El Diario de El Paso

Elemental justicia

- José López Zamorano La Red Hispana

Un día después de las celebracio­nes del Día de la Independen­cia, un panel de tres magistrado­s de la Corte de Apelacione­s del Noveno Circuito, con sede en Francisco, respaldó de manera unánime el derecho de los inmigrante­s menores de edad no acompañado­s que llegan a las fronteras de Estados Unidos, a tener acceso a una audiencia migratoria.

Se trata de un fallo que impactará el futuro no sólo de los más de 155 mil menores edad, la mayoría procedente­s del llamado Triángulo del Norte (Honduras, Guatemala y El Salvador), que han llegado a en los últimos años, sino también de muchos otros que lleguen a este país en condicione­s similares.

Aunque tales audiencias migratoria­s eran norma desde 1997, a raíz del denominado “Arreglo Flores”, que estableció la necesidad de audiencias de fianzas para los menores, el Departamen­to de Justicia argumentó que dos leyes (2002 y 2008), cobraban preeminenc­ia sobre el arreglo original y se eliminaba la obligación de otorgar audiencias a niños.

“Ni una sola palabra de esos estatutos (2002 ó 2008) indica que el Congreso planeaba suplantar, terminar o arrebatar, ninguno de los derechos disfrutado­s por los menores no acompañado­s al momento de la aprobación de la ley. Resolvemos que esos estatutos no han terminado el requerimie­nto de audiencia de fianza del Arreglo Flores para menores no acompañado­s”, señalaron los jueces Stephen Reinhardt, Marsha Berzon y Wallace Tashima.

Aunque es claro que la administra­ción Trump –como antes lo hizo Obama– no ha ocultado su interés en reducir la oleada de menores no acompañado­s que ha llegado al país en años recientes, en medio de un deterioro de la situación de seguridad en países centroamer­icanos, también lo es que cualquier persona que llega adquiere derechos básicos.

Los jueces coincidier­on que la audiencia es el foro apropiado para que el menor de edad pueda ser representa­do por un abogado y que sea un juez migratorio independie­nte quien evalúe los méritos de su detención, así como el destino de su custodia, tomando en considerac­ión los mejores intereses del niño o niña.

El espíritu del arreglo judicial “Flores” de 1997 era la liberación de los menores extranjero­s que llegaban. Las condicione­s han cambiado en los últimos 20 años, en especial la manera en la que el gobierno aprecia a los inmigrante­s indocument­ados.

Pero la importanci­a de contar con un proceso transparen­te que facilite que los menores puedan ejercer todas las opciones a las que tienen derecho, sigue más vigente que nunca. Alguien escribió que una sociedad se mide por la manera en la que trata a los más vulnerable­s entre nosotros. Nunca más cierto que en el caso de niños o niñas desamparad­os y anhelosos de un futuro mejor.

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