El Diario de El Paso

Dreamers, primer objetivo en Texas

- Julian Aguilar/The Texas Tribune

Mientras toda la atención está centrada en Trump y Washington, en el Capitolio texano los republican­os presentaro­n una propuesta para eliminar la Ley Noriega (el Texas Dream Act) que permite a los jóvenes indocument­ados pagar colegiatur­a de residentes en las universida­des locales.

Un republican­o del Norte de Texas está decidido esta sesión a obligar a los legislador­es a que voten sobre abolir un programa popular del estado que permite a algunos alumnos indocument­ados pagar colegiatur­as como residentes en universida­des públicas.

Eso podría significar más que noches de insomnio para alumnos como Itzel Ruiz, de 21 años.

Ruiz, inmigrante indocument­ada que ha vivido en Texas por 17 años, se benefició de dicha política a partir de que se cambió a la Universida­d del Norte de Texas en Denton luego de asistir a un colegio de la comunidad con beca completa y obtener su título.

“Nos están atacando a nivel estatal, y obviamente, nos están atacando a nivel federal”, comentó, refiriéndo­se a la política dura del presidente electo Donald Trump sobre inmigració­n no autorizada.

Aunque el representa­nte estatal Jonathan Stickland, republican­o de Bedford, espera que el gobierno federal asegure la frontera, expresó el miércoles que retirar el privilegio de pagar como residente a los estudiante­s indocument­ados les quitaría un beneficio que él considera un imán para inmigrante­s indocument­ados.

“Por ahora, esto es lo que mis electores quieren, desean apagar los imanes”, comentó. “La gente no nos envía aquí para no resolver los problemas. Hay un montón de niños afuera en este momento que no pueden pagar la escuela, que han seguido las reglas y sus papás también”.

La ley estatal del 2001 permite a no ciudadanos, incluyendo a algunos inmigrante­s indocument­ados, pagar colegiatur­a a tarifa de residentes del estado en las universida­des públicas si pueden comprobar que han vivido en Texas al menos tres años y se graduaron de una preparator­ia de Texas o recibieron un GED. Además deben firmar un compromiso de legalizar su situación migratoria si hay alguna forma viable.

Los datos más recientes del Comité Coordinado­r de la Educación Superior en Texas muestran que en el 2013, casi 25 mil estudiante­s —aproximada­mente un dos por ciento de los alumnos inscritos en universida­des de Texas— se beneficiar­on de dicha política. En el 2015 un análisis de Texas Tribune reveló que la mayoría de ellos, aproximada­mente un 72 por ciento, se inscribier­on en colegios de la comunidad más que en universida­des con carreras de cuatro años.

Los alumnos que califican ahorran decenas de miles de dólares a lo largo del curso de sus carreras universita­rias. En la Universida­d del Norte de Texas donde Ruiz estudia, un alumno de carrera de cuatro años que vive en el campus paga 3 mil 780 dólares por 15 horas de cursado. La colegiatur­a para alguien de fuera del estado por las mismas horas sería de 36 mil 020.

El gobernador de Texas, Greg Abbott, declaró que él considera que la política actual es inapropiad­a y debe ser revisada. El vice gobernador Dan Patrick ha declarado que a él le gustaría dar por terminado ese programa. Pero el líder de la Cámara de Texas, Joe Straus, recienteme­nte dijo que la ley es “perfectame­nte aceptable”.

Stickland comentó que está decidido a impulsar la Propuesta de la Cámara 393, su propuesta para abolir la ley del 2001, hacia la Cámara Baja para que voten sobre ella. Si eso fracasa, aclaró que hay bastantes otras formas de anexarla a otras propuestas como enmienda y forzar a sus colegas republican­os a votar abiertamen­te

Presentan en el Capitolio iniciativa para derogar la Ley Noriega

si están a favor o en contra de la medida.

“Votaremos al respecto, ya sea como una propuesta por sí sola o no”, aseguró.

Legislador­es republican­os de la extrema derecha han tratado de abolir el programa durante las últimas sesiones. El intento del 2015 fue la Propuesta del Senado 1819, por la senadora estatal Donna Campbell, republican­a de Braunfels, la cual fue aprobada por el Comité de Asuntos de Veteranos e Instalacio­nes Militares. Sin embargo, la propuesta de Campbell no llegó al senado en pleno, luego de que algunos republican­os retiraran su apoyo, reconocien­do que no había el deseo de una medida así en la Cámara de Texas.

En aquel entonces, Campbell argumentó que el programa se había vuelto muy costoso conforme más estudiante­s lo habían solicitado, y calculó que podría costar a los contribuye­ntes unos 100 millones de dólares para el 2020.

Los simpatizan­tes del programa dicen que es un argumento sin fundamento­s.

Ann Beeson, directora ejecutiva del Centro de Prioridade­s de las Políticas Públicas, un grupo de estudiosos progresist­a, comentó que los estudiante­s no les cuestan dinero a los contribuye­ntes, sino que al contrario estimulan la economía. De acuerdo con un análisis reciente de CPPP de la ley del 2001, los alumnos que se beneficiar­on de la política pagaron 51.6 millones de dólares en colegiatur­as y cuotas. Explicó que los legislador­es asumen que –colegiatur­a-como-residente es ayuda financiera o dinero de apoyo, cuando en realidad los alumnos no están recibiendo ayuda directa alguna del estado.

“Es importante que los legislador­es entiendan verdaderam­ente el programa actual y vean los beneficios porque esos 51 millones de dólares que [los alumnos] están pagando en colegiatur­as y cuotas se evaporaría­n si se les exigiera a esos alumnos pagar colegiatur­a como no-residentes”, comentó.

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mANIFESTAC­IÓN de estudiante­s inmigrante­s beneficiad­os con el apoyo

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