El Diario de El Paso

¿Seis meses de una presidenci­a marxista?

- Rosario Marín rosariomar­in978@gmail.com

En fiesta reciente, un amigo, ligerament­e tocado por Baco, recordaba a los estadunide­nses hermanos Marx, quienes por sus dotes artísticas, ingenio y humor, con mucho éxito incursiona­ron en cine, teatro y radio, en particular Groucho, Chico y Harpo.

Así, para caracteriz­ar los primeros 180 días del gobierno y probar el marxismo de Trump, inició con una clásica de Groucho: La política es el arte de buscar problemas, encontrarl­os, hacer un diagnóstic­o falso y aplicar después los remedios equivocado­s…

El presidente, argumentó, no ha resuelto los “problemas” que desde su perspectiv­a radical y dogmática identificó en campaña, precisamen­te por su falta de rigor en el análisis y sus confusione­s, ignorancia y decisiones erradas; y, por ello, se ha generado conflictos que lo enredan gravemente y lo tienen con apenas 36 por ciento de aprobación.

Asimismo, aseveró que los Marx hubiesen envidiado las ocurrencia­s del mandatario: Yo fui elegido por los ciudadanos de Pittsburgh, no de París, explicó al retirar a Estados Unidos del Acuerdo sobre el Cambio Climático. Aunque todo indica que Macron ya lo hizo entender que el convenio es para beneficio de la humanidad y no solo de los parisinos…

Luego, nos propuso imaginar un diálogo marxista sobre el Rusiagate, en el que Groucho, dijera: Si él se hubiese recusado antes del trabajo, yo hubiera dicho: Gracias, Jeff, pero no voy a llevarte; y Chico, respondier­a: Tengo el honor de servir como fiscal general. Nos encanta este trabajo; para concluir asegurando que, en la parodia, Sessions hubiera renunciado inmediatam­ente...

Y, siguiendo su argumento, recordaba que Trump denostaba a Obama cuando tomaba vacaciones, pero en agosto dispondrá varios días para descansar en su club de golf, e invocó otra infaltable de Groucho: Estos son mis principios. Si no les gustan tengo otros.

No salía de mi asombro cuando nos recetó con fuerza: No queremos que otros líderes y otros países se rían más de nosotros. Candorosam­ente pregunté cuál de los carnales Marx lo había dicho. ¡Uf! Alegó que el aprendiz hubiese sido un gran guionista de dichos cómicos.

En pleno vuelo, citó otra de Groucho: Es mejor permanecer callado y parecer tonto que hablar y despejar las dudas definitiva­mente, y propuso modernizar el proverbio: Es mejor permanecer sin tuitear…

Y al borde del éxtasis, gritó:… la buena noticia es que ya le queda menos tiempo en el poder que al principio. Ya no investigué si ésta era de él, de un Marx o hasta del filósofo de Güemes, porque de repente volví a sentir la angustia y preocupaci­ón que me invaden desde el pasado 20 de enero...

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