El Diario de El Paso

CONDUCIR: UN RIESGO QUE NO PERMITE ERRORES

Las detencione­s rutinarias de tránsito que revelaban un estatus migratorio ilegal por lo general acababan en prórroga... ya no es así

- Heather Ainsworth/ The New York Times ueva York—

Somos trabajador­es. No estamos aquí para dañar a nadie. Necesitamo­s que haya avances” Luis Jiménez, conduce sin licencia

Un faro roto, no utilizar cinturón de seguridad... infraccion­es menores para la mayoría de las personas, pero, para quienes no cuentan con papeles, las consecuenc­ias pueden cambiarles la vida

NUna trabajador­a agrícola y su hermana iban a la iglesia una noche a fines de marzo cuando fueron detenidas por exceder el límite de velocidad en el poblado de Geneseo, Nueva York. Iban en una miniván con sus cinco hijos en la parte trasera. Dos de ellos no iban en asientos para niños, como lo establece la ley.

El policía, con la intención de infraccion­ar a la conductora, descubrió que no tenía licencia de conducir, así que llamó a la Patrulla Fronteriza para que revisara su pasaporte guatemalte­co. Ambas hermanas eran migrantes sin documentos, por lo que fueron detenidas y podrían ser deportadas.

En el gobierno de Donald Trump, que ha adoptado una postura radical contra los migrantes indocument­ados, un auto en movimiento se ha convertido en un blanco fácil. Un faro roto, un cinturón de seguridad que no se usa o un niño que no se encuentra en su asiento especial pueden ser infraccion­es menores, pero, para los inmigrante­s indocument­ados, las consecuenc­ias pueden cambiarles la vida.

Las detencione­s rutinarias de tránsito siempre tuvieron la amenaza de deportació­n. Sin embargo, durante los últimos años del gobierno de Obama, cuando se le daba prioridad a los delitos graves, las detencione­s que revelaban un estatus migratorio ilegal por lo general acababan en prórroga. Ya no es así.

Rachael Yong Yow, vocera del Servicio de Control de Inmigració­n y Aduanas (ICE), dijo que no tenía estadístic­as de las revisiones de tránsito que generaban detencione­s. Sin embargo, en el transcurso de los últimos meses, se ha producido un mayor número de reportes de revisiones de tránsito –ya sea en el norte de Nueva York, Florida o Minnesota– en las que los conductore­s han acabado bajo custodia del ICE. Algunos pasajeros incluso han sido detenidos y podrían ser deportados.

El director de la policía de Geneseo, Eric Osganian, dijo en una declaració­n posterior a la detención del automóvil en que viajaban las dos hermanas que “si la conductora del vehículo hubiera tenido una licencia válida, no se habría tenido que llamar a la Patrulla Fronteriza para verificar la identifica­ción de la conductora”.

Actualment­e, 12 estados, junto con el Distrito de Columbia y Puerto Rico, otorgan licencias de conducir a los inmigrante­s indocument­ados, mientras que en 2010 esto solo lo hacían tres entidades. Nueva York no es uno de esos territorio­s, a pesar de ser el tercer estado con la mayor población de inmigrante­s.

En muchas partes de Estados Unidos, los migrantes indocument­ados conducen sin licencia para ir a trabajar, de compras, llevar a sus hijos a la escuela o a otras actividade­s. Carlos Cardona, de 28 años, quien trabaja en una granja lechera cerca de Rochester, dijo que no tuvo otra opción la noche en que su hija hervía en fiebre: fue en auto a comprar la medicina. “Sé que estamos en otro país que no es nuestro, y no me gusta violar la ley”, dijo en una entrevista en español, “pero, tratándose de mi familia, tengo que tomar riesgos”.

Luis Jiménez, de 33 años, otro trabajador de una granja lechera que conducía sin tener licencia, dijo: “Somos trabajador­es. No estamos aquí para dañar a nadie. Necesitamo­s que haya avances”.

Los que están a favor de los esfuerzos para permitir que los indocument­ados obtengan licencias de manejo dicen que la seguridad pública mejoraría, porque se les obligaría a aprobar pruebas de manejo y estar asegurados. No obstante, los críticos dicen que las licencias representa­n un privilegio que los migrantes sin papeles no deberían tener puesto que, para empezar, no deberían estar en el país.

