Resurgen entre lo digital
Associated Press
Las máquinas de escribir reúnen a aficionados que ahora las buscan y arreglan
Albuquerque— Entusiastas de las máquinas de escribir se reúnen en un restaurante de Albuquerque para experimentar con las antiguas Smith Coronas. Los aficionados en Boston se apostaron en la plaza central de la ciudad y escribieron historias de sus vidas durante una manifestación proinmigración. Un documental sobre las máquinas de escribir, en el que participan Tom Hanks y el músico John Mayer, está próximo a estrenarse este verano.
En la era de los teléfonos inteligentes, redes sociales y los temores del “hackeo”, las antiguas máquinas de escribir que solían estar guardadas en áticos y sótanos recolectando polvo están atrayendo a una nueva generación de fans de todo Estados Unidos.
Desde “type-ins” (reuniones de escritores con sus máquinas de escribir) en bares a poetas callejeros venciendo sus poemas personalizados escritos a máquina y al momento, las máquinas de escribir han emergido como populares artículos entre los aficionados que las buscan en tiendas de segunda mano, en sitios de subasta en línea y en tiendas de antigüedades. Algunos compran las antiguas Underwoods para añadirlas a su creciente colección. Otros buscan una Royal Quiet De Luxe de mediados de siglo –como el modelo que usaba el escritor Ernest Hamingway– para trabajar en esa excitante novela.
Las máquinas rescatadas por lo regular necesitan de mantenimiento, lo cual conlleva a que los fans tengan que buscar esos pocos talleres de máquinas de escribir que aún abren sus puertas.
“Hacía muchos años que no había tenido esta cantidad de trabajo”, dijo John Lewis, un técnico especializado en máquinas de escribir que ha trabajado en su taller en Albuquerque por cuatro décadas. “Definitivamente hay un nuevo interés, y eso me mantiene ocupado”.
Este renovado interés comenzó alrededor de hace unos 10 años, cuando pequeños grupos de entusiastas por las máquinas de escribir lograban reunirse en línea, según dijo Richard Polt, profesor de filosofía de la Universidad Xavier y autor de “The Typewriter Revolution: A Typist’s Companion for the 21st. Century (La revolución de la máquina de escribir: Un compañero para el mecanógrafo en el siglo XXI). Desde entonces, el número de fans ha crecido de manera dramática, y varios eventos públicos han sido organizados en torno a la máquina de escribir.
“Ya ha pasado la fase en lo que esto se consideraría solamente una moda”, dijo Polt.
“Es casi imposible estimar las recientes ventas de máquinas de escribir. Casi todos los fabricantes originales han desaparecido o han sido comprados para ser convertidos en compañías completamente diferentes. Swintec, de Moonachie, Nueva Jersey, parece ser uno de los últimos fabricantes de máquinas de escribir que vende máquinas electrónicas translúcidas en su mayoría a cárceles y prisiones.
Pero los encargados de tiendas de segunda mano y ventas de liquidación dicen que las máquinas de escribir son algunos de los artículos que más rápido de se venden.
“Eso es parte de la diversión: ir en busca de una”, dijo Joe Van Cleave, habitante de Albuquerque y dueño de más de una docena de máquinas de escribir que administra un popular canal de YouTube sobre cómo restaurar estas máquinas. “En veces, con un poco de suerte, uno podría encontrar una máquina de los años veinte en muy buenas condiciones.”
Doug Nichol, director del documental que está por estrenarse, titulado “California Typewriter”, dijo que el interés se origina de un “desgaste digital” y del hecho de que las personas quieren una conexión con el pasado. El interés parece trascender las edades, dijo.
“A los chicos que crecieron conociendo únicamente los teléfonos móviles y la computadora les emociona ver una carta mecanografiada por mano propia”, dijo Nichol. “Es una interacción más directa que no se interrumpe por las alertas de Twitter”.
En su documental, el cual se estrenará en agosto, Nichol entrevista a Hanks, quien dijo que él utiliza una máquina de escribir casi todos los días para enviar memorándums y cartas.
“Odio recibir correos electrónicos de la gente dándome las gracias”, dice Hanks en el documental. “Ahora, si se toman 70 segundos para mecanografiarme algo en una hoja de papel y me lo envían, esos los guardo para siempre. El correo electrónico simplemente lo elimino”.
Hanks tienen alrededor de 270 máquinas de escribir, pero por lo regular las regala a las personas que muestran algún interés por ellas.
Una manera en que la locura por las máquinas de escribir está creciendo es por medio de organizar “type-ins”, reuniones en público en las que los fans de las máquinas de escribir tienen la oportunidad de experimentar con diferentes máquinas de antaño. Tales eventos han tenido lugar en Phoenix, Filadelfia, Seattle, Los Ángeles y Cincinnati.
Durante una reciente reunión de este tipo en el restaurante de Albuquerque, Nexus Brewery, alrededor de tres docenas de aficionados esperaron su turno para apretar las teclas de una Olivetti Lettera 32 de 1964 de fabricación italiana y de una Royal KMM de 1947, entre otros modelos.
Rich Boucher pasó la mayor parte del tiempo frente una Hermes 3000 de la década de los sesentas escribiendo poesía.
“Nunca había utilizado una máquina de escribir”, dijo. “Esta es una manera muy innovadora de pasar una tarde de verano”.
Después de terminar su trabajo, Boucher tomó su teléfono y envió un estatus por Facebook sobre su experiencia. Luego empezó a buscar en línea una Hermes 3000.
“Esa es la máquina de escribir que yo quiero”, dijo. “Voy a encontrar una”.