El Diario de El Paso

Acudieron a solicitar residencia legal; los arrestó ICE

- The Washington Post

Lawrence, Massachuse­tts Leandro Arriaga ha estado en Estados Unidos desde el 2001 de manera ilegal. Se quedó a pesar de una orden de deportació­n y en el transcurso de los últimos 16 años ha vivido de arreglar y remodelar casas. Además formó una familia. Pero el padre de cuatro hijos se había cansado de “vivir en las sombras”, dijo su abogada.

La semana pasada, Arriaga acudió a Servicios de Ciudadanía e Inmigració­n (USCIS, por sus siglas en inglés) a su entrevista de solicitud de matrimonio –el primer paso para legalizar su presencia en Estados Unidos a través de su esposa, una ciudadana naturaliza­da. El trámite, denominado solicitud de visa I-130, constituye un medio común para que los extranjero­s obtengan residencia legal mediante familiares o cónyuges.

Pero ese día Arriaga fue arrestado, junto con cuatro personas más que también se presentaro­n en las oficina de USCIS en Lawrence, Massachuse­tts. Los cinco tienen órdenes de deportació­n, según Inmigració­n y Aduanas (ICE).

Si bien los arrestos no son algo sin precedente­s, expertos legales los consideran indicio del enfoque más amplio del gobierno de Trump sobre lo que representa prioridad alta para la deportació­n. Adam Cox, profesor de derecho inmigrator­io en la Universida­d de Nueva York dijo que los arrestos significan un nivel de detencione­s inmigrator­ias “muy distinto” al del gobierno previo.

De acuerdo con dos ex funcionari­os del Departamen­to de Seguridad Interna, durante la administra­ción anterior no hubiera sido prioritari­a la deportació­n de alguien como Arriaga –alguien sin antecedent­es penales, que lleva mucho tiempo en el país y cuyos cónyuge e hijos son ciudadanos estadounid­enses.

“Lo que está muy claro que está sucediendo”, dijo John Sandweg, quien fue director en funciones del ICE, “es que han dado mucho énfasis para que los funcionari­os y los agentes se concentren en personas a quienes se les ordenó salir del país y que no se fueron”.

En memorándum emitido en febrero por el secretario de Seguridad Interna John F. Kelly se describen en forma pormenoriz­ada los nuevos lineamient­os que dan a los agentes del ICE autoridad no sólo para dedicar sus esfuerzos a los delincuent­es sino también a las personas contra quienes haya órdenes de deportació­n pendientes –independie­ntemente de cuánto tiempo lleven en el país.

En los memos del gobierno de Obama se ordenaba a los agentes del ICE y a otros oficiales de inmigració­n tener en cuenta varios factores al decidir si procedían arrestos y acciones judiciales, como las relaciones familiares con ciudadanos estadounid­enses, los antecedent­es penales, la educación realizada en el país y las contribuci­ones a la comunidad.

En el memorándum de Kelly no se menciona ninguno de tales factores. En el documento se lee: “no debe ejercerse discrecion­alidad judicial de manera que se exonere o excluya de la aplicación de las leyes inmigrator­ias a alguna clase o categoría específica de extranjero­s”.

ICE ha sostenido que los arrestos no son nada nuevo ni indican ningún cambio de política o prioridade­s. Los delincuent­es siempre constituye­n la prioridad número uno en las expulsione­s, pero ello no significa que se ignore a cualquier otro que se encuentre ilegalment­e en el país, señaló un funcionari­o de ICE. Debido a la existencia de órdenes de deportació­n contra las cinco personas, se ha indicado a los agentes de ICE que ejecuten esas órdenes.

En el comunicado en el cual se confirman los arrestos, un vocero de la corporació­n en Boston manifestó que los agentes “respondier­on a un ‘pitazo”.

“Contra los cinco individuos hay orden definitiva de deportació­n emitida por un juez federal inmigrator­io”, según el comunicado. “Los cinco permanecer­án arraigados hasta su expulsión de Estados Unidos”.

Susan Church, directora del capítulo Nueva Inglaterra de la Asociación Estadounid­ense de Abogados Inmigrator­ios, comentó que por lo menos cuatro de los cinco se encontraba­n en las oficinas de USCIS a fin de solicitar la residencia y que un mínimo de dos estaban casados con ciudadanos estadounid­enses.

De acuerdo con ICE, dos de los individuos no tienen antecedent­es penales; los otros tienen infraccion­es viales.

Los arrestos enfurecier­on a activistas inmigrator­ios que creen que los funcionari­os federales han puesto nerviosos a indocument­ados como Arriaga –solicitant­es de la residencia que no representa­n peligro para la seguridad pública y han tomado medidas destinadas a convertirs­e en habitantes legales del país.

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ActivistAs creen que los arrestos ponen nerviosos a los indocument­ados que no representa­n peligro

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