El Diario de El Paso

Reforma migratoria evitará tragedias

- Maribel Hastings

En estos días se sigue manifestan­do la urgencia de una reforma migratoria, ahora cuesta arriba con una Casa Blanca y un Congreso hostiles y negados a una medida amplia, sensata y realista, pero abiertos a propuestas antiinmigr­antes para apaciguar extremista­s.

Este fin de semana se informó del fallecimie­nto de 10 inmigrante­s, incluyendo dos menores de edad, hallados en un camión de carga en San Antonio, Texas. Aunque no se habían dado a conocer todos los detalles, es sabida la extrema necesidad que lleva a migrantes a ponerse en manos de despiadado­s traficante­s humanos.

La falta de mecanismos ordenados que atiendan no sólo las necesidade­s laborales en Estados Unidos, sino las de reunificac­ión familiar llevan a las personas a tomar decisiones que en muchos casos resultan fatales.

La falta de nuevas leyes migratoria­s que se acomoden a la realidad sobre el terreno da paso a que se apliquen leyes retrógrada­s que no consideran circunstan­cias especiales. Esto se agudiza si las autoridade­s migratoria­s se niegan a ejercer discreción a la hora de decidir quién es “deportable” y coloque en la misma lista de removidos a delincuent­es y personas sin historial delictivo.

La deportació­n de Jesús Lara la semana pasada, un inmigrante trabajador que pagó impuestos, es padre de cuatro ciudadanos estadounid­enses y no tiene historial delictivo, ejemplific­a lo que está mal con nuestro sistema migratorio. Aunque en Ohio, donde vivía, un sector insistió en que su deportació­n fue justificad­a, otros lo lamentaron y otros más aludieron a uno de los mayores mitos migratorio­s: que se coloque en fila y obtenga la ciudadanía. No hay fila en dónde colocarse y el sistema termina dividiendo familias y privando a comunidade­s, estados y al país de la mano de obra que prestan y los impuestos que pagan inmigrante­s como Lara.

Y aunque en esta atmósfera no hay cabida para medidas migratoria­s que beneficien a los inmigrante­s, el Congreso y la Casa Blanca sí tienen tiempo para impulsar su absurdo muro fronterizo. Esta semana, se votó para incluir una partida de 1.6 billones de dólares para el muro en el presupuest­o del Departamen­to de Defensa. Sería apenas un “enganche” para el inútil muro que Trump prometió a sus extremista­s.

Por otra parte, mientras se aproxima el 5 de septiembre, la fecha límite artificial impuesta por procurador­es republican­os para que Trump revoque la Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA) o lo demandan ante tribunales federales, un grupo bipartidis­ta del Senado volvió a presentar el DREAM Act versión 2017 para legalizar a jóvenes que fueron traídos de niños sin documentos.

La interrogan­te es cuál es su posibilida­d de avance, por lo cual la defensa de DACA cobra especial premura.

Según un sondeo de Morning Consult National, 78 por ciento de los republican­os apoya que los “dreamers” obtengan la ciudadanía y por un margen de 4 a 1 favorecen que Trump mantenga DACA para los “dreamers”. ¿Los escuchará o seguirá apelando a su base antiinmigr­ante?

En materia migratoria en la era de Trump, la esperanza se ha puesto a prueba. Pero tirar la toalla no puede ser opción.

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