Vio la CIA apoyo anticipado
Mostró la agencia evidencias mucho antes sobre el esfuerzo ruso para ayudar a Trump en elecciones
Washington— En el verano, en sesiones informativas secretas, la CIA le dijo a legisladores séniores que tenía información que indicaba que Rusia estaba trabajando para ayudar a que Donald Trump fuera elegido presidente, una conclusión que no se hizo pública sino meses después de la victoria, dicen ex funcionarios gubernamentales.
Los informes indican que los funcionarios de inteligencia tenían evidencia de esas intenciones de ayudar a Trump muchísimo antes de lo que se pensaba en la campaña electoral. Esas sesiones también revelan una división crítica en el verano entre altos funcionarios de la CIA y sus contrapartes en la FBI, donde diversos altos funcionarios siguieron creyendo hasta el otoño que los ciberataques de Rusia estaban dirigidos sólo a alterar al sistema político estadounidense y no a que ganara Trump, según entrevistas.
Los ex funcionarios dijeron que a finales de agosto –10 semanas antes de las elecciones–, John O. Brennan, entonces director de la CIA, estaba tan preocupado por la creciente evidencia de la intromisión de Rusia en las elecciones que empezó una serie de sesiones informativas urgentes e individuales para los ocho integrantes de mayor jerarquía del Congreso, a algunos con líneas telefónicas seguras, durante el receso de verano.
No está claro qué nueva inteligencia pudiera haber surgido de estas sesiones informativas. Sin embargo, con las inquietudes en aumento, tanto interna como públicamente en ese momento, sobre un ciberpirateo ruso al Comité Nacional Demócrata, la CIA empezó a ver signos de posibles conexiones con el equipo de campaña de Trump, dijeron los funcionarios. Para las últimas semanas de la campaña, el Congreso y los servicios de inteligencia se apresuraban para conocer la magnitud de la amenaza rusa.
En el informe del 25 de agosto para Harry Reid, entonces el demócrata de mayor jerarquía en el Senado, Brennan indicó que el ciberpirateo de Rusia parecía dirigido a ayudar a que ganara Trump las elecciones en noviembre, según dos ex funcionarios que tienen conocimiento de esa sesión.
Los funcionarios dijeron que Brennan también indicó que los asesores, sin nombre, de Trump podrían estar trabajando con los rusos para interferir en las elecciones. La FBI y dos comités congresales están investigando esa aseveración, centrándose en posibles comunicaciones y transacciones financieras entre los afiliados rusos y un puñado de ex asesores de Trump. Hasta ahora, no ha surgido públicamente ninguna prueba de alguna colusión.
Trump ha rechazado cualquier sugerencia de una conexión rusa por ser “ridícula” y “noticias falsas”. La Casa Blanca también ha buscado desviar el centro de la atención de la investigación hacia lo que Trump ha dicho, sin evidencia alguna, que fuera la intervención de los teléfonos de la Torre Trump durante la campaña electoral que ordenó el ex presidente Barack Obama.
La CIA y la FBI declinaron comentar para este artículo, al igual que Brennan y legisladores séniores que participaron en las sesiones informativas del verano.
En la sesión de agosto para Reid, dijeron los dos ex funcionarios, Brennan indicó que la CIA, centrada en la inteligencia extranjera, estaba limitada en su capacidad legal para investigar posibles conexiones con Trump. Los funcionarios dijeron que Brennan le dijo a Reid que la FBI, encargada de la inteligencia interior, tendría que marcar el camino.
Días después, Reid le escribió a James B. Comey, el director de la FBI. Sin mencionar los informes con la CIA, Reid le dijo a Comey que “recientemente se había preocupado” de que la interferencia de Rusia fuera “más extensa de lo que se sabe en general”.
En su carta, el senador citó lo que llamó evidencia creciente “de una conexión directa entre el gobierno ruso y el equipo de la campaña presidencial de Donald Trump”, y dijo que era crucial para la FBI “usar cada recurso disponible” en una investigación.
Algo que Reid no sabía era que la FBI ya había abierto una indagatoria de contrainteligencia un mes antes para examinar los posibles vínculos entre Rusia y la gente relacionada a la campaña de Trump. Sin embargo, su existencia se mantuvo en secreto y ni siquiera se les dijo a los congresistas.
Ya bien entrado el otoño, funcionarios de las fuerzas de seguridad dijeron que la FBI –incluidos los analistas de inteligencia– no había encontrado ningún vínculo concluyente o directo entre Trump y el gobierno ruso, como lo reportó The New York Times el 31 de octubre.
Sin embargo, a medida que se acercaban las elecciones y salían nuevos lotes de correos electrónicos demócratas ciberpirateados, algunos funcionarios de la FBI empezaron a cambiar su punto de vista sobre las intenciones de Rusia y, al final, llegaron a creer, como meses antes lo había hecho la CIA, que Moscú estaba tratando de ayudar a que Trump resultara elegido, dijeron funcionarios.
No fue sino hasta principios de diciembre, un mes después de las elecciones, que se supo públicamente, en artículos periodísticos, que la CIA había concluido que la motivación de Moscú era hacer que se eligiera a Trump.
Algunos funcionarios de inteligencia fueron cautelosos de no presionar demasiado agresivamente antes de las elecciones con cuestionamientos porque podría verse como un intento inapropiado de ayudar a Clinton.
Sin embargo, después de que perdiera Clinton, diversos de sus partidarios han dicho que Comey y otros funcionarios del gobierno debieron haber revelado más a la población sobre lo que sabían acerca de las motivaciones de Rusia y sus posibles conexiones con el equipo de campaña de Trump, durante las campañas electorales.
En las sesiones informativas secretas que sostuvo la CIA en agosto y septiembre con la Banda de los Ocho –los dirigentes republicanos y demócratas de la Cámara de Representantes y el Senado, y de los comités de inteligencia respectivos– hubo muestras de profunda preocupación por el impacto de la injerencia electoral.
En esas sesiones, la CIA dijo que había inteligencia que indicaba no sólo que los rusos estaban tratando de hacer que Trump fuera elegido, sino que habían logrado acceder a las computadoras de múltiples consejos electorales estatales y locales en Estados Unidos desde el 2014, dijeron los funcionarios.
Si bien la injerencia cibernética en los sistemas no implicó a las operaciones del conteo de los votos, propiamente dichas, funcionarios del gobierno de Obama propusieron que los ocho legisladores séniores les escribieran una carta a los funcionarios electorales de los estados, para advertirles de la posible amenaza del ciberpirateo ruso, comentaron los funcionarios.
Sin embargo, el senador Mitch McConnell de Kentucky, el líder de la mayoría republicana, se opuso y cuestionó el apuntalamiento de la inteligencia, según funcionarios que tenían conocimiento de las discusiones. Por último, McConnell estuvo de acuerdo en una versión más moderada de la carta, en la que no se menciona a los rusos, pero se advierte de unos “malvados”, sin dar nombres, que podrían buscar alterar las elecciones con la intrusión en internet. Firmaron la carta, datada el 28 de septiembre, McConnell, Reid, el presidente de la Cámara de Representantes Paul D. Ryan y la representante Nancy Pelosi, la demócrata de mayor jerarquía.