Ascenso de Trump, logro de organizaciones
benéficas y guerreros políticos
Washington – Desde su creación en 1988, el Centro David Horrowitz por la Libertad ha contribuido a forjar una generación de militantes políticos dispuestos a derrocar al institucionalismo en Washington. Entre estos militares se encuentran algunas de las figuras más poderosas e influyentes del gobierno de Trump: el procurador general Jeff Sessions, el asesor Stephen Miller y el jefe de estrategas Stephen K. Brannon.
Mucho antes de que Trump prometiera construir un muro, vetar a los musulmanes y abandonar al acuerdo climático de París, David Horowitz, un radical de los años 60 convertido en padrino de la extrema derecha a través de sus escritos y de sus obras en su organismo, usó su grupo exento de impuestos a fin de despotricar contra los inmigrantes indocumentados, la propagación del islam y el calentamiento global. Los funcionarios del centro describían a Hillary Clinton como malévola, al presidente Barack Obama como comunista secreto y al Partido Demócrata como frente para los enemigos de los Estados Unidos.
El Centro por la Libertad se ha descrito a sí mismo como “Escuela para la Guerrilla Política”, siendo parte de una vaga red nacional de organismos caritativos similares vinculados a través de ideología, personalidades, fundadores conservadores y sitios de internet.
La historia de Horowitz demuestra la manera en que las organizaciones sin fines de lucro se han vuelto esenciales en las campañas políticas modernas, en el marco de una laxa vigilancia de los límites federales de su participación en la política, aprovechando los millones de dólares de lo que constituyen subsidios pagados por los contribuyentes.
En entrevistas con el Washington Post, Horowitz, de 78 años, reconoció la misión partidista del Centro por la Libertad y dijo que su objetivo es proteger los “valores estadounidenses tradicionales” contra los adversarios de la izquierda, quienes operan su propia red de organizaciones caritativas. “Se trata de un universo político fantasma”, señaló.
El Servicio de Recaudación Interna prohíbe a las organizaciones sin fines de lucro participar directa o indirectamente en campañas políticas, a favor o en contra de candidatos.
Desde el principio, Harowitz recibió contribuciones de grupos conservadores incondicionales. En 1989, fue uno de los autores de “Generación destructiva: reflexiones sobre los 60”, una severa crítica de la izquierda radical. Empezó asimismo a organizar eventos. En el liberal Los Ángeles hacía el Club del Miércoles en la Mañana dirigido a conservadores. En los años 90, uno de los asistentes regulares era Bannon, según Lionel Chetwynd, el cofundador del evento.
Tras los ataques del 11 de septiembre del 2001, Horowitz y su centro argumentaron que los liberares habían sido demasiado tolerantes con el islamismo radical y la inmigración ilegal.
Ese mensaje lo escuchó Stephen Miller, estudiante preparatoriano de 16 años en California. En otoño del 2001, Miller pidió auxilio a Horowitz en sus disputas con los directivos de su escuela. Miller se quejaba de que maestros y alumnos no eran bastante patrióticos y se negaban a hacer el juramento a la bandera.
La organización de Horowitz lanzó un grupo denominado Estudiantes a favor de la Libertad Académica, como contrapeso al predominio de la izquierda en las preparatorias y universidades. Miller formó un capítulo.
Al egresar de la universidad, Miller quería trabajar en Washington. Horowitz se puso en contacto con legisladores republicanos que habían apoyado a su grupo. Ayudó a Miller a encontrar empleos con cuatro funcionarios, entre ellos Sessions.
Para el 2006, la organización de Horowitz, ahora con el nombre de Centro David Horowitz por la Libertad, estaba organizando eventos, publicando libros y trípticos y manejando un sitio de internet dedicado a “noticias en el país y el extranjero sobre la guerra” contra la izquierda.
El centro intensificó su retórica antimusulmana, organizando en las universidades la “Semana de Concientización sobre el Islamofascismo”.
Hoowitz acusó a las instituciones de educación superior en Estados Unidos de fomentar “el odio a los judíos” y apoyar el terrorismo musulmán.
Además formó una lianza con otro grupo sin fines de lucro denominado Alerta del Jihad, el cual se convertiría en una de las principales voces que abogaban por restringir a los inmigrantes musulmanes.
Para la primera década del 2000, el Centro por la Libertad continuaba recibiendo millones de dólares de donadores conservadores, más de cuatro millones anuales. La elección de Barack Obama en el 2008 brindó un impulso extra a la recaudación de fondos.
Se refrendó asimismo la creencia del centro en el sentido de que “la izquierda política ha declarado la guerra a Estados Unidos y su sistema constitucional, y está dispuesta a colaborar con los enemigos extranjeros de Estados Unidos”, según el sitio de internet del grupo.