Le niegan fianza, será enviada a California para juicio
Está acusada de tráfico de drogas
Las lágrimas de una madre pueden ser desgarradoras para un hijo, más si sabe que su hija puede pasar el resto de su vida tras las rejas. Ese fue el caso de una joven paseña, quien veía de reojo cómo lloraba desconsolada su madre al saber que el juez no le otorgaría fianza para pasar su proceso por tráfico de drogas en libertad.
Kathya Zulema Ramírez Ríos, compareció ante el juez Miguel Torres en la audiencia de presentación, donde un agente del Departamento de Seguridad Nacional (Homeland Security) declaró en contra de la joven.
Antes de comenzar la audiencia, familiares de Ramírez Ríos llegaron a la Corte, siendo la madre de la afectada quien temblando de nervios no paraba de llorar al tiempo que era consolada por sus acompañantes.
El único testigo por parte de la Fiscalía fue el agente Alejandro Cortez, quien identificó plenamente a Ramírez Ríos como la mujer que tenía una orden de aprehensión por tráfico de drogas desde octubre de 2015.
De acuerdo con Cortez, la acusada fue detenida en marzo de 2015 en el Puente Internacional San Ysidro en San Diego, California, cuando intentó cruzar 2 kilogramos de cocaína y 31 onzas de metanfetaminas a Estados Unidos.
Cortez agregó que Ramírez Ríos no se presentó a las audiencias en San Diego, por lo que fue girada una orden de aprehensión en su contra a nivel nacional. Por ello, fue detenida el 21 de diciembre de 2016 en el Puente Córdova Américas, mientras intentaba cruzar a pie de Ciudad Juárez a El Paso.
Cuando Alejandro Almanzan, abogado de la defensa, intentó convencer al juez de imponer una fianza a su clienta por 5 mil dólares en efectivo, el fiscal respondió diciendo que si lo hacía, la joven huiría hacia México.
Luego de escuchar los argumentos de ambas partes, Torres decidió no otorgarle una fianza a Ramírez Ríos y dijo que la joven será trasladada a California para continuar con su proceso. Al escuchar estas palabras, la madre se sentó de golpe y comenzó a llorar mientras se agarraba la cabeza desesperadamente.
Por estos cargos, Kathya podría enfrentar una condena de cinco años en prisión hasta cadena perpetua.