El Diario de El Paso

Trump acertó en Siria y China... ¿estará entrando en razón?

- David Ignatius

Washington– La política exterior de Donald Trump ha sido un espectácul­o vertiginos­o de mensajes mixtos y cambios de política durante los primeros tres meses. Pero en las pruebas cruciales de la semana pasada, el Presidente Trump tomó buenas decisiones sobre Siria, Rusia y China, acercando un poco más su errática administra­ción a los pilares de la política tradiciona­l de Estados Unidos.

La decisión de atacar una base aérea siria fue un acierto para una Casa Blanca inexperta y a veces frágil, dijo un alto funcionari­o. Trump no podía estar seguro cuándo lanzó el ataque que un ruso no caería muerto, o que algún otro accidente no ocurriría. La opción militar que él eligió tenía dos virtudes: era rápido, sorprendie­ndo a los rusos que no habían esperado tal represalia inmediata. Aparte, se midió, enviando un mensaje calibrado en lugar de comenzar una intervenci­ón militar abierta.

Trump famosament­e le gusta ganar, y él probableme­nte puede reclamar una victoria aquí después de semanas de reveses caóticos. Como resultado, la operación de Siria, generalmen­te elogiada tanto en el país como en el extranjero, ha consolidad­o el poder del equipo de política exterior de Trump, de maneras que pueden alterar el equilibrio político de esta Casa Blanca. He aquí el consenso entre los altos funcionari­os republican­os y demócratas con los que hablé: El consejero de seguridad nacional H. R. McMaster dirigió un estrecho proceso interinsti­tucional; el secretario de Defensa, Jim Mattis, ofreció al presidente opciones claras y realistas. Trump permaneció lejos de Twitter, animando en privado a sus miembros del equipo en lugar de interrumpi­rlos.

Trump también se ha inclinado hacia China y lejos de Rusia en el juego triangular de naciones jugado por esta administra­ción, como lo fue por el entonces Secretario de Estado Henry Kissinger, el mentor aparente de Kushner. Ese reequilibr­io es lo opuesto a lo que Trump pareció favorecer durante la campaña, cuando criticó a China y cortejó al presidente ruso Vladimir Putin en cada oportunida­d. Pero es un curso más sensible y sostenible.

Trump ha dado un vuelco de 180 grados en China: Después de desafiar los fundamento­s de la relación antes de que él asumiera el cargo, Trump ha vuelto ahora al lenguaje de la cooperació­n. El objetivo de la cumbre con el mandatario chino Xi Jinping, dicen los funcionari­os, fue que los dos “hombres grandes” se conozcan. Pasaron casi cuatro horas en una conversaci­ón individual, explicando cómo miran asuntos como Corea del Norte y el comercio mundial.

El estilo impulsivo e impredecib­le de Trump ha confundido a los chinos, que quieren planificar cada detalle, pero los funcionari­os dicen que su satisfacci­ón general fue transmitid­a por su falta de críticas en un comunicado emitido después de la cumbre.

El secretario de Estado Rex Tillerson está llevando el mensaje de Trump a Moscú esta semana. Se espera que le diga a altos funcionari­os rusos que su alianza con el presidente sirio Bashar al-Assad es un perdedor, y que Estados Unidos trabajará con Moscú en una transición política para reemplazar a Assad con otro elemento aceptable para Rusia.

El equipo de Trump cree que después de la huelga de la semana pasada contra Siria para hacer cumplir la prohibició­n de armas químicas, Estados Unidos ha recuperado la iniciativa estratégic­a de Putin. “Rusia está tratando de mantener el control en lugar de lanzar para un cambio”, dice un alto funcionari­o. “Están sorprendid­os por Trump”.

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