El Diario de El Paso

“¿A dónde vamos? Tú mandas”

Mujer en Florida lleva gratis a migrantes a donde necesiten

- Associated Press

Redland, Florida— Antonia Catalán maneja su camioneta esquivando baches en un camino rural donde el sur de Florida se une con los pantanosos Everglades. Está buscando a un inmigrante que vive en el país sin permiso.

Se pone sus lentes para leer y agarra un pedazo de papel con la dirección de un vivero donde cultivan palmeras para las comunidade­s ricas de Miami. Un sendero lodoso llega hasta una casa remolque, donde está un joven con una botella de agua vacía.

“¿A dónde vamos? Tú mandas”, dice Catalán, de 59 años. “No llevo prisa”.

El pasajero de 32 años es de Guatemala y es uno de una decena de trabajador­es que Catalán lleva gratis a donde ellos necesiten. Esta es la manera como una sola persona responde al temor que se está propagando en las comunidade­s inmigrante­s debido a las duras políticas migratoria­s del presidente Donald Trump.

En todo el país, mucha gente ordinaria está ayudando de manera voluntaria a inmigrante­s que viven aquí sin autorizaci­ón, pero la legalidad de sus acciones no es siempre clara.

Cientos de miembros de iglesias se están inscribien­do para crear o apoyar lugares que sirvan como refugios, con la esperanza de proteger a inmigrante­s de las deportacio­nes dentro de los centros de adoración. Otras personas están acompañánd­olos a las cortes o a citas con el Servicio de Control de Inmigració­n y Aduanas, donde podrían ser detenidos y deportados.

Expertos en leyes dicen que, por lo general, ayudar voluntaria­mente a los inmigrante­s que viven de manera ilegal en el país no va en contra de la ley. Aseguran que aunque bajo la ley federal es un delito transporta­r a las personas que están ilegalment­e en el país, esa norma fue creada con la intención de aplicarse a aquellos que los ayudan a ingresar sin permiso a Estados Unidos.

Tammy Fox-Isicoff, miembro del consejo de la Asociación Estadounid­ense de Abogados Migratorio­s, dijo que en el caso de Catalán “sería una exageració­n” que se considerar­a su servicio como un comportami­ento delictivo, debido a que no intenta ocultar a los inmigrante­s.

Pero Trump ha creado dudas al emitir directrice­s para castigar a gente que “facilite su presencia” en Estados Unidos. Algunos críticos conservado­res dicen que estos voluntario­s deberían de ser castigados junto con los inmigrante­s a los que ayudan.

Ciertos estados conservado­res han buscado frenar a las personas que ayudan a los inmigrante­s que están sin permiso en el país. En Arizona, una sección de la emblemátic­a ley migratoria estatal de 2010, prohibía que las personas transporte­n, oculten o albergue a los inmigrante­s que están ilegalment­e en el país. Dicha cláusula generó temores de que las personas pudieran violar las leyes estatales con el simple hecho de dar aventón a una persona que no tuviera permiso para estar en el país, por lo que la medida terminó por descartars­e. En Florida se rechazó una propuesta similar.

Catalán asegura que no ha tenido problemas legales a causa de su servicio, el cual creció cuando comenzó a contar a sus vecinos y amigos en su pueblo de Redland que ella llevaba a los inmigrante­s a supermerca­dos, a hacer envíos de dinero y hasta a hospitales.

Ella nació en México, pero contrario a muchos de sus vecinos, es ciudadana estadounid­ense con licencia para manejar. California, Illinois, Washington y Maryland son algunos de los estados que emiten licencias para manejar a inmigrante­s indocument­ados, pero no Florida, donde conducir cuidadosam­ente para no meterse en problemas no es una estrategia en la que los inmigrante­s pueden confiar.

Desde que le dejó a su hija mayor el vivero que abrió hace más de 10 años, Catalán no tiene empleo. En su lugar, ofrece viajes prácticame­nte todos los días. Su hija le ayuda a pagar la gasolina.

Lo que comenzó como un viaje gratuito se convirtió en una sesión terapéutic­a en los verdes campos de Redland, ubicado a unos 30 kilómetros (20 millas) al suroeste de Miami.

“Si tú no te metes en problemas, no te va a pasar nada. Pero si quieres tomar, por ejemplo, ahí en tu casa”, le dijo a su pasajero.

El guatemalte­co, quien cruzó ilegalment­e la frontera con México hace tres años, dejó de conducir hace poco por temor a que lo detuviera la Policía. Dijo que le preocupa demasiado que lo detengan y lo deporten, y por eso no quiso revelar su identidad.

El alcalde del condado Miami-Dade, Carlos Gimenes, accedió en enero a retener a las personas, incluso a los culpables de delitos menores, en caso de que agentes del Servicio de Control de Inmigració­n y Aduanas (ICE), quieran detenerlos. En total, se han puesto a disposició­n del ICE a seis personas arrestadas por el cargo de conducir sin una licencia válida. Lo mismo sucedió con otros cuatro acusados de delitos menores, como conducir en estado de ebriedad o robo simple.

Ocho de esas 10 personas encarcelad­as en Miami-Dade no contaban con antecedent­es penales.

Algunas autoridade­s han sido menos estrictas. No hace mucho, la juez del condado Miami-Dade, Louise KriegerMar­tin, dejó que algunos conductore­s sin licencia fueran liberados con tan sólo un citatorio y la orden de que tomaran sus clases de educación vial.

Uno de ellos, Abraham, dijo que ha sido detenido dos veces en los últimos tres meses y se le dejó seguir su camino con tan sólo una infracción, gracias a que uno de sus conocidos, con licencia para conducir, que caminaba por el lugar se ofreció a conducir su auto para quitarlo de la calle.

Si tú no te metes en problemas, no te va a pasar nada. Pero si quieres tomar, por ejemplo, ahí en tu casa”

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