ADEMáS DE MAMá, ES PROMOTORA SOCIAL
Regalos, flores, invitaciones a comer y serenatas son las distinciones que disfrutarán hoy miles de mamás al celebrarse el Día de las Madres en Estados Unidos. Sin embargo, para otras el día será como un día más en la que las tareas de la casa, trabajo y responsabilidades diversas les demanden.
Tal es el caso de Margarita Jáuregui, de 65 años, quien los 365 días del año está pendiente de las necesidades de sus hijos y esposo además de las de su comunidad.
Madre de siete hijos, originaria de la ciudad de Chihuahua pero con 45 años de residencia en El Paso, ha dedicado los últimos 10 años al servicio comunitario como promotora social, voluntaria y auxiliar médico.
‘El ver la necesidad de muchas personas que no tienen acceso a una información y no saben cómo solicitar un servicio de salud o cualesquier otro servicio público me inspiró a interceder por ellas’, dijo la luchadora social quien vive en el vecindario Lakeway, en Horizon City. ‘Me siento feliz cada vez que una familia recibe un servicio y satisface sus necesidades que durante años las carecía y sufría por no saber a dónde acudir’, afirma.
Mujer incansable y tenaz tuvo que educarse para poder servir mejor a sus vecinos carentes de todo tipo de información y servicios médicos.
‘Lo primero que hice fue ir a la escuela y educarme como promotora social, así aprendí y comprendí cómo funciona el sistema y que agencias públicas y privadas están encargadas de atender las necesidades de la comunidad’.
Para ella, la información está en todas partes pero hay que saber cuál está disponible para resolver la problemática social, ir por ella y entregarla casa por casa.
‘La gente de las áreas rurales está lejos de la ciudad, no tienen el modo de transportarse y les tengo que llevar la información a sus casas’.
Hay que ‘partirse en dos’
El atender paralelamente a sus hijos no es fácil cuando se tiene esa vocación de servicio, por lo que prácticamente hay que partirse en dos para poder cumplir la encomienda.
‘Me gusta más andar en la calle viendo las necesidades de mi gente y tocando la puerta. Detectando necesidades sin descuidar a mi familia’.
Sin embargo, para ella, el ver los frutos del trabajo comunitario es un aliciente que la motiva a continuar el camino con el apoyo de agencias gubernamentales y privadas.
Esa labor social le ha generado que su familia, su esposo Luís y sus siete hijos – de 48, 44, 42, 40, 39, 34, y 19 años– la admiren aún más y la califiquen orgullosos como una ‘madre muy fregona’. Como mamá, ha sido inspiración para sus hijos en el estudio para evitar que pierdan el tiempo viendo televisión o estar en la computadora navegando en las redes sociales.
No obstante las múltiples labores, se ha dado tiempo para estudiar computación y certificarse como auxiliar de salud y voluntaria en organizaciones sociales.
Abuela de seis nietos, cuatro mujeres y dos hombres, considera que el trabajo y la educación son banderas que las personas deben llevar siempre en su vida sustentados en los valores familiares. ‘Siento muy bonito, se siente uno con energía y hasta ve uno mejor las cosas porque los hijos son el reflejo de uno mismo’, expresó.
‘Me siento feliz cada que una familia recibe un servicio y satisface sus necesidades que carecía y no sabía a dónde acudir’, afirma orgullosa