ATAQUE DE EU A SIRIA AFIANZó ACEPTACIóN RUSA HACIA ASAD
Tras el lanzamiento de misiles, se apresuró el Kremlin a salir en defensa del presidente sirio
MSi Rusia sostuvo alguna vez al menos una semblanza de distancia respecto del presidente Bashar Asad de Siria, se apresuró a salir en su defensa después de los ataques estadounidenses con misiles que ordenó el presidente Donald Trump el jueves pasado. El ataque acercó más que nunca a Moscú con el notorio autócrata sirio.
Aun mientras Estados Unidos condenó a Asad por lanzar gases contra sus propios ciudadanos y responsabilizó, en parte, a Rusia, dada su promesa del 2013, de que Siria se desharía de las armas químicas, el Kremlin siguió negando que Siria tuviera esa capacidad.
Al defender a Asad y condenar la ‘agresión’ estadounidense, el presidente Vladimir Putin de Rusia pareció estar enterrando la idea que él pudiera, de alguna forma, cooperar con el Gobierno de Trump para ponerle fin al conflicto bajo sus términos.
Es probable que la solidaridad con Damasco le cause problemas a Rusia en el largo plazo, dijeron analistas, aunque es factible que no se pueda persuadir a Putin de que suelte su acogida en algún momento próximo.
Es frecuente que el Gobierno ruso se lleve su tiempo para reaccionar a los grandes acontecimientos mundiales, pero el Kremlin emitió una rápida declaración, temprano el viernes, en la que reprende a Estados Unidos por los ataques con misiles contra el campo aéreo Al Shairat en represalia por el ataque con armas químicas de Siria.
El ministro ruso de la defensa prometió fortalecer los sistemas de defensa de Siria, envió una fragata a un puerto de escala y congeló un acuerdo con Estados Unidos para coordinar la actividad en el espacio aéreo sirio.
‘Putin tomó una decisión; la de subrayar que Asad es su aliado’, comentó Alexander Morozov, un analista político independiente. ‘Esto llevará a un mayor aislamiento de Rusia, pero Putin se mantendrá en sus trece’.
Morozov y otros analistas consideran que esa política es problemática por diversas razones.
Rusia es culpable, en parte
Primero, Trump y su secretario de Estado, Rex W. Tillerson, han pintado a Rusia como, al menos en parte responsable de la matanza de civiles que fomentó el Gobierno de Asad.
‘El problema principal de Moscú no es que Estados Unidos atacara, sino que Trump y Tillerson han endurecido su retórica sobre Siria y Asad’, notó Vladimir Frolov, un analista de relaciones exteriores y columnista de Republic.ru.
Añadió: ‘Han dicho que Rusia es responsable de las acciones de Asad y que no cumplió con sus responsabilidades en términos del desarme del armamento químico’.
El ataque químico en el pueblo sirio de Jan Sheijun el martes 4 mató a mas de 80 personas y lesionó a cientos más. Turquía dijo el jueves que se había utilizado el sarín, un agente nervioso prohibido.
Estados Unidos respondió lanzando casi 60 misiles crucero contra la base aérea donde estaban los aviones de combate utilizado en el ataque químico. El gobernador local dijo que habían muerto cinco militares y dos civiles.
Ganar a cualquier costo?
Segundo, al continuar los ataques letales contra civiles, Asad parece querer perseguir una victoria militar a cualquier costo, lo cual refutaba las declaraciones rusas de que la única solución es un arreglo negociado.
Con ello, se corre el riesgo de prolongar una guerra que Putin ha descrito en Rusia como rápida, barata y fácil, en un momento en el que muchos rusos han estado batallando económicamente. Tratar de mantener bajos el costo y la magnitud de la guerra es una razón crucial por la que los rusos evitarán escalar cualquier conflicto con Estados Unidos, dijeron los analistas.
‘Rusia quiere terminar el conflicto y disminuir su presencia militar y económica’, dijo Andrei Frolov, un analista de la defensa y editor administrativo del ‘Informe de Defensa de Moscú’.
Con la siguiente campaña presidencial rusa, programada para comenzar a finales del presente año, notó, ‘no hay ninguna necesidad de continuar una guerra fuera del país para la que, al pueblo ruso le han dado una explicación débil del porqué Rusia se está quedando allá’.
En una encuesta de opinión que levantó el centro independiente Levada en marzo, se encontró que casi 20 por ciento de los rusos creía que la participación militar del país en Siria no tenía ningún sentido.
Una alianza peligrosa
Tercero, la alianza con Asad podría debilitar uno de los objetivos principales de Putin para entrar en la guerra: tratar de hacer que Rusia vuelva a ser un actor en el escenario mundial como un intermediario indispensable en Oriente Próximo.
