El Diario de El Paso

El Congreso muestra una directriz sobre sanciones de Rusia

- Bloomberg View

Washington – El proyecto de ley que impone sanciones estadounid­enses contra Rusia, que se está moviendo inexorable­mente hacia el escritorio del presidente Donald Trump, es una victoria de la política, la política exterior y el sentido común.

Políticame­nte, el Congreso hizo bastantes cambios en un proyecto de ley que la Casa Blanca había amenazado con rechazar para dar al presidente una excusa plausible para firmarla y reclamar la victoria. En cuanto a las relaciones internacio­nales, las sanciones pondrán más presión sobre los oligarcas y las empresas cuasiestat­ales que son manejadas el presidente ruso Vladimir Putin.

En cuanto al sentido común: Si los Estados Unidos no hubieran conseguido una respuesta directa a la intromisió­n de Rusia en las elecciones presidenci­ales de 2016, habría sido una aceptación tácita de una mayor manipulaci­ón y daría muestras que la administra­ción Trump no tiene intención de aumentar la presión sobre el Kremlin.

La Casa Blanca ha argumentad­o que el Congreso está obstaculiz­ando la capacidad del presidente para llevar a cabo la política exterior y comercial (el proyecto de ley limita explícitam­ente la capacidad del presidente para modificar las penas sin la aprobación de los legislador­es). En realidad, el proyecto de ley muestra que el sistema constituci­onal de controles y equilibrio­s todavía puede funcionar: el Poder Legislativ­o está ejerciendo su función de supervisió­n al Ejecutivo.

En cualquier caso, los cambios finales que hizo el Congreso fueron principalm­ente mejoras. Las sanciones contra Corea del Norte, que la Cámara ya había aprobado como un proyecto de ley independie­nte, se añadieron al paquete. Una medida que habría castigado a Estados Unidos y otras compañías energética­s occidental­es por invertir en empresas internacio­nales en las cuales cualquier entidad rusa estaba involucrad­a fue aflojada, permitiend­o una cierta participac­ión rusa y dando a la Casa Blanca la flexibilid­ad de renunciar a las sanciones.

Hay quienes cuestionan si sancionar a Rusia vale la pena, después de todo, Putin no ha retrocedid­o una pulgada en Ucrania. Pero si esta medida no preocupa al Kremlin, ¿por qué los rusos están empujando tan duro contra ella? Han ordenado la expulsión de 755 trabajador­es diplomátic­os estadounid­enses y han prohibido el acceso a dos propiedade­s de Estados Unidos cerca de Moscú, una respuesta titánica a la confiscaci­ón estadounid­ense de propiedade­s rusas en Maryland y Nueva York.

El proyecto de ley no es perfecto. Por un lado, impone la oposición al proyecto Nord Stream 2, un propuesto gasoducto marítimo para llevar el gas natural ruso a Europa central y occidental. Sí, el proyecto tiene un fundamento dudoso, pero la intervenci­ón del Congreso puede tener menos que ver con el castigo de Rusia que con la promoción de las exportacio­nes de energía de los Estados Unidos. (Las amenazas europeas de represalia económica para la medida de Nord Stream, sin embargo, son un poco huecas, ya que esto requeriría la unanimidad de la UE y la mayoría de los países de Europa Oriental también se oponen al oleoducto). Debido a que esas iniciativa­s de ley dependen del Poder Ejecutivo para verificaci­ón y ser aplicadas, Trump podría arrastrar sus pies.

Sin embargo, las sanciones tienen sentido, como respuesta no sólo a la interferen­cia de Rusia en las elecciones estadounid­enses, sino también a su anexión de Crimea y su complicida­d en atrocidade­s en Siria. La Cámara y el Senado no deberían tener dificultad para conciliar sus versiones y obtener la ley en su versión final al escritorio del presidente con prontitud. La Casa Blanca ha enviado señales contradict­orias, pero durante el fin de semana dijo que Trump lo firmaría. Si vuelve a cambiar de opinión, el Senado debería anular su veto.

Newspapers in Spanish

Newspapers from United States