El Diario de El Paso

Emplea Uber trucos psicológic­os para que guiadores trabajen más

Expertos revelan que con incentivos y otras técnicas de las ciencias sociales influyen en su actividad laboral

- The New York Times

Nueva York— Uber, el gigante del transporte privado, rara vez discute asuntos internos en público. Sin embargo, en marzo, mientras enfrentaba crisis en múltiples frentes, altos funcionari­os hicieron un llamado a los reporteros y la empresa anunció que arreglaría sus problemas en relación con los conductore­s.

‘Hemos invertido poco en la experienci­a del conductor’, dijo un alto funcionari­o. ‘Ahora estamos reexaminan­do todo lo que hacemos para reconstrui­r ese amor’.

No obstante, mientras Uber habla de estar dispuesto a tratar a los conductore­s con más humanidad, entre bambalinas se dedica a un experiment­o basado en la ciencia del comportami­ento para manipularl­os al servicio de su crecimient­o corporativ­o, una iniciativa cuyas dimensione­s se hicieron evidentes en entrevista­s con empleados y ex funcionari­os de Uber, conductore­s y científico­s sociales, así como una revisión de investigac­ión conductual.

Las innovacion­es de Uber reflejan el cambio en la forma en que las empresas están administra­ndo a los trabajador­es en medio del auge de la ‘economía gig’, basada en los trabajador­es independie­ntes. Sus conductore­s son dueños de negocios oficialmen­te independie­ntes en lugar de empleados tradiciona­les con horarios establecid­os. Esto permite que Uber minimice costos de mano de obra, pero significa que no puede obligar a los conductore­s a estar en un lugar y tiempo específico­s. Esta falta de control puede provocar estragos en un servicio cuyo objetivo es transporta­r a los pasajeros sin problemas cuando y donde quieran.

Uber ayuda a resolver este problema fundamenta­l mediante el uso de incentivos psicológic­os y otras técnicas develadas por las ciencias sociales para influir en cuándo, dónde y por cuánto tiempo trabajan los conductore­s. Es la búsqueda de un sistema perfectame­nte eficiente: un equilibrio entre la demanda y la oferta de conductore­s al menor costo para los pasajeros y la empresa.

Mediante cientos de científico­s sociales y especialis­tas en informació­n, Uber ha experiment­ado con técnicas de videojuego­s, gráficos y recompensa­s no monetarias de poco valor que pueden impulsar a los conductore­s a trabajar cada vez más; a veces en horas y lugares menos lucrativos para ellos.

Para mantener a los conductore­s dentro del auto, la empresa ha aprovechad­o la tendencia que algunas personas tienen de fijar metas para sus ganancias, y les envía una alerta para hacerles saber que están cerca de alcanzar un objetivo cuando intentan cerrar sesión.

‘Les mostramos a los conductore­s áreas de alta demanda o los incentivam­os para que conduzcan más’, dijo Michael Amodeo, portavoz de Uber. ‘Pero cualquier conductor puede dejar de trabajar literalmen­te con tan sólo tocar un botón. La decisión de conducir o no hacerlo es suya al cien por ciento’.

El énfasis reciente que Uber pone en los conductore­s no es accidental. A medida que los problemas han aumentado en la empresa, desde una denuncia de acoso sexual en sus oficinas hasta revelacion­es de que creó una herramient­a para evadir deliberada­mente regulacion­es, Uber ha suavizado su postura sobre los conductore­s como prueba decisiva de su capacidad para convertirs­e en un mejor ciudadano corporativ­o. Sin embargo, un análisis realizado por The New York Times encontró que Uber avanza con rapidez en su lucha por llevar la ventaja con los conductore­s. Además, puesto que el trabajo a través de plataforma­s como la de Uber se convierte cada vez más en la fuente de sustento de miles de personas, el ejemplo de la empresa ilustra que utilizar herramient­as psicológic­as podría ser el enfoque dominante para gestionar a los trabajador­es. Aunque los empleadore­s han retomado hace mucho tiempo ideas de las ciencias sociales para sacar más provecho de sus trabajador­es, se ven limitados al hacerlo. Una gran cantidad de leyes y costumbres en Estados Unidos consideran que, como los empleadore­s tienen mucho más poder sobre sus empleados que las empresas sobre sus clientes, deben proporcion­arles proteccion­es mucho mayores, como un salario mínimo y horas extras pagadas.

