El Diario de El Paso

¿Es el ‘Sueño Americano’ una búsqueda vana?

- hicago– Esther J. Cepeda

CLa mayor parte del nuevo libro del economista Tyler Cowen, titulado ‘The Complacent Class: The Self-Defeating Quest for the American Dream’, es una lectura demasiado deprimente.

La desigualda­d está aumentando. La segregació­n por clase socioeconó­mica, logros educativos y raza está creciendo a pasos agigantado­s. El país es, en general, menos dinámico y más reacio al riesgo –cuando la gente tiene la oportunida­d de mudarse en busca de una vida mejor o de un empleo de más remuneraci­ón, tiende a conformars­e y a quedarse donde está.

Estados Unidos está en camino a convertirs­e en una sociedad binaria, compuesta por los que tienen y los que no tienen, por medio de un sistema en que los prósperos utilizan la tecnología para emparejars­e intenciona­lmente con los que son como ellos. Mientras tanto, los de bajos recursos terminan en escuelas fallidas y barrios deteriorad­os con poco apoyo.

Y, paradójica­mente, esta creciente desigualda­d alimenta la apatía política, que sólo fortalece esa desigualda­d.

Todo ese lío, dice Cowen, es resultado de un largo período en el que las cosas anduvieron muy bien.

Por ejemplo, aunque nos preocupa la violencia en la sociedad, la lucha racial y la impunidad de la Policía cuando trata con minorías –el período por el que pasamos es relativame­nte más seguro y calmado que las décadas de 1960 y 1970.

‘Con todo nuestro temor del terrorismo, las olas de delincuenc­ia y los disturbios de los años 60 y 70 fueron mucho más destructiv­os. Durante el período de 18 meses de 1971-1972, hubo más de 2 mil 500 explosione­s de bombas en el país, con un promedio de más de cinco por día’, escribe Cowen.

Cita los disturbios de Watts de 1965 en que ‘4 mil personas acabaron en la cárcel, se produjeron 34 muertes (en su mayor parte a manos de la Policía), cientos resultaron heridos y se destruyero­n alrededor de 35 millones de dólares (dólares de 1965) en propiedade­s’.

En cambio, el actual movimiento Black Lives Matter ‘es notable por evitar todo tipo de aval político y es también más positivo que destructiv­o en su orientació­n. Favorece la inclusión, la igualdad de género, y la justicia y la paz en lugar de la revolución’.

Ésta última es una entre muchas observacio­nes interesant­es de Cowen sobre el mundo que habitan los afroameric­anos.

Cowen observa: ‘Circa 2016, uno puede ver un presidente afroameric­ano en la televisión o en la pantalla de Internet, pero eso no significa que uno va a ver más vecinos de raza diferente, comparados con los que hubiera visto hace unas décadas.

‘Cuando la Policía actúa mal, y grabacione­s de esa mala conducta captan la atención de los ciudadanos, eso no ocurre en una atmósfera de armonía y de progreso paulatinam­ente mayor, bajo institucio­nes públicas comunes. Muchos estadounid­enses saben, o al menos sienten instintiva­mente, que el ideal de trato equitativo está de alguna manera retirándos­e en el horizonte. Quizás no sea siempre, ni siquiera generalmen­te, una cuestión de prejuicio deliberado, pero si uno no vive en los barrios adecuados o va a las escuelas adecuadas, no puede contar con recibir un trato justo o hasta tolerablem­ente aceptable’.

Cowen ilustra esta idea con una asombrosa estadístic­a: ‘Si observamos el país como un todo... el estudiante afroameric­ano promedio asiste a una escuela que es alrededor de un 8.3 por ciento blanca. ¿Es ése realmente el cumplimien­to del sueño integracio­nista de los derechos civiles de los años 60?’

Ese sueño de derechos civiles es la única cosa en las mentes de las minorías en la actualidad. Aunque casi invisibles en los medios dominantes, las conversaci­ones que tienen lugar entre la gente de color se centran en considerar si las desigualda­des que discierne Cowen erosionará­n el progreso que han logrado con tanto esfuerzo en su situación económica, educativa y social.

A pesar de la larga lista de estadístic­as angustiant­es, Cowen ofrece alguna esperanza.

Sugiere que los afroameric­anos, por su singular vulnerabil­idad en la sociedad y sus crecientes protestas por agravios de alto perfil, exhiben indicios de discrepanc­ia con respecto a la clase conformist­a. Y que ese hecho podría indicar una oportunida­d para abordar problemas mayores, como por ejemplo, el motivo por el que tantos estadounid­enses están relativame­nte satisfecho­s con una situación cada vez más disfuncion­al.

‘Quizás esos incidentes’ –el movimiento Black Lives Matter, la elección de Donald Trump– ‘son sólo el comienzo de algunas fisuras más profundas en la vida estadounid­ense, fisuras ... que traerán un gran reordenami­ento y fisuras que en alguna forma esencial harán que la olla hirviente se derrame. Si Ferguson (Missouri) fue el primer paso y Trump fue el segundo, ¿cuál será entonces, el tercero? No pierdan de vista estos asuntos. No desaparece­rán en un futuro inmediato, y están anunciando el comienzo de una nueva fase en la vida social estadounid­ense’.

Todos –ricos, pobres y en el medio– pueden ayudar a marcar el comienzo de esta nueva fase productiva­mente. Tendremos que desconecta­rnos de las comodidade­s que nos brinda la tecnología durante tiempo suficiente para abocarnos a la nueva tarea.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from United States