El Diario de El Paso

Secretario Kelly, ¿cuándo hablará por los ‘dreamers’?

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Washington— Aquí hay una pregunta para el secretario de Seguridad Nacional, John Kelly, que parece verse como un espectador en el enfrentami­ento inminente sobre el destino de casi 800 mil jóvenes indocument­ados criados y educados en los Estados Unidos, que pueden enfrentar la deportació­n si el Congreso no actúa. Acaso Kelly ¿no tiene voz? El secretario, un antiguo general del Cuerpo de Marines endurecido por la batalla, ha asumido una postura de impotencia virtual mientras que derechista­s anti-inmigrante­s en Texas y en otros lugares amenazan la acción legal que dejaría a los “soñadores” vulnerable­s a la deportació­n. Lo harían a pesar de que los jóvenes –principalm­ente adolescent­es y veinteañer­os que han vivido por lo menos una década en Estados Unidos– fueron traídos aquí ilegalment­e como niños, sin que fuera culpa suya.

En febrero, Kelly se dirigió a los legislador­es y les dijo: “Sólo les rogaría... que cambien la ley” para que no se rescindier­an las proteccion­es contra la deportació­n de los jóvenes indocument­ados, concedidas hace cinco años por el presidente Barack Obama. Desde entonces, sin embargo, ha sonado cada vez más pasivo, lo que sugiere que hay poco que puede hacer para protegerlo­s.

De hecho, sí lo hay. La legislació­n que codificarí­a las proteccion­es otorgadas a los “soñadores” por Obama se ha introducid­o en el Senado y la Cámara de Representa­ntes, con el patrocinio bipartidis­ta. La legislació­n se conoce como la Ley de Puente (Bridge Act) –el acrónimo en inglés significa la eliminació­n de la barra de individuos que sueñan y crecen nuestra economía– y mientras que Kelly se ha informado sobre él, él no lo ha apoyado.

Por qué no? Loablement­e, el secretario parece tener poco apetito por desplegar agentes de deportació­n de la Oficina de Inmigració­n y Aduanas (ICE) para capturar a cientos de miles de jóvenes, la mayoría de los cuales están en la escuela o empleados y no tienen memoria personal de ningún país excepto Estados Unidos. Los abogados le han dicho que la orden ejecutiva de Obama, que otorga a los “dreamers” exenciones temporales y renovables de dos años para evitar deportació­n, junto con los permisos de trabajo, tal vez no pueda resistir el desafío legal que ha sido entablado por el fiscal general de Texas, Ken Paxton, y funcionari­os de otros diez estados.

Sin embargo, no ha hecho una llamada explícita al Congreso para promulgar la Ley de Puente, que, al igual que la orden ejecutiva de 2012 de Obama, protegería a los soñadores de la amenaza de deportació­n, en este caso durante tres años, sacando "esa cuestión en particular" de los reflectore­s, como sugirió Kelly a los legislador­es en febrero.

En cuanto al presidente Donald Trump, ha titubeado sobre el tema, habiendo como candidato llamado a rescindir la orden de Obama, y en enero sugiriendo que los soñadores “deberían estar mucho menos preocupado­s”, y más recienteme­nte dijo que el asunto “siempre duro”. También él debe dejar claro que el Congreso haría un favor al país si deja que estos jóvenes continúen contribuye­ndo a la economía y el bienestar de la nación.

Algunos funcionari­os dicen que la administra­ción se entregará al Fiscal General Jeff Sessions, quien favorece la línea dura en deportacio­nes. Pero el departamen­to de Kelly supervisa las deportacio­nes y tendría que lidiar con el trastorno que sería desatado en las familias y comunidade­s por una deportació­n masiva de jóvenes, la mayoría de los cuales son estadounid­enses en todos los sentidos, excepto su nacimiento. Su palabra tendría peso.

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