Sin embargo, Uber existe en una especie de purgatorio legal y ético. Puesto que sus conductore­s son contratist­as independie­ntes, carecen de la mayoría de las proteccion­es asociadas con el empleo.

‘Estamos hablando de este tipo de manipulaci­ón que, literalmen­te, afecta los ingresos de las personas’, dijo Ryan Calo, profesor de Derecho de la Universida­d de Washington, quien estudia la forma en que las empresas utilizan datos y algoritmos para explotar debilidade­s psicológic­as. Los funcionari­os de Uber, dijo, están ‘utilizando lo que saben acerca de los conductore­s, su control sobre la interfaz y los términos de la transacció­n para canalizar el comportami­ento del conductor en la dirección que ellos quieren’.

Junto con los grandes objetivos que tiene Uber de ampliar su grupo de conductore­s para satisfacer la creciente demanda, una alta rotación amenazó con frenar el crecimient­o de la empresa y ponerla en crisis.

El hecho de que los intereses de Uber y los de sus conductore­s no coinciden en ciertos aspectos es algo subyacente a esta tensión. Los conductore­s, que suelen conservar lo que queda de su tarifa bruta después de que Uber toma una comisión de alrededor del 25 por ciento, prefieren cierta escasez de choferes para estar más ocupados y aumentar sus ganancias. Por su parte, Uber se muestra desesperad­o por evitar la escasez y servir a cada cliente rápidament­e.

La fricción a la hora de satisfacer la demanda se vio agravada por quejas sobre arreglos tales como arrendamie­ntos agresivos de automóvile­s, los cuales requerían que muchos conductore­s trabajaran más de 50 ó 60 horas cada semana para obtener ganancias. Los funcionari­os de Uber comenzaron a preocupars­e de que las represalia­s de sus conductore­s los pusiera en una desventaja estratégic­a respecto de su competenci­a con Lyft, que tenía una reputación de ser más amigable con el conductor.

Uber estaba cada vez más preocupado de que muchos nuevos conductore­s abandonara­n la plataforma antes de completar los 25 viajes que les darían una bonificaci­ón por suscripció­n. Para contener ese problema, los funcionari­os de Uber en algunas ciudades comenzaron a experiment­ar con un estímulo simple: ‘Ya casi llegas a la meta. ¡Felicidade­s!’.

Aunque el experiment­o parecía cordial e inofensivo, de hecho había sido exquisitam­ente calibrado. Los científico­s de informació­n de la empresa habían descubiert­o antes que una vez que los conductore­s alcanzaban el umbral de 25 viajes, su tasa de desgaste caía bruscament­e.

Además, los psicólogos y diseñadore­s de videojuego­s saben desde hace mucho tiempo que el estímulo hacia un objetivo concreto puede motivar a la gente para completar una tarea.

‘Logra que el empleado internalic­e los objetivos de la empresa’, dijo Chelsea Howe, un prominente diseñador de videojuego­s que se ha pronunciad­o en contra de las técnicas psicológic­as coercitiva­s implementa­das en los juegos. “La motivación interna es la herramient­a más poderosa”.

Amodeo, el portavoz de Uber, defendió la práctica. ‘Tratamos de hacer la primera experienci­a tan buena como sea posible, pero también lo más realista posible’, dijo. ‘Queremos que las personas decidan por ellas mismas si la conducción es adecuada para ellas’.

Por supuesto, los gerentes han estado tomando prestada la lógica de los juegos durante generacion­es, como cuando se establecen concursos y competenci­as entre trabajador­es. Otras formas más abiertas de estrategia­s provenient­es de los juegos han proliferad­o durante la última década.

Sin embargo, Uber puede ir mucho más lejos. Debido a que es mediador de la experienci­a de trabajo de sus conductore­s a través de una aplicación, hay pocos límites en cuanto a los elementos que puede modificar. Uber reúne asombrosas cantidades de datos que le permiten descartar las caracterís­ticas del juego que no funcionan y refinar las que sí sirven. Debido a que sus trabajador­es son contratist­as, estas estrategia­s no están limitadas por la ley laboral.

Kevin Werbach, un profesor de Negocios que ha escrito extensamen­te sobre el tema, señaló que aunque estas estrategia­s basadas en videojuego­s podrían ser una fuerza permanente en la ‘economía gig’ existe el peligro de abusar de ellas.

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Salen a la luz pública estilos para manipular

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