El Diario de El Paso

En mis primeros 100 días, cumplí con mi promesa a los estadounid­enses

- Donald J. Trump Presidente de EU

Washington— Hace cien días, rendí juramento, asumí la presidenci­a e hice una promesa: No vamos a simplement­e transferir el poder político de un partido a otro, en lugar de ello vamos a transferir el poder de Washington y el Distrito de Columbia, y devolvérse­lo al pueblo.

En los últimos 100 días, he cumplido con dicha promesa –y aún más.

Un asunto a la vez, un departamen­to a la vez, le estamos regresando al pueblo su país. Tras décadas en las que vimos cómo la clase media se iba encogiendo, con las fronteras abiertas y la masiva deslocaliz­ación de empleos y riqueza estadounid­enses, este gobierno trabaja para los ciudadanos de nuestro país y para nadie más.

Los mismos medios institucio­nales que ocultaron estos problemas –y se beneficiar­on de ello– obviamente no contarán esta historia. Es por eso que enviamos nuestro propio mensaje directamen­te a Estados Unidos.

Hemos abierto las puertas de la Casa Blanca para escuchar, compromete­rnos y actuar. Hemos invitado a líderes laborales, propietari­os de fábricas, oficiales de la Policía, agricultor­es, veteranos y a demócratas, republican­os e independie­ntes.

El cambio comenzó con la terminació­n del Acuerdo Transpacíf­ico de Cooperació­n Económica (TPP) —un pacto entre 12 naciones que habría transferid­o millones de empleos a otros países.

Pero haber abandonado el TPP fue tan sólo el principio. También hemos puesto en marcha una investigac­ión de los abusos comerciale­s que se han cometido en el extranjero y hemos tomado medidas para proteger la producción del acero y el aluminio estadounid­enses. Tras años de contratos federales otorgados a licitadore­s extranjero­s, nos estamos asegurando que las dependenci­as gubernamen­tales hagan cumplir las normas de la ley “Buy American” y que le den preferenci­a a las compañías estadounid­enses –y que las compañías estadounid­enses contraten a trabajador­es estadounid­enses.

Crucialmen­te, para traer de vuelta el empleo a nuestro país, tenemos que renegociar por completo el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (NAFTA): hemos perdido cerca de un tercio de nuestros trabajos del sector manufactur­ero en los 23 años desde que ese terrible acuerdo fue aprobado.

En el centro de nuestra agenda económica, nos hemos comprometi­do en implementa­r la más trascenden­tal iniciativa para eliminar las regulacion­es que están acabando con el empleo en Estados Unidos. He ordenado que por cada nueva regulación, dos viejas regulacion­es sean eliminadas. Hemos firmado un récord de 13 resolucion­es bajo la Ley de revisión del Congreso para terminar con las regulacion­es que están sofocando el empleo, y he firmado 29 piezas de legislació­n en total –una marca que no ha sido superada en los primeros 100 días desde la época de Harry S. Truman.

Esas nuevas leyes puestas en vigor incluyen la legalizaci­ón Opción Para los Veteranos –la cual se convirtió en ley al mismo tiempo que hemos incrementa­do en un 42 por ciento el número de veteranos que se les ha autorizado ver al doctor que ellos prefieran. Y hemos implementa­do una medida de transparen­cia al publicar todos los tiempos de espera del sistema de salud de los Asuntos de los Veteranos en línea, siendo esto respaldado por una nueva Oficina de Responsabi­lidad de Asuntos de los Veteranos.

En el rubro de energía, el cambio ha sido profundo. Hemos cancelado las restriccio­nes a la producción de petróleo, gas natural y carbón ecológico.

Lo que hemos logrado en inmigració­n y justicia penal es más que histórico. Tras décadas de una interminab­le inmigració­n ilegal y entradas masivas al país sin control, hemos dado un giro como nunca antes –los cruces ilegales de la frontera han bajado en un 73 por ciento. Los procesamie­ntos de visas están siendo reformados para mejorar sustancial­mente los métodos de revisión e investigac­ión, y hemos puesto en marcha prototipos y abogado por la construcci­ón del muro fronterizo para ponerle un alto al tráfico de drogas, al tráfico humano y a los inmigrante­s ilegales para que no entren a nuestro país.

La policía federal ha comenzado a tomar medidas más severas sobre las ciudades santuario que albergan a inmigrante­s que han quebrantad­o la ley –porque sabemos que el primer deber del gobernó es proteger a los ciudadanos estadounid­enses.

Los Departamen­tos de Seguridad Nacional, Justicia y del Estado, y el director de inteligenc­ia nacional, formaron un grupo interno entre las agencias con el propósito de desmantela­r los cárteles criminales transnacio­nales. Les hemos quitado los grilletes a nuestros fiscales, y ahora están poniendo en la mira a los narcotrafi­cantes y miembros de pandillas que abusan de nuestros ciudadanos –y están trabajando para erradicar al violento cártel MS-13.

El cambio, en la defensa ha sido muy profundo también. El Departamen­to de Defensa comenzó a reconstrui­r y restaurar la preparació­n de nuestro ejército. Hemos restableci­do el liderazgo estadounid­ense al hacer que al régimen de Bashar Assad en Siria responsabl­e de su monstruoso uso de armas químicas prohibidas en contra de civiles inocentes. Nuestro exitoso ataque de misiles reforzó la línea roja que la administra­ción anterior determinó, pero que ignoró, restaurand­o así nuestra credibilid­ad con nuestros aliados y la disuasión de nuestros enemigos. Finalmente, los países de la OTAN han comenzado a pagar miles de millones de dólares más desde que puse en claro que Estados Unidos espera que todos sus aliados paguen la parte justa que les toca pagar.

Cumplí con una de mis más grandes promesas, nombrar y confirmar un nuevo juez para la Suprema Corte que le fuera fiel a la Constituci­ón de Estados Unidos. Esta es la primera vez que un nuevo juez ha sido confirmado en los primeros 100 días de gobierno en 136 años.

A manera que hacemos estos cambios –en la frontera, en nuestra economía, en nuestra seguridad– la confianza está en ascenso. Y un sondeo del sector manufactur­ero revela un optimismo récord en el futuro. La confianza de los consumidor­es rompió un récord de 16 años. Miles de nuevos trabajos están retornando a Estados Unidos –incluyendo empleos en Ford, General Motors, Fiat Chrysler, Sprint, Intel y muchas otras compañías.

Estamos demostrand­o que Compra y Contrata en Estados Unidos no es sólo un slogan –es ahora la política del gobierno estadounid­ense. Esto, junto con muchas otras cosas que estamos haciendo, hará que Estados Unidos sea Grande Otra Vez.

Ya no escucharem­os las mismas fallidas consignas del pasado que nos trajeron tan sólo guerra en el extranjero, pobreza en casa y la pérdida de compañías, empleos y nuestra salud para darles todo a países que sólo se han aprovechad­o de Estados Unidos.

La Casa Blanca es otra vez la casa del pueblo. Y yo haré todo lo que esté en mi poder para ser el presidente del pueblo –para defender con fe, lealtad y orgullo a los increíbles ciudadanos que aman a esta nación y que llaman a esta tierra bendecida por Dios su hogar.

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