Proteger a Asad podría hacer que países, como Turquía e Israel, a los que Moscú ha estado tratando de acercarse, lo rechacen más, dijeron analistas, por no decir que gran parte del mundo.
En los meses inmediatamente posteriores a que Rusia desplazara a su ejército a Siria, María Zajarova, la portavoz del ministerio de Relaciones Exteriores, solía decir cosas como éstas: ‘Nosotros no apoyamos a Asad; lo que es importante para nosotros es preservar la categoría de Estado’.
Después del ataque, el ministerio produjo, en forma automática, un comunicado de prensa en el que elogió a Siria por su ‘feroz batalla’ contra el ‘terrorismo internacional’.
Alexei V. Makarkin, subdirector del Centro para Tecnologías Políticas, un centro de reflexión con sede en Moscú, dijo: ‘Entre más tiempo apoye Rusia a Asad, más dependerá de él’.
‘Al principio, se habló sobre reemplazarlo, si bien gradualmente’, dijo, pero eso ya desapareció.
La razón ostensible por la que Putin desplazó a su ejército a Siria en septiembre del 2015 fue la de combatir al terrorismo, pero es frecuente que se desestime por considerarse una lógica de cita corta. Otros objetivos, especialmente el de apuntalar a Asad, resultaron ser más importantes.
Putin quería resucitar la antigua reputación soviética de Moscú como una potencia militar mundial. Siria resultó ser un escaparate de las nuevas armas rusas, y Rusia ha establecido dos raras bases allí.
‘Rusia seguirá apoyando a Asad porque es el único garante de la presencia militar de Rusia en Siria y, por tanto, de la presencia militar de Rusia en Oriente Próximo en su conjunto’, notó Makarkin.
Además, Putin estaba consternado por la forma en la que los dirigentes occidentales habían abandonado a sus ex aliados, como el ex presidente Hosni Mubarak de Egipto y Muamar Gadafi de Libia.
Putin estaba determinado a demostrar que Rusia no abandonaría a sus amigos y se opondría a ‘un cambio de régimen basado en una intervención extranjera’.
Rusia culpa a Estados Unidos por desestabilizar a países como Irak y Libia –lo que, piensan algunas, ha proporcionado una apertura a los extremistas islámicos–, un escenario que Putin estaba determinado a evitar en Siria.
Sanciones y aislamiento
Finalmente, claro, Siria le presentaba a Rusia una oportunidad para romper el aislamiento que resultó de las sanciones que le impuso Occidente por haberse anexado a Crimea en el 2014 y haber desestabilizado a Ucrania.
El Kremlin pensó que al forjar una alianza con Occidente sobre siria volvería ilógica la idea de mantener las sanciones económicas.
Trump, durante su campaña, también pareció abanderar esa idea y cuestionó la necesidad de las sanciones, sugiriendo que era probable que Crimea sí le perteneciera a Rusia, y elogió repetidas veces a Putin como un dirigente fuerte. Apoyó la idea de que, juntos, los dos países compartieran al Estado Islámico, también conocido como EIIL o ISIS, por sus siglas en inglés.
Si bien eso generó suspicacias de colusión en Estados Unidos, se recibió bien en Rusia como un nuevo inicio en las relaciones.
Las ilusiones comenzaron a desvanecerse a medida que Trump y sus aliados revirtieron muchas de esas posiciones, una por una, y, prácticamente, las enterró el ataque contra Siria.
El viernes, la rúbrica de Rossiya 24, el canal de noticias por satélite paraestatal, de parte de la cobertura del ataque fue ‘Kaptain Amerika’, superpuesta sobre una figura que parecía un zombi con ojos muertos.
‘El resto de la neblina preelectoral se ha difuminado’, escribió en su página de Facebook Dimitri Medvedev, el primer ministro de Rusia. ‘En lugar del discurso que ha circulado masivamente sobre una pelea conjunta en contra de nuestro enemigo principal, el EIIL, el gobierno de Trump ha demostrado que estará peleando ferozmente contra el gobierno legítimo de Siria”.
(Que Medvedev respondiera públicamente y no Putin pareció indicar un enojo moderado.)
La primera consecuencia en el terreno, dijeron los analistas, es que Siria y el ejército ruso se sentirán menos restringidos que nunca para atacar a las fuerzas que consideran alineadas con Occidente y a las que han acusado de ser terroristas.
Algunas organizaciones rebeldes sirias subsidiadas por Estados Unidos y sus aliados regionales han formado alianzas en el campo de batalla con combatientes de Al Nusra, la organización afiliada a Al Qaeda en Siria.
‘Ahora, Rusia en Siria puede oprimir y destruir a las fuerzas de oposición, sin consideración a Estados Unidos y su posición’, notó Frolov, el analista de la defensa.