El ataque de los engañadores republicanos
¿ Alguien se acuerda de los “reformadores”? Hace unos años se hablaba mucho de una nueva generación de republicanos que, se decía, alejarían a su partido de la cruel y absurda agenda de recorte de impuestos para los ricos y dolor para los pobres, para restablecer la seriedad intelectual que supuestamente caracterizaba al movimiento conservador.
Pero nunca se dio el ascenso de los reformadores. Lo que tuvimos fue el auge (aun mayor) de los engañadores, aquellos conservadores que han alcanzado alturas sin precedentes en materia de deshonestidad en su afán de promover su agenda de Robin Hood a la inversa.
Consideremos en particular la estrategia de la directiva republicana en seguro médico. A estas alturas, todo lo que dicen implica o falsedades demostrables acerca de Obamacare o explicaciones increíblemente falsas del reemplazo que proponen que, ¡oh, sorpresa!, les recortaría los impuestos a los ricos, al tiempo que impondría duros castigos a los pobres y a la clase trabajadora, afectando de paso a millones de simpatizantes de Trump. De hecho, hay tantos engaños que no podría hablar aquí de todos. Pero veamos algunos de los ejemplos más ruines.
A pesar de haberse topado con algunos problemas significativos, la ley de seguro médico accesible (ACA), la llamada Obamacare, extendió el seguro médico a millones de estadounidenses que no lo podrían tener de otra manera a un costo bastante modesto. En los estados donde se implementó la ley tal y como estaba diseñada, ampliando la cobertura de Medicaid, el porcentaje de residentes no ancianos sin seguro se ha reducido en más de la mitad desde 2010.
Y esos números se traducen en espectaculares efectos positivos en la vida real. Hace unos días, el Partido Republicano de Indiana les pidió a los habitantes que relataran las “historia de horror” vividas por culpa de Obamacare. Lo que recibió en cambio fueron miles de testimonios de personas a quienes la ley les ha salvado la vida o evitado la ruina financiera.
¿Qué alegan los republicanos contra este éxito? Podemos darnos una buena idea siguiendo en Twitter a Tom Price, el secretario de Salud y Servicios Humanos de Donald Trump. Su página en Twitter es, a su manera, casi tan horripilante como la del tuiteador en jefe. Price señala repetidamente dos cifras engañosas.
Primero, señala el hecho de que en las bolsas –el mercado de seguros de Obamacare– se han inscrito menos personas de las que se esperaba y eso lo presenta como señal de fracaso absoluto. Pero buena parte de esa escasez es el resultado de una buena nueva: menos empresas de las que se previeron decidieron abandonar sus propios planes de seguro para pasar a sus trabajadores a los planes de las bolsas. Así pues, la inscripción en las bolsas fue menor de lo previsto, pero básicamente consiste en personas que de otro modo no se habrían asegurado. Y, como dije, ha habido grandes avances en la cobertura en general.
En segundo lugar, Price señala que hay 28 millones de residentes en Estados Unidos que siguen sin seguro, como si esto fuera un enorme fracaso no previsto. Pero nadie esperaba que Obamacare cubriera a todos; en efecto, la Oficina de Presupuestos del Congreso siempre proyectó que, por una u otra razón, habría más de veinte millones de personas que quedarían fuera. Y habría que preguntarse cómo es que Price puede verse en el espejo después de condenar la ACA por no cubrir a todos, cuando los planes de su partido son aumentar enormemente el número de personas sin seguro.
Lo cual nos lleva a los esfuerzos de los republicanos por oscurecer la naturaleza de sus propios planes.
La historia principal aquí es muy simple. A fin de liberar dinero para el recorte de impuestos, el Partido Republicano planea recortar drásticamente los gastos en Medicaid en relación con la ley actual, y también recortaría los subsidios a los seguros, lo que haría los seguros privados inaccesibles para aquellos que no tienen derecho a Medicaid.
Los republicanos podrían tratar de presentar argumentos en favor de su cambio de política; podrían tratar de explicar porqué recortarles los impuestos a unos cuantos ricos es más importante que darles seguro médico a decenas de millones de personas. Sin embargo, ellos se han dedicado a negarlo desvergonzadamente.
Por un lado, aseguran que el recorte no es recorte, pues el gasto en Medicaid de todos modos seguirá aumentando con el tiempo. ¿Qué hay de la necesidad de gastar más para estar a la altura de las necesidades de la población de edad? (La mayor parte del gasto de Medicaid se destina a los ancianos y a los discapacitados.) A eso, ellos ponen oídos sordos.
Por otro lado –y yo mismo me sorprendí con esto–, republicanos de jerarquía, como Paul Ryan, le restan importancia a la reducción del número de personas con seguro, diciendo que no es para tanto, pues representan la decisión voluntaria de no comprar seguro.
¿Cómo quieren que se aplique esto a los 15 millones de personas que la Oficina de Presupuestos del Congreso prevé que va a perder Medicaid? La gente perdería su seguro no en ejercicio de su libertad personal, sino en respuesta a un incremento en el costo de las primas de seguro que la Fundación Familiar Kaiser calcula que será de un 74 por ciento en promedio. Pero a los republicanos no les importa.
La promoción de Trumpcare es profundamente deshonesta. Pero, ¿no ha sido así siempre la política? No. La manipulación política siempre tuvo sus límites: los políticos que querían ser tomados en serio no iban por ahí diciendo que arriba es abajo y que lo negro es blanco.
Empero, los republicanos ahora no hacen otra cosa. No es solo Donald Trump: todo el Partido Republicano se ha convertido en una formación ajena a la verdad. Y yo no veo indicios de que vaya a mejorar.