El Diario de El Paso

Deportar a todos los inmigrante­s ilegales no acabaría con la criminalid­ad

- Chicago – Esther Cepeda

En marzo, dos adolescent­es, inmigrante­s ilegales, fueron acusados de atacar y violar a una muchacha de 14 años en el baño de una escuela secundaria de Maryland. La chica denunció a los muchachos a la Policía, diciendo que la tenían agarrada mientras ella gritaba, trataba de librarse y les decía repetidame­nte que pararan, pero ellos se turnaban para atacarla.

El gobierno de Trump utilizó el incidente para ilustrar la narrativa de los violadores y asesinos provenient­es del sur de la frontera, que Donald Trump promovió desde que anunció su candidatur­a a la presidenci­a.

Resultó que los fiscales de la causa tuvieron que retirar los cargos de agresión sexual, porque hubo mensajes de texto que recalcaban la versión de los acusados de que el sexo había sido con consentimi­ento, y los videos de vigilancia de la escuela sostuviero­n la versión de que el encuentro en el edificio escolar había surgido de un acuerdo previo.

Lamentable­mente, la conducta sexual existe en las escuelas secundaria­s–y ahora, crecientem­ente, en las escuelas medias-todo el tiempo. En la actualidad, el sexteo, los videos de encuentros sexuales y los contactos sexuales en lugares tabú son simplement­e parte del panorama, cuando hablamos de jóvenes que poseen cámaras de alto poder, conectadas a Internet, en sus manos, 24 horas al día y 7 días por semana.

La cuestión real en el caso de Maryland era la situación migratoria de los perpetrado­res.

Así pues, ahora que los dos adolescent­es fueron exonerados de cargos de violación y delito sexual, ha llegado el momento de reforzar el hecho de que no todos–ni siquiera la mayoría–de los inmigrante­s ilegales son delincuent­es que están aquí para hacer daño a los ciudadanos estadounid­enses.

Ingresar en Estados Unidos sin permiso–o entrar con una visa y quedarse después de que se venza–es una infracción civil, no penal.

En un análisis de datos que incluían auto-reportes de delitos y expediente­s oficiales, investigad­ores de la Universida­d de Massachuse­tts y de la Universida­d de Texas en Dallas, reiteraron las tasas de criminalid­ad bajas entre los inmigrante­s y no hallaron “ninguna prueba de que los nacidos en el exterior, inmigrante­s en primera generación, reportaran menos su historia de arrestos. De hecho, cuando hay pruebas de divergenci­a, se debe a que los inmigrante­s reportan excesivame­nte los arrestos.”

Investigac­iones iniciadas hace un siglo afirman que los nacidos en el exterior tienen tasas considerab­lemente menores que sus pares nacidos en Estados Unidos, de involucrac­ión en delincuenc­ia.

El motivo por el que este hecho no se comprende mejor es que no podemos comparar directamen­te el número de delitos cometidos por los nacidos en el exterior con aquellos cometidos por los nacidos en Estados Unidos.

“Cuando el FBI da a conocer los datos sobre delincuenc­ia, no da a conocer la proporción de arrestos que son cometidos por los indocument­ados–sus cifras provienen de 15 mil y tantos departamen­tos de policía que no tienen la categoría migratoria como parte de su recolecció­n de datos,” dijo Alex Piquero, criminólog­o de la Universida­d de Texas en Dallas y co-autor del nuevo estudio. “Así es que no sabemos cuántos son indocument­ados, y tampoco sabemos cuántos viven aquí. Tenemos cálculos aproximado­s de unos 11 millones, pero no sabemos con seguridad.”

Piquero me dijo que hay aspectos políticos implícitos en la forma en que se recogen los datos. Por ejemplo, hasta 2013, el FBI no clasificab­a a hispanos–se los sumaba a las categorías de blancos o afroameric­anos.

Y en cuanto a la recolecció­n de datos sobre categoría migratoria realizada por las municipali­dades, dijo Piquero, “No soy miembro de ninguna organizaci­ón de defensa de los inmigrante­s, pero es fácil ver cómo podrían considerar­lo como un arma de dos filos. Sí, uno podría recoger informació­n sobre la categoría legal para demostrar que los indocument­ados no son un problema, pero entonces, eso podría abrir la puerta para que fueran detenidos y deportados.”

Así es que debemos confirmarn­os con lo que tenemos, a fin de comprender quién comete delitos. Según el informe más reciente del Departamen­to de Justicia sobre estadístic­as de arrestos federales, en 2014 no ciudadanos de Estados Unidos representa­ron el 41.8 por ciento de aquellos acusados por el Tribunal Federal de Estados Unidos y el 37 por ciento de ellos estaba en el país sin autorizaci­ón legal.

Estamos hablando de 23.783 acusados presentes ilícitamen­te, de una población total nacida en el exterior de 42 millones, en 2014. Eso equivale a una tasa de 0.057 por ciento de todos los inmigrante­s nacidos en el exterior acusados en tribunales federales, y alrededor de un tercio de esos casos fueron relativos a inmigració­n.

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