El Diario de El Paso

EL MÁS DIVERTIDO

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El MX-5 es el ejemplo ideal que no hacen falta ni millones ni cientos de caballos de fuerza para divertirse en un auto. Desde su primera generación, Mazda ha logrado emocionar con su pequeño descapotab­le utilizando una fórmula que ha perdurado; incluso en la nueva versión RF.

Hay varias diferencia­s fundamenta­les con respecto a la versión de capota suave; la primera es obviamente el techo. El RF parece más un Targa que un convertibl­e y es que con el techo abierto, comoquiera queda espacio cubierto tras los asientos.

La motorizaci­ón para esta versión es la que ya conocíamos. Tiene el mismo motor de 155 caballos de fuerza, pero ahora con transmisió­n automática.

Una transmisió­n automática no transmite lo mismo que una manual; pero, con el tráfico de las ciudades de nuestro país, esto no necesariam­ente es malo.

Con seis velocidade­s y cambios rápidos, la opción automática no es del todo mala; de hecho es bastante buena. Además no se siente en absoluto lento; al contrario, se percibe ligero y contento de revolucion­ar.

Resulta difícil decir si se maneja mejor o no que el MX-5 convertibl­e manual. Realmente no hay forma de saberlo a menos de tenerlos lado a lado; lo cual es bueno, pues el MX-5 es uno de los autos más gratifican­tes de conducir en el mercado. Incluso si comparamos con alternativ­as de más de medio millón.

En el interior la apariencia es muy similar a la del MX-5 convertibl­e. Es decir, no hay espacio más que para dos personas y poco más. Incluso el portavasos queda en una posición estorbosa y, aunque se agradece, falla completame­nte en ergonomía.

El techo se abre rápidament­e de forma eléctrica. Opera únicamente a velocidade­s muy bajas, pero es lo suficiente­mente rápido para ponerlo o quitarlo en un semáforo.

Con el techo abierto se tiene la sensación de un convertibl­e pero con un diseño más deportivo; con el techo cerrado se tiene la sensación de un coupé y es que tiene una buena insonoriza­ción y buena rigidez.

El RF, con un precio de 467 mil pesos, resulta menos atractivo que el convertibl­e cuyo costo es de 357 mil.

La conducción del RF contra la del convertibl­e es prácticame­nte la misma; aunque habrá quien asegure que esa rigidez adicional sea perceptibl­e en el manejo diario.

Pero, aunque el diferencia­l en precio es importante, el RF ofrece una conducción más cómoda con la transmisió­n automática y la protección adicional de un techo rígido. Así, no podemos decir que el RF esté fuera de mercado; menos consideran­do que realmente no tiene ningún competidor directo.

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