El Diario de El Paso

El Congreso esquiva el cierre del Gobierno... por ahora •

- Molly E. Reynolds

Con votos el viernes por la mañana en la Cámara y el Senado, el Congreso evitó un cierre parcial del Gobierno federal, pero sólo durante una semana. Los miembros de ambas cámaras regresarán la próxima semana para reanudar el trabajo sobre una medida para mantener al gobierno funcionand­o hasta septiembre.

Si bien se evitó el peor resultado posible, esta lucha constante con una de las funciones más básicas del Congreso ilustra varios desafíos que enfrenta el Congreso Republican­o. ¿Cómo llegamos aquí? ¿Por qué hubo incluso una posibilida­d de un cierre?

En diciembre, en lugar de trabajar en los gastos para el año fiscal 2017, los republican­os aceptaron la solicitud de la administra­ción entrante de Trump de esperar. Esto fue para permitir que la nueva administra­ción tenga un papel en las conversaci­ones.

El proceso también se ha llevado a cabo porque los republican­os necesitan votos demócratas. Gracias a la amenaza de un bloqueo procesal de los demócratas, cualquier acuerdo final necesita atraer los votos de por lo menos ocho miembros de ese partido para tener éxito en el Senado.

Pero eliminar algunas propuestas conservado­ras del proyecto de ley de presupuest­o final para ganar los votos demócratas en el Senado tiene el potencial de enojar a la base de los republican­os conservado­res, especialme­nte en la Cámara de Representa­ntes.

También puede haber republican­os que se oponen al acuerdo final porque genuinamen­te quieren reducir el gasto. Si ese grupo de republican­os de la Cámara dispuestos a votar en contra de la factura final es lo suficiente­mente grande, los líderes republican­os tendrán que recurrir a los demócratas para aprobar el presupuest­o.

Esta dinámica –que fue rutina durante la presidenci­a de Barack Obama– se debe a que los demócratas saben que su apoyo será necesario para un proyecto de ley que mantiene el gobierno con financiami­ento hasta octubre, y tratan de extraer concesione­s de los republican­os.

Hemos llegado al punto de que el mayor reto del Partido Republican­o durante la presidenci­a de Donald Trump es simplement­e poder gobernar.

Los presidente­s tienen cierta capacidad para fijar la agenda, y en este caso Trump ayudó a establecer los términos del debate con su propuesta de marzo para un aumento en el gasto de la defensa, un recorte en el gasto no defensa y financiaci­ón explícita para el muro fronterizo. Sin embargo, el poder persuasivo de Trump parece limitado. Este poder es mayor cuando el presidente es popular, y los índices de aprobación de Trump están en niveles mínimos históricos. Así que Trump carece de influencia en el Congreso y no puede siquiera proteger a sus aliados si emiten votos difíciles.

La línea dura de Trump en los pagos de los subsidios bajo Obamacare – amenazando con dejar de hacerlos menos que el Congreso actúe– se estrelló contra la amenaza demócrata de cerrar el gobierno al no votar por el presupuest­o. Mientras que el Congreso logró, por ahora, escapar el cierre parcial del Gobierno, el siguiente conjunto de proyectos de ley no será necesariam­ente más fácil.

Las divisiones internas de los republican­os, los intentos de los demócratas de ejercer la influencia donde pueden, y un presidente polarizado­r probableme­nte significan un largo verano de más luchas fiscales.

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