Todos queremos lo mismo

Todos queremos lo mismo. Sí, yo sé que las generalizaciones son absurdas, pero estoy convencido de que esta no lo es.

Todos queremos lo mismo. Desde el excéntrico que gana miles de dólares al día, hasta el cocinero de comida rápida que gana el salario mínimo.

Todos queremos lo mismo, pero la diferencia, lo que nos hace únicos, es la manera en que lo perseguimos, la manera en que lo expresamos e incluso si lo vemos como algo lejano, ajeno a nosotros o si lo vemos como parte de la vida diaria.

Todos queremos ser felices. Y todos buscamos serlo de diferente manera.

Para algunos, ser feliz equivale a tener la casa (o la televisión) más grande, y la cuenta de banco con el balance más grande posible. Para algunos más, eso es símbolo de maldad, por lo que buscan evitarlo a toda costa.

Para algunos, ser feliz equivale a vivir en una cabaña en medio del bosque, sin televisión o (¡horror!) sin señal en el celular. Y así, cada persona es un mundo, con una versión diferente de lo que la felicidad significa.

Tu versión felicidad se empezó a crear prácticamente el día que naciste. Todas tus experiencias. Todo lo que te gusta y lo que no. Todo lo que has vivido contribuye a tu definición de felicidad.

Si, por ejemplo, desde tu infancia aprendiste que quien tiene dinero es infeliz, corrupto o pecador, harás todo lo posible por no tenerlo. O, si tuviste una infancia con todos los juguetes, pero sin tus padres porque siempre estaban fuera de casa, quizá buscarás una profesión que te permita estar con tus hijos, sin importar cuánto ganas.

¿Quieres ser feliz? Identifica lo que te hace feliz. Verdaderamente feliz. Y hazlo. Hazlo continuamente. Gasta tu dinero en eso. Deja de gastar en cosas que te quitan felicidad. Deja de gastar energía, tiempo y dinero en falsas amistades o en sustancias que te sacan de tu realidad por unas horas, y transforma tu realidad de manera consistente. Recuerda. Nadie se levanta de la cama buscando ser infeliz. Pero, las acciones que tomamos en el día, cada día, contribuyen a nuestra felicidad o a nuestra infelicidad. Te invito a hacer más de las primeras.

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