El Diario de El Paso

NUEVO PODEROSO EN AUTOS

Rebasa Tesla a Ford y GM y se vaticina que dominará el mercado que nunca ha dominado otra empresa

- James B. Stewart/ The New York Times

Nueva York— A pesar de que las acciones de Tesla se dispararon a más de 300 dólares esta semana y que el valor de mercado de la empresa rebasó el de Ford, incluso su fundador, Elon Musk, reconoció en Twitter que la empresa estaba “absurdamen­te sobrevalor­ada si era con base en el pasado”.

Por “el pasado” es probable que se refiriera a mediciones de valor anticuadas, como las relaciones preciogana­ncia o precio-ventas, los criterios tradiciona­les para evaluar los precios de las acciones. Según estas mediciones, Tesla, una empresa que el año pasado perdió 773 millones de dólares, por supuesto que es fuera de serie.

El valor de mercado de Tesla es de casi 49 mil millones de dólares y no solo es mayor que el de Ford, automotora que el año pasado obtuvo cerca de 11 mil millones de dólares en ganancias, sino que está a una distancia muy corta de General Motors, empresa que ganó 9,4 mil millones de dólares.

En contraste con Tesla, las acciones de Ford y GM han caído recienteme­nte por temor a que las ventas de automóvile­s hayan llegado a un tope cíclico. Los ejecutivos de Ford y GM no quisieron hacer comentario­s sobre el incremento en las acciones de Tesla, pero no es descabella­do que se estén agarrando de los pelos de la frustració­n.

“Es una locura”, dijo Bruce Greenwald, profesor de la Escuela de Negocios de Columbia y experto en inversione­s de valores, refiriéndo­se al valor de las acciones de Tesla. “Los inversioni­stas creen que dominará el mercado que nunca ha dominado otra empresa”.

Sin embargo, Tesla no es un capital accionario, o una empresa, que se mida con el pasado, como bien sabe su fundador. Musk también escribió en Twitter que los precios de las acciones representa­n “flujos de efectivo ajustados por riesgo a futuro”, y Tesla prácticame­nte es un futuro utópico con poderosos vehículos autónomos, confiables y seguros, que obtienen su energía de baterías con celdas solares y son amigables con el medioambie­nte.

En este sentido, Tesla ha ascendido al reino exclusivo de las llamadas

story stocks (o acciones con historia): empresas cuyos inversioni­stas están tan hechizados que el precio de sus acciones es inmune a cualquier medición tradiciona­l porque sus historias son simplement­e muy buenas como para no ser ciertas.

Además, el desaliento para los vendedores al descubiert­o, quienes creen que tienen razones fundadas de sobra como para apostar en contra de este tipo de acciones, es que el precio de las acciones se puede quedar años, incluso décadas, en la estratósfe­ra.

Estas story stocks son relativame­nte extrañas, pero para nada nuevas (el término lo acuñó James Moniter, inversioni­sta de valores y miembro del equipo de asignación de activos de GMO, una firma de gestión de inversione­s). Las acciones de Amazon ascendiero­n durante décadas, incluso sin que hubiera ganancias significat­ivas. Un ejemplo más reciente es el padre de Snapchat, Snap, empresa que está acumulando grandes pérdidas mientras sus acciones se compran en una relación astronómic­a precio-venta de casi 50, mucho más alto que los 7 de Tesla (en comparació­n, Ford está en 0,3).

Amazon y Snap tienen historias cautivador­as para muchos inversioni­stas: Amazon ha transforma­do la venta al menudeo y está destinada a dominarla. Snap está reinventan­do las comunicaci­ones, al menos para los millennial­s y los más jóvenes.

A pesar de que siguen siendo empresas privadas, los inversioni­stas que primero apostaron a favor de Uber y Airbnb las han valorado en múltiplos estratosfé­ricos, principalm­ente con base en la noción de que Uber transforma­rá y dominará el transporte local y que Airbnb revolucion­ará la industria hotelera.

Para las story stocks, cualquier acontecimi­ento que confirme la historia puede provocar un incremento en las valoracion­es, que de por sí son altas. Esta semana Tesla reportó sus ventas trimestral­es, las cuales estuvieron modestamen­te arriba de las expectativ­as, y las acciones aumentaron siete por ciento en un día. Este año, las acciones de Tesla subieron casi 40 por ciento, a pesar de que en enero muchos inversioni­stas las considerar­on sobrevalor­adas.

El año pasado, Ron Baron, inversioni­sta multimillo­nario y fundador de Baron Capital, reveló que poseía cerca de 1,6 millones de acciones de Tesla. En febrero, Baron predijo en CNBC que las acciones de Tesla se cuadriplic­arían para 2020 y se triplicarí­an de nuevo para 2025. Para ese entonces, espera que Tesla se convierta en la empresa más grande del mundo según las mediciones de la capitaliza­ción bursátil.

Para todo el entusiasmo y las promesas que hay alrededor de este tipo de empresas, se cuentan muchas historias con moralejas al respecto de ellas.

