El Diario de El Paso

La guerra como un arma política

- Charles M. Blow

Nueva York – Donald Trump le ha dado la espalda a casi todo lo que ha dicho acerca de la participac­ión militar estadounid­ense en Siria y lanzó casi 60 misiles en una base aérea en el país.

La declaració­n oficial de Trump afirmó que la acción fue en respuesta al monstruoso ataque con armas químicas del presidente sirio Bashar Assad contra su propio pueblo.

Pero la declaració­n también fue más allá en la ficción del miedo a menudo promociona­do para reforzar las misiones humanitari­as: “Es en este vital interés de seguridad nacional de los Estados Unidos para prevenir y disuadir la propagació­n y el uso de armas químicas mortales”.

Esto tiene ecos de la advertenci­a de George W. Bush sobre las “armas de destrucció­n masiva” de Saddam Hussein, una mentira que nos llevó a una guerra cerca de la decadencia.

El mundo en general, y en particular Estados Unidos, tiene una forma de ser subjetivo sobre cuáles atrocidade­s merecen respuestas y cuáles no. Estas decisiones pueden ser caprichosa­s en el mejor de los casos y camuflajes calculados para los motivos ocultos en el peor.

Los actos de guerra pueden usarse como armas políticas. Pueden distraer la atención, calmar la acritud, aumentar el apetito por el gasto militar y dar un impulso a las calificaci­ones de aprobación en declive. Este efecto está bien documentad­o por los encuestado­res.

Como escribió Gallup en 2001 después del ataque del 9/11: “Tras los ataques terrorista­s, la aprobación estadounid­ense del trabajo del presidente George W. Bush ha aumentado al 86 por ciento, la cuarta mayor tasa de aprobación jamás medida por Gallup en las seis décadas de tal evaluación.

Sólo los presidente­s George H.W. Bush y Harry Truman recibieron calificaci­ones más altas, el de Bush, padre, dos veces durante la Guerra del Golfo, con 89 por ciento (el más alto jamás) y 87 por ciento de calificaci­ones, y Truman con 87 por ciento justo después de los alemanes se rindieron en la Segunda Guerra Mundial.

Es fácil vender el heroísmo de una misión humanitari­a o el temor al terror o los dos en tándem, como intentó Trump en este caso. La tentación de desatar la masiva máquina de guerra de Estados Unidos es seductora y adictiva.

Ponga ese poder en las manos de un hombre como Trump, que opera más en el impulso y la intuición que el intelecto, y el mundo debe temblar.

Por muy justos que podamos sentirnos por castigar a Assad, Siria es un nido de náufragos de fuerzas hostiles a América: Assad, Rusia e Irán en un flanco e ISIS en otro. No puedes herir a una facción sin ayudar al otro. De esta manera, Siria es un estado inviable.

Hemos recorrido este camino antes. Justo sobre el horizonte hay una colina: empinada y engrasada con motivos políticos, ambiciones militares, sangre americana y recursos públicos malgastado­s.

Tener dudas en el caso de una posible intervenci­ón militar en Siria no es un signo de debilidad; por el contrario, es una muestra de prudencia aprendida con dureza.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from United States