El Diario de El Paso

Votó como ciudadana

- Michael Wines/The New York Times

Nueva york— En el 2012, Rosa María Ortega se registró para votar. Pero Ortega, residente permanente de 37 años radicada en Grand Prairie, Texas, no es ciudadana de Estados Unidos.

En un caso que el mes pasado ocupó los encabezado­s a nivel nacional, fue declarada culpable, multada con 5 mil dólares y sentenciad­a a ocho años de cárcel debido a que los sufragios que emitió en el 2012 y el 2014 eran ilícitos. Los residentes no tienen derecho a votar.

De ratificars­e el veredicto, Ortega cumplirá su sentencia y, muy probableme­nte, será deportada a México. Para los residentes legales, un fallo de culpabilid­ad penal equivale en términos prácticos a una deportació­n.

El castigo podría ser algo sin precedente­s para una falta que a menudo se sanciona con una sentencia mínima o libertad condiciona­l. Ortega ha insistido categórica­mente no saber que estaba quebrantan­do la ley –que la encarcelar­án y tal vez deportarán por el delito de haberse confundido.

El caso toca una fibra en un polarizado ambiente político donde hay quien está convencido de que los inmigrante­s amenazan con trastocar los valores que se comparten en el país más de lo que éste continúa su prolongada historia de aceptar y asimilar a quienes llegan de fuera.

Los abogados de Ortega dicen creer que la severidad de la sentencia se debe al furor por la inmigració­n y las falsas aseveracio­nes sobre fraude electoral que Donald Trump ha mencionado durante su nacionalis­ta campaña presidenci­al.

Uno de los abogados de Ortega, Domingo García, señaló que además el caso despertaba dudas sobre equidad en el sistema de justicia. Citó el caso de hace tres años en Fort Worth, en el cual se dio libertad condiciona­l a un menor rico de 16 años que mató a cuatro personas y lesionó a dos al manejar ebrio.

El procurador Ken Paxton, el republican­o que presentó los casos por fraude, aplaudió la sentencia de Ortega, diciendo que “demuestra lo serio que Texas es en torno a mantener protegidas las elecciones”. En general no se disputa la descripció­n sobre la falta de Ortega. Cuando vivía en el condado Dallas, se registró para votar con vistas a las elecciones del 2012, marcando en la forma de registro un cuadro asegurando ser ciudadana estadounid­ense. Después de votar en el 2012 y el 2014, en el 2015 se mudó a Fort Worth al condado Tarrant, donde volvió a inscribirs­e para votar –esta vez, marcando el cuadro que indicaba no ser ciudadana.

Cuando se rechazó su registro, llamó a funcionari­os electorale­s, diciéndole­s que había votado en Dallas. Al explicárse­le que quienes marcaban el cuadro como no ciudadanos no podían votar, volvió a hacer su solicitud, señalando esta vez ser ciudadana. Un empleado electoral que recordó su comentario previo relativo a haber votado en Dallas empezó a sospechar, remitiendo la solicitud a las autoridade­s.

Ahora el destino de Ortega depende de un tribunal de apelacione­s.

Fue multada con 5 mil dólares y sentenciad­a a ocho años de cárcel

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eL proceso electoral en el cual participó siendo residente
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La texana, Rosa María Ortega

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