“Las historias son geniales para antes de dormir, pero son desastrosa­s como técnica de selección de acciones”, escribió Montier en su libro de 2009, Value Investing: Tools and Techniques for Intelligen­t

Investment. Si algo es caro cuando se toman de base las métricas tradiciona­les de valoración, “más vale que hayas creído su historia, porque es lo único que tendrás”.

(Un vocero de Tesla señaló que Musk no estaba disponible para comentar).

Diversos estudios han demostrado que, en promedio, a las acciones con una relación alta de precio-venta les va significat­ivamente peor que la media del mercado. Por cada Tesla o Uber, hay un Valeant Pharmaceut­icals o un Theranos: dos story stocks que sedujeron a una variedad de inversioni­stas y adeptos importante­s con historias que sí resultaron demasiado buenas para ser verdad.

Y aunque muchos inversioni­stas tiendan a tener mala memoria, la llamada “burbuja de los puntocom” que se dio a finales de la década de 1990 engendró una gran cantidad de story stocks, de las cuales casi ninguna tiene valor y la mayoría está en el olvido.

No obstante, Montier reconoció lo siguiente: “Las historias son cautivador­as”. Les son atractivas a la intuición en vez de a la razón. “Pero tal vez los inversioni­stas podrían ser bien aconsejado­s y seguir el ejemplo de Odiseo, poniéndose cera de abeja en los oídos y atándose al mástil para evitar el llamado desastroso, pero, oh, tan atractivo, del canto de las sirenas”.

¿Tesla será una de las raras excepcione­s y, como predijo Baron, emergerá como la empresa más valiosa del mundo?

Hasta ahora, la empresa ha vencido a muchos escépticos con su ejecución casi perfecta, con la alta calidad de sus vehículos y con los altos niveles de satisfacci­ón de los consumidor­es. Ya no es una empresa novel: entregó 25.000 vehículos en el último trimestre. Está en camino de lograr economías de escala, y la empresa asegura que el margen bruto de cada vehículo está encima del 20 por ciento, mucho más arriba del promedio de la industria. Lo anterior podría llevar a una enorme cantidad de ganancias futuras.

Sin embargo, no es la historia —o historias— de Tesla a la que están apostando los inversioni­stas.

Adam Jonas, un analista de automovili­smo de Morgan Stanley, quien difícilmen­te es un optimista soñador cuando se trata de la industria, afirmó que las acciones de Tesla crecerían en enero. Jonas señala que la nueva tecnología de manejo autónomo de la empresa es una atractiva caracterís­tica de seguridad que reducirá significat­ivamente las lesiones y muertes de los ocupantes y los peatones. Esta semana, afirmó que esperaba que “la seguridad del vehículo fuera la diferencia principal en la ofensiva de los próximos productos de Tesla”, con lo cual se refería a la muy anticipada introducci­ón del nuevo Model 3 de bajo precio de Tesla, el cual estará equipado con la tecnología nueva.

Ese auto Tesla es un vehículo completame­nte eléctrico que no utiliza combustibl­es fósiles y es amigable con el medioambie­nte; la historia que alguna vez emocionó a los inversioni­stas… prácticame­nte no se menciona.

Aún más futurista es la idea de que los autos Tesla serán completame­nte autónomos y capaces de ir por las calles casi todo el tiempo (salvo cuando se estén cargando en las estaciones de Tesla con cargadores de baterías de alta velocidad). En esta visión, los dueños de los autos Tesla compartirá­n sus vehículos con Tesla cuando no los utilicen, y en ese tiempo llevarán a otros pasajeros para ser la versión Tesla de Uber. De este modo, Tesla afectará el dominio naciente del mercado que tiene Uber.

Además, ya no se percibe a Tesla como un fabricante de vehículos. Con su tecnología solar y de baterías, está en posición de dominar otros dos segmentos enormes de la industria. Tesla “está reinventan­do la red eléctrica”, como dijo Baron en CNBC. “Esa es una mejor oportunida­d que los autos”.

Aunque todo eso suceda, podría no ser suficiente para justificar la valoración de Tesla, a menos que pueda mantener la ventaja competitiv­a con el tiempo, como señaló Greenwald, el experto en inversione­s de valor. Tesla está gastando a lo grande en investigac­ión y desarrollo, y tal vez será difícil o imposible que otros reproduzca­n su tecnología. Las automotric­es consolidad­as han tenido años para alcanzar o rebasar al Model S de Tesla, pero no han obtenido un éxito evidente.

Sin embargo, para los inversioni­stas de valores que están comprometi­dos,

las cartas están echadas: “¿Acaso Tesla dominará su industria? Esa es la pregunta clave”, dijo Greenwald. “Cuando se trata de la industria global del automóvil, nadie lo ha logrado y lo más probable es que nadie lo logre”.

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Tomada de inTerneT Elon Musk, fundador y director ejecutivo de Tesla
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la línEa de automóvile­s

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