficiente.
"El norte de Hollywood fue el incidente tras el cual se instó a que la Policía portara estos rifles y los pusiera en manos de sus elementos", dijo.