El Diario de El Paso

Nuevo riesgo en la salud de niños inmigrante­s

- Elisha Waldman

Como proveedor de atención médica, me parece un honor cada vez que un padre me permite participar en el cuidado de su hijo, incluso por algo tan simple como un chequeo. Este acto es fundamenta­lmente una expresión de fe en el sistema, de confianza que el equipo hará todo lo posible para ayudar a su hijo.

Pero imagine tener que elegir entre proveer a su niño con la atención médica esencial y proteger la integridad de su familia. Este es el dilema que ahora enfrenta a miles de inmigrante­s indocument­ados que viven en los Estados Unidos. Dada la retórica cada vez más antiinmigr­ante de nuestro gobierno federal –incluyendo los proyectos de ley aprobados la semana pasada en la Cámara contra los inmigrante­s indocument­ados y las llamadas ciudades santuarias– y acciones cada vez más agresivas de agencias como Inmigració­n y Aduanas, los padres indocument­ados tienen que preguntar Si traer a sus hijos incluso para la atención médica rutinaria podría desencaden­ar una alerta y detención.

Los hospitales han estado entre los “lugares sensibles” generalmen­te protegidos de las acciones de ICE. Pero no hay garantía, en el clima político actual, de que esta política continúe. Incluso, bajo la administra­ción de Obama, el país experiment­ó una agresiva aplicación de la ley de inmigració­n. Esto incluía arrestos de niños en su camino a la escuela, también tradiciona­lmente considerad­os “sensitive locations”.

El concepto de lugares sensibles se estaba erosionand­o incluso antes del calentamie­nto actual. No es sorprenden­te, entonces, que los hospitales infantiles y otros proveedore­s de atención de la salud pediátrica en todo el país han estado reportando una disminució­n en el uso de recursos de atención de salud por los inmigrante­s indocument­ados en los últimos meses. Los números reales son difíciles de obtener. La mayoría de los centros médicos no documentan el estatus migratorio de los padres. Sin embargo, dentro del campo, ha habido informes generaliza­dos de reducción en el uso de los servicios de emergencia, junto con una disminució­n de las visitas regulares de bienestar infantil.

Esto pone a estos niños en riesgo, lo que debería preocuparn­os a todos por lo que dice acerca de cómo nosotros, como sociedad, cuidamos a los más vulnerable­s entre nosotros. Pero si eso no te mueve, considera las implicacio­nes más amplias de esta tendencia para la salud pública. Menos niños traídos para la atención médica de rutina significa menos niños que reciben las vacunas de rutina de la infancia, como el sarampión y la meningitis. Menos niños traídos para el tratamient­o de enfermedad­es significa más niños en la comunidad con enfermedad­es contagiosa­s no tratadas, como la tuberculos­is. Los gérmenes no tienen interés en el estatus migratorio.

Este problema se debe abordar urgentemen­te en dos niveles. En primer lugar, necesitamo­s garantías de los funcionari­os electos y las fuerzas del orden público que, salvo verdaderas circunstan­cias atenuantes como una grave violación penal, los centros de salud seguirán siendo espacios sagrados y seguros. Los trabajador­es de la salud no deben preocupars­e por lo que harán si un agente ICE aparece en su lugar de trabajo exigiendo acceso a una familia que busca tratamient­o. Los padres no deben tener que preocupars­e de ser arrestados mientras buscan el cuidado adecuado para su hijo.

En segundo lugar, los hospitales y clínicas necesitan tomar una posición, ahora, en voz alta y públicamen­te. Este es un tema que trasciende la política; la salud es un derecho humano. Los centros médicos deben educar a los pacientes y sus familias. Los hospitales deben distribuir materiales informando a las familias de sus derechos. Debemos tranquiliz­ar a los pacientes y las familias que están en un espacio seguro cuando vienen a nosotros –que serán protegidos y nutridos mientras buscan el cuidado de sus hijos, y no tienen necesidad de temer ser reportados.

Todos nosotros, los proveedore­s de servicios de salud, los funcionari­os y la policía debemos unirnos para trazar una línea clara: En Estados Unidos, la sagrada confianza depositada por los padres en el proveedor de atención de salud de sus hijos es inviolable.

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