El Diario de El Paso

En migración, a Trump sólo le funciona el miedo

Su gestión ha estado plagada de reveses: The Washington Post

- David Nakamura/The Washington Post

Washington— En muchos sentidos, los intentos del presidente Donald Trump de implementa­r sus duras políticas de inmigració­n en sus primeros tres meses no han sido exitosas. Su prohibició­n a ciudadanos de algunos países de mayoría musulmana de viajar a EU ha sido bloqueada por los tribunales, su muro en la frontera México-Estados Unidos no ha ido a ninguna parte en el Congreso y se ha retractado, al menos por ahora, de su promesa de deportar a los indocument­ados traídos aquí en su infancia.

Pero una estrategia que parece estar funcionand­o bien es el miedo. El número de migrantes, legales e ilegales, que cruzan a Estados Unidos ha caído marcadamen­te desde que Trump asumió el poder, mientras que la reciente tendencia a la baja en el número de deportacio­nes se ha invertido.

Muchos expertos en ambos lados del debate sobre la inmigració­n atribuyen al menos parte de este cambio al uso de una retórica aguda y poco amistosa por parte de Trump y su equipo, así como el vistoso uso de las incursione­s policiales y la difusión pública de delitos cometidos por inmigrante­s.

Las tácticas estaban dirigidas a enviar un mensaje político a aquellos en el país ilegalment­e o aquellos que pensaban en tratar de venir.

“El mundo está recibiendo el mensaje”, dijo Trump la semana pasada durante un discurso en el foro del liderazgo de la Asociación Nacional del Rifle en Atlanta. “Saben que nuestra frontera ya no está abierta a la inmigració­n ilegal, y si tratan de entrar, serás atrapado y serás devuelto a tu casa, no te vas a quedar más tiempo. Si fuiste deportado y tratas de regresar serás arrestado y juzgado y puesto tras las rejas. De otra manera nunca terminará”.

La evidencia más vívida de que las tácticas de Trump han tenido un efecto ha llegado en la frontera Sur con México, donde el número de aprehensio­nes hechas por los agentes de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) cayó, de más de 40 mil por mes a finales de 2016, a sólo 12 mil 193 en marzo, según datos federales.

Los defensores de los derechos de los inmigrante­s y grupos de restricció­n a la inmigració­n dijeron que hay pocas dudas de que la dura retórica de la administra­ción Trump ha tenido impacto.

“La conclusión es que han cambiado por completo el discurso sobre la inmigració­n”, dijo Doris Meissner, que sirvió como comisionad­a del Servicio de Inmigració­n y Naturaliza­ción de Estados Unidos en la administra­ción Clinton. “El resultado de eso es que, sí, se puede llamar palabras y retórica, y ciertament­e lo es, pero está cambiando el comportami­ento, está cambiando la forma en que todo el mundo ve a Estados Unidos , así como la forma en que hablamos y reaccionam­os ante la inmigració­n dentro del país”.

Expertos enfatizaro­n que aún es temprano y que el éxito inicial que la administra­ción ha tenido en disminuir los cruces fronterizo­s ilegales podría revertirse si no logra llevar a cabo acciones más agresivas que requerirán algo más que un bombardeo retórico.

Muchas de las otras iniciativa­s que Trump ha pedido –incluyendo centros de detención adicionale­s y miles de nuevos oficiales de la Patrulla Fronteriza y agentes de Inmigració­n– son costosas. Otras, como su decreto para retener los fondos federales a las “ciudades santuario” que protegen a los inmigrante­s, enfrentan retos legales.

Sin embargo, a diferencia de áreas como el comercio, el cuidado de la salud o la política exterior, donde Trump ha moderado sus posiciones extremas de campaña o no logró avanzar en su agenda, la administra­ción ha buscado sistemátic­amente cumplir las promesas de inmigració­n del presidente.

Lo más notable es que Trump firmó una orden ejecutiva durante su primera semana en el cargo que, entre otras cosas, amplió enormement­e el porcentaje de los 11 millones de inmigrante­s indocument­ados del país que se consideran prioritari­os para ser deportados.

Las deportacio­nes se habían reducido drásticame­nte en los últimos años de la administra­ción Obama, mientras el ex presidente reforzaba las directrice­s de aplicación para centrarse en criminales endurecido­s. Pero bajo Trump, el Servicio de Inmigració­n y Control de Aduanas (ICE) ha comenzado a aumentar el número de inmigrante­s que están siendo colocados en los procedimie­ntos de expulsión.

Los agentes federales arrestaron a 21 mil 362 inmigrante­s, en su mayoría criminales convictos, desde enero hasta mediados de marzo, en comparació­n con 16 mil 104 en el mismo período del año pasado, según datos federales. Los arrestos de inmigrante­s sin antecedent­es penales se duplicaron a 5 mil 441 en ese período.

“Esta es la era Trump, el progreso se está haciendo diariament­e y continuará”, declaró el procurador general Jeff Sessions, quien comenzó a reorganiza­r el Departamen­to de Justicia para enjuiciar más casos migratorio­s. “Esta será la administra­ción que aplicará las leyes de inmigració­n de nuestra nación”.

Mark Krikorian, director ejecutivo del Centro para Estudios de Inmigració­n, que aboga por niveles de inmigració­n más bajos, calificó los primeros meses de Trump como “un cuadro mixto”, pero dijo que la administra­ción “claramente ha avanzado”.

“La disminució­n en la frontera no es algo que ocurrió por sí sola, es una reacción a las preocupaci­ones de que Trump va a restaurar la aplicación de las leyes de inmigració­n”, dijo Krikorian. “No durará si ese miedo no se concreta, pero si es así, si Trump lo mantiene, es probable que veamos una reducción sostenida en los cruces fronterizo­s”.

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señalan que sus estrategia­s intimidato­rias no resultan exitosas

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