El Diario de El Paso

‘Opción nuclear’ en confirmaci­ón de Gorsuch

- St. Louis Post Dispatch Editorial

En un desenlace falto ya de suspenso, el Senado confirmó el viernes la nominación de Neil Gorsuch a la Corte Suprema. Fue una gran victoria para el presidente Donald Trump, quien logró una hazaña que el presidente Barack Obama mereció pero fue negada, otra señal de la profunda división partidista en Estados Unidos.

Unas pocas horas después de que Trump selecciona­ra a Gorsuch el 31 de enero, el líder de la mayoría del Senado, Mitch McConnell, republican­o por Kentucky, declaró: "Vamos a conseguir que este juez sea confirmado".

Pero fue la manera en que esto ocurrió lo que va a cambiar para siempre la política estadounid­ense.

El uso de la llamada "opción nuclear" deja la puerta de la Corte abierta para que el partido en el poder confirme no al mejor candidato, sino a quien se alinea a su punto de vista político.

McConnell invocó la opción nuclear el jueves cuando no consiguió el mínimo de 60 votos requerido para la confirmaci­ón del consenso.

El llamado "filibuster­o", o toma de la palabra en el Senado sin opción a que la nominación avance hasta que el ponente ceda el piso, era una herramient­a que impedía que una simple mayoría se saliera con la suya. Es algo que, dependiend­o de la era, favorecía tanto a demócratas como a republican­os.

Luego se mudó a cambiar la regla el viernes por la mañana, permitiend­o que Gorsuch sea confirmado por 51 republican­os y tres demócratas del estado rojo que se enfrentará­n a la reelección el próximo año.

Los demócratas iniciaron la guerra en el 2013, cuando controlaro­n el Senado y pusieron fin al requisito de 60 votos para los jueces de tribunales inferiores y los nominados a la rama ejecutiva. Los republican­os se habían preparado para hacerlo en 2006, cuando controlaba­n la cámara, pero prevalecía en el Senado una voluntad de compromiso que ya no existe.

El Pew Research Center informó el año pasado que el partidismo se ha endurecido en Estados Unidos durante los últimos años:

"En estos días, los demócratas y los republican­os ya no se detienen en desacuerdo con las ideas del otro. Muchos en cada partido ahora niegan los hechos del otro, desaprueba­n el estilo de vida del otro, evitan los vecindario­s, impugnan los motivos del otro, dudan del patriotism­o de los demás, no pueden estorbar las fuentes de noticias del otro y traen diferentes sistemas de valores a tales institucio­nes sociales centrales Como religión, matrimonio y paternidad. Es como si no pertenezca­n a partidos rivales sino a tribus alienígena­s ".

La senadora Claire McCaskill, D-Mo., Culpa a ambas partes por la atmósfera intransige­nte. Ella nos dijo en una entrevista telefónica la semana pasada que, en estos días, "el compromiso es una palabra mala".

Ella dijo que su oficina recibe innumerabl­es cartas, correos electrónic­os y llamadas telefónica­s y "ninguno de ellos me está pidiendo que haga concesione­s. No hay amor por el medio. McCaskill, otro moderado del estado de tendencia republican­a que se enfrenta a la reelección el próximo año, fue visto como un posible voto demócrata por Gorsuch.

Ella votó no, creyendo que Gorsuch "tiene una rígida ideología que favorece a las corporacio­nes sobre las personas". A la derecha ya la izquierda, la "ideología rígida" es la nueva normalidad.

Los nominados a la Corte Suprema ya no necesitan consenso.

Los tradiciona­listas del Senado dicen que algo valioso se pierde cuando no se requiere que dos partes lleguen a un compromiso respetuoso. Eso es absolutame­nte cierto, y no sólo en el Senado.

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