Una buena idea fiscal de Trump
Washington – Hay un lado positivo en el estilo de comunicación poco ortodoxo del Presidente Donald Trump: a veces sale con una buena idea, que una figura nacional menos mercurial podría evitar utilizando precaución política convencional. Así fue con su comentario durante una entrevista con Bloomberg News, en el sentido de que “sin duda consideraría” aumentar el impuesto federal sobre los combustibles para ayudar a pagar un aumento en el gasto federal en infraestructura.
La única condición de Trump condición no debe presentar ningún obstáculo: dijo que podría apoyar un incremento sólo si el dinero se destina a pagar por las carreteras, pero la ley actual requiere que vaya a un fondo fiduciario etiquetado con este propósito. Más allá de eso, la declaración de Trump fue correcta. Las dos principales fuentes de ingresos de ese fondo fiduciario –un impuesto federal sobre la gasolina de 18.4 centavos por galón y un impuesto sobre el diesel de 24.4 centavos por galón– no han aumentado desde 1993. Es decir, se han reducido, cuando se toma en cuenta la inflación, en un 40 por ciento en los últimos 24 años. En consecuencia, el Fondo Fiduciario de Carreteras (que también subsidia el transporte público) está crónicamente subfinanciado y las necesidades de transporte no se cumplen. Los presidentes y los miembros del Congreso de ambos partidos se asustaron de aumentar el gravamen o incluso de permitir que se ajuste al ritmo de la inflación. Los políticos eligieron en cambio adoptar un proyecto de ley en diciembre de 2015 que pretendía reponer el fondo fiduciario a través de artilugios presupuestarios insostenibles como el atracar el flujo de caja de la Reserva Federal.
Trump dijo que ha sido influenciado por un amigo en la industria de camiones de carga, que por una parte se beneficia de un sistema de carreteras bien mantenido y por otro lado sufre sus carencias —en forma de congestión y daños al vehículo. Por lo tanto, la American Trucking Associations ha favorecido durante mucho tiempo el aumento a los impuestos sobre los combustibles. El enfoque de tarifa de usuario para pagar por los caminos tiene sentido para los conductores normales también: a la larga los conductores pagan precios ligeramente más altos en la bomba, en centavos, en vez de pagar los daños causados por los baches y el tiempo perdido en el tráfico con dólares.
Por supuesto, a nadie le gusta pagar más por combustible; La política debe ser ajustada para ayudar a mitigar el impacto de esta tasa inevitablemente regresiva sobre aquellos que menos lo pueden permitir. Sin embargo, a 2.38 dólares por galón, el precio promedio nacional del martes de la gasolina regular era menor que lo que pagaban los estadounidenses hace 70 años, ajustado por la inflación. El aumento del impuesto necesario para cubrir el plan actualmente planeado del Fondo Fiduciario de las Carreteras sería pequeño: aproximadamente una moneda de diez centavos por galón, según un informe de la Oficina del Presupuesto del Congreso de 2015. Idealmente, el Congreso y la administración Trump podrían acordar una cantidad significativamente mayor, luego indexarlo a la inflación permanentemente para asegurar la estabilidad a largo plazo del fondo fiduciario.
Por cierto, un mayor impuesto sobre la gasolina ayudaría a reducir el consumo de combustible y, por lo tanto, sería extremadamente eficaz en la lucha contra el cambio climático también. Es cierto que no es exactamente una de las causas favoritas de Trump, pero no tendría que incluirlo en sus puntos de conversación.