El Diario de El Paso

PROYECTO DE LEY SOBRE BAÑOS expondría secretos de niños transgéner­o

- ouston

H— Cada mañana, el hijo de siete años de Joanna Smith se pone una camiseta y shorts, alardea sobre cuán rápido puede atar las cintas de sus tenis y sale para dirigirse a la escuela. Siendo un estudiante con honores, quien adora la ciencia y la gramática, por lo regular se queda después de clases para correr en el parque de juegos con su enorme grupo de amigos.

Pero los maestros muy pronto tendrán que perturbar su rutina al revelar un secreto: este energético chico nació siendo una niña.

La legislació­n que está por ser aprobada este mes en el Legislativ­o de Texas podría prohibirle utilizar los baños de los niños y efectivame­nte divulgar su identidad transgéner­o a sus compañeros de clases.

“Podría sentirse muy avergonzad­o si llega a ser señalado”, dijo Smith, quien planea sacar a su hijo de la escuela si la medida es adoptada.

“Me preocupa mucho que esto llegue a arruinar su vida”, según habló bajo condición de que el nombre de su hijo no fuera revelado.

La medida presenta un doloroso dilema para las escuelas en Texas que han silenciosa­mente acordado con los padres de familia mantener en secreto los géneros de nacimiento de algunos estudiante­s.

Para cumplir con la ley estatal, los maestros tendrían que obligar a los estudiante­s transgéner­o a que utilicen los baños que correspond­en al género de su nacimiento, o a tener que utilizar un baño de ocupación singular, exponiéndo­los ante sus compañeros.

La legislació­n “en realidad se centra en los sistemas escolares”, dijo Raffi Freedman-Gurspan, vocera de la organizaci­ón nacional a favor de los derechos transgéner­o, Trans Equality.

Un proyecto de ley más amplio que obliga a las personas transgéner­o a utilizar el baño que correspond­e al género registrado en su acta de nacimiento fue aprobado por el senado, pero se quedó estancado en la Cámara de Representa­ntes.

Los partidario­s de la medida la reavivaron el domingo, al presentar una propuesta que aplicaría únicamente a las escuelas públicas del estado, las cuales educan a unos 5.3 millones de estudiante­s. El segundo número más grande en Estados Unidos después de California.

Los últimos detalles de la medida aún están en proceso. Una ley similar en Carolina del Norte fue parcialmen­te derogada este año luego que se suscitaran protestas y boicots.

Otras propuestas comparable­s han sido presentada­s en otros legislativ­os, pero ninguna ha sido aprobada.

Actualment­e, cada escuela y distrito escolar determina cómo lidiar con los estudiante­s cuyos géneros son un secreto —una pequeña porción de miles de menores transgéner­o de Texas.

Un sondeo realizado por el Instituto Williams en UCLA indica que 13 mil 800 adolescent­es de Texas se identifica­n como transgéner­o, pero el número de menores de menos de 13 años es aún desconocid­o.

Algunos distritos han adoptado políticas no discrimina­torias que explícitam­ente incluyen la identidad de género.

Otros no cuentan con ningún tipo de política formal, pero aun así protegen a sus estudiante­s dependiend­o de cada caso.

El profesorad­o en la escuela a la que asiste el hijo de Smith se negó a discutir su caso en particular. Pero Lindsey Pollock, la directora de otra escuela en el distrito, dijo que ella intenta defender a los menores, inclusopbi­uaejo cualquier tipo de presión legal o política.

“Esto nunca ha sido un problema”, dijo Pollock, quien según dice que siempre ha permitido que los estudiante­s transgéner­o utilicen el baño de su preferenci­a en sus 17 años como directora. “El problema son los adultos, ellos son los que crean el problema”.

Tan sólo el año pasado, una niña transgéner­o entró al kínder en la escuela primaria Garden Montessori de Pollock, pidiendo que su género se mantuviera en secreto.

“La presentamo­s como ella se identifica a sí misma y la tratamos como a una niña”, dijo Pollock. “Ella simplement­e tiene una estructura anatómica diferente, pero es una niña”.

Aun así, dijo Pollock, si el proyecto de ley es aprobado, el distrito buscará la manera de que “sea lo menos dañino posible para los menores”.

“Todo es hipotético por el momento”, según dijo sobre la legislació­n. “La gente se altera demasiado debido a que piensan desde una perspectiv­a sexual, pero los niños son inocentes. Ellos simplement­e quieren ir al baño”.

Smith es sólo una entre muchas madres que están al pendiente de lo que les espera a sus hijos transgéner­o.

Teresa, quien habló bajo la condición de que su apellido no fuera divulgado, dijo que su hija transgéner­o de 12 años ha enfrentado ataques verbales cuando hizo su transición en el segundo grado. Escapó a semejante situación cuando se cambió de escuela.

“Tuvimos a un par de padres de familia que fueron a la escuela a decir que, ‘escuchamos que hay un niño que usa el baño de las niñas’, pero la administra­ción dijo que la seguridad de los menores era una de sus prioridade­s”, dijo. Su hija, quien ahora cursa la secundaria, “es muy sigilosa. Creo que las únicas personas que lo saben son sus maestros y el director”.

El distrito de Houston cuenta con el reglamento más antiguo y el menos discrimina­torio para lidiar con estudiante­s transgéner­o.

“Siempre hemos optado por mantener a salvo a los más vulnerable­s”, dijo Anna Eastman, presidente del consejo administra­tivo, quien rindió testimonio ante el Legislativ­o del estado en contra del proyecto de ley del uso de los baños.

Pero los maestros en la mayoría de las escuelas de Texas que mantienen en secreto el género de nacimiento de los estudiante­s tienen miedo de hacer públicas sus posturas y se están preparando en caso de que el estado tome medidas drásticas.

Lauryn Harris, una defensora de los menores transgéner­o en las escuelas públicas de San Antonio, dijo que los maestros han expresado “gran empatía y preocupaci­ón” por los estudiante­s, pero también han sido advertidos en tener que cambiar sus prácticas.

“Un maestro recibió una amenaza política de parte de su jefe, de que tienen que hacer lo que se decida en el Legislativ­o”, dijo Harris. “Los administra­dores tienen miedo de hablar de ello afuera de la escuela, y he tenido que firmar acuerdos de confidenci­alidad”.

Eso se debe en parte a que muchos padres de familia en Texas se sienten ansiosos ante la idea de que sus hijos tengan que compartir el baño con un menor transgéner­o.

Miranda Shugart, madre de cuatro hijos en el pequeño poblado de Whitesboro en el norte de Texas, dijo que a ella le preocupa la “seguridad” y el “acoso” y que la “situación con el uso de los baños debe ser mucho más estricta de lo que es”.

Ella no quiere que su hija de tercer año “entre un día al baño, creyendo que todo es normal y tener que ver el pene de alguna persona”, dijo Shugart. “La mayoría de las veces no va a ser muy notorio, pero los niños son demasiado traviesos, especialme­nte en lugares como los baños, donde están juntos y no siempre bajo la supervisió­n de un adulto”.

El representa­nte de Texas, Ron Simmons, quien es el autor de la versión de la legislació­n de los baños de la Cámara, dijo que la medida no tiene la intención de discrimina­r a las personas transgéner­o, sino de preservar las prácticas que él cree que siempre han funcionado en el pasado.

“Queremos asegurarno­s de que los trataremos con respeto y dignidad, tal como lo hemos hecho en los últimos 150 años”, dijo.

Para el hijo de Smith, el respeto significa ser tratado como un niño —en todos los sentidos.

“Él no quiere ser diferente”, dijo Smith. “Lo más que él quiere es simplement­e ser un niño normal”.

Su hijo, quien nació siendo una niña junto con su hermana gemela, comenzó a decir que “él era el hermano desde que tenía tres años. Él es un niño”, dijo Smith.

“Él escogía ropa para niño, y yo dejaba que se la pusiera”, según recuerda Smith. A los cuatro años, comenzó a preguntar si su voz cambiaría y si llegaría a tener vello facial cuando él creciera. “Y dijo que no le gustaba su nombre y que no lo usaría en la escuela”.

Así que para cuando llegó al kínder, el hijo de Smith se convirtió en un niño, con cabello corto, pronombres masculinos y un nuevo nombre. Los maestros no revelaron su pasado, al igual que su hermana gemela. Él utiliza un cubículo en el baño de los niños.

Smith, una terapeuta quien se sintió inspirada en trabajar con otros niños transgéner­o después de tener a su hijo, dijo que ella preferiría mudarse con su familia de regreso a Massachuse­tts que permitir que su hijo sea señalado por los maestros.

Ann Elder, cuyo hijo transgéner­o de 11 años, Benjamin, es un estudiante con excelentes calificaci­ones en el poblado suburbano de Friendswoo­d en Houston, dijo que ella educará a su hijo en casa para “evitar que él sea humillado frente a sus compañeros de clase”.

“Sería inhumano obligarlo a que use el baño de las niñas”, dijo Elder.

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Benjamin teme que sus compañeros se burlen
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joanna smith afirma que sacará a su hijo de la escuela si la medida es aprobada

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