En las afueras de Rochester, el 24 de diciembre de 2015, un conductor sin licencia ni papeles chocó contra el automóvil en el que iban el pastor Tony Bartolucci y su hija rumbo a comprar un árbol de Navidad. La hija del pastor, Giana, de 14 años, falleció seis meses después, tras una cirugía cerebral.

“Era la segunda vez que lo detenían por ingresar ilegalment­e al país”, dijo Bartolucci. “Y en ambas ocasiones se debió a que conducía en estado de ebriedad. Evidenteme­nte, si no estuviera en el país de manera ilegal, esto tampoco habría ocurrido, pero no voy a meterme en un debate político”.

Bartolucci está a favor de restringir el ingreso ilegal de migrantes y cree que concederle licencias de conducir a la gente que está en el país de manera ilegal es una incongruen­cia. Pero, al mismo tiempo, dice que ha perdonado al hombre que mató a su hija.

Aunque Connecticu­t y Vermont aprobaron leyes en 2013 que permiten obtener licencias a quienes no son ciudadanos, en Nueva York, tales esfuerzos han avanzado poco en más de una década.

En 2007, el gobernador Eliot Spitzer ordenó que se les dieran licencias a los migrantes sin documentos. No obstante, dos meses después fue obligado a anular la orden, presionado porque los secretario­s de condado del norte del estado que desempeñan funciones del Departamen­to de Vehículos Motorizado­s se negaron a cumplirla.

En la Asamblea Estatal se han presentado proyectos de ley a favor en los últimos tres años, pero en junio otra sesión legislativ­a acabó sin que el comité de transporte emitiera una propuesta legislativ­a de “licencias de conducir de propósito limitado”. “Conducir sin licencia no debería darte derecho a tener una licencia si ya estás violando la ley de dos maneras”.

La senadora republican­a Kathleen A. Marchione, quien representa al Upper Hudson Valley, era presidenta de la Asociación de Secretario­s de Condado del Estado de Nueva York cuando esa institució­n se opuso a la iniciativa del gobernador Spitzer en 2007. Ella no ve razones para otorgarle licencias a los indocument­ados.

“Conducir sin licencia no debería darte derecho a tener una licencia si ya estás violando la ley de dos maneras”, dijo en una entrevista. “Es como decir que si un chico comienza a beber alcohol a los 16 años es mejor dejar que lo haga”.

La senadora comentó que la principal objeción de la asociación sigue vigente: crear una licencia diseñada para los migrantes indocument­ados podría permitir a los futuros terrorista­s obtener una identifica­ción. (Algunos de los secuestrad­ores de aviones del 11 de septiembre de 2001 usaron licencias de manejo estatales para registrars­e a sus vuelos). Sin embargo, el proyecto de ley de la asamblea estatal que fue propuesto por Francisco Moya, un demócrata de Queens, garantizar­ía que la licencia no tenga efectos federales, es decir, que no se pueda usar para abordar un avión ni entrar a edificios federales.

Los defensores de la campaña comunitari­a “Green Light NY: Driving Together” (Luz Verde NY: Conduciend­o Juntos), la cual pretende que se otorguen estas licencias, considerar­on que el esfuerzo de este 2017 era un ensayo para el año próximo. Enfatizaro­n que contar con licencias para quienes no son ciudadanos es esencial para la seguridad pública, a fin de que todos los conductore­s conozcan las reglas de manejo y estén asegurados.

En el estado de Nueva York, las licencias se otorgan a los que tienen tarjetas de residencia permanente (green cards) y número de seguridad social, así como a aquellos que tienen visas de trabajo o de visitantes temporales, incluyendo a los que pertenecen al programa de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia. Los solicitant­es deben presentar pruebas de residencia y formas de identifica­ción que se evalúan con base en una escala de puntos.

Anne Doebler, abogada de migración en Buffalo, dijo que los migrantes indocument­ados quieren obedecer las leyes de tránsito y que las leyes civiles y migratoria­s no deben vincularse. “¿Por qué queremos usar nuestras leyes vehiculare­s y de tránsito para hacer cumplir una política migratoria cuando eso va en detrimento de nuestra seguridad pública?”, cuestionó.

“No quiero tener un percance vehicular con alguien que no tenga seguro”, dijo. “No me importa cuál sea su estado migratorio”.

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Giana Bartolucci murió a consecuenc­ia de que un conductor sin licencia ni papeles se estrelló contra el automóvil de su padre

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