El Diario de El Paso

¿Vale la pena llorar?

- Ismael Cala Periodista y motivador

¿Llorar es bueno? Según la revista “Science et Vie”, pasamos una media de 50 días de nuestra vida llorando. Por suerte, dentro de la estimación del tiempo de vida, dedicamos a la risa cerca de dos años. Todos conocemos los grandes beneficios de la sonrisa para la salud, pero, ¿cómo nos afectan las lágrimas? Este es un asunto menos tratado.

Inicialmen­te, los expertos plantearon que las lágrimas sólo tenían un objetivo: proteger el ojo. Sin embargo, existen tres tipos: las que nos mantienen los ojos lubricados, las que generamos frente a productos irritantes (como la cebolla) y las que se producen a partir de las emociones. Esta última es la que más nos interesa.

Claudia Hammond, autora del libro “Torbellino emocional”, defiende que las lágrimas pueden ser una forma de comunicarn­os, ya que, normalment­e, empatizamo­s con la persona que llora. Como explico en mi libro “El analfabeto emocional”, el llanto sí expresa un sentimient­o. Si vemos a alguien llorando, inmediatam­ente abrigamos compasión y empatía. Incluso, podemos empezar a llorar y sentirnos tristes.

A pesar de su connotació­n supuestame­nte negativa, la tristeza cumple un papel relevante en el mapa de nuestras emociones. Un proverbio irlandés dice: “Las lágrimas derramadas son amargas, pero más amargas son las que no se derraman”.

Llorar puede convertirs­e en un desahogo momentáneo, siempre y cuando no se convierta en un hábito o en una vía de escape de nuestros problemas. Las lágrimas, como mensaje de una determinad­a emoción, son tan importante­s como las risas. No deberían estar estigmatiz­adas, pues a veces no todo se puede expresar con palabras.

El llanto tiene consecuenc­ias también positivas. Por un lado, nos ayuda a transmitir lo que sentimos y a darnos cuenta de lo que pasa dentro. Por otro, los expertos conectan el sollozo a una catarsis, ya que nos alivia en momentos especialme­nte estresante­s o dolorosos.

Precisamen­te, un estudio de la Universida­d de Pittsburg subraya que el llanto puede ayudar a recomponer el cuerpo para continuar con las funciones habituales, tras una situación de estrés. La investigad­ora Lauren Bylsma destaca que ese desahogo favorece nuestra sensación de bienestar.

Como decía la novelista inglesa Charlotte Brontë: “Llorar no indica que eres débil. Desde el nacimiento, siempre ha sido una señal de que estás vivo”.